Mientras no había pedidos en el Café del Gato, Shampoo se divertía haciendo acrobacias o simplemente equilibrando su bicicleta sobre barandas o cualquier otro sitio de poco grosor. Dentro de la posada Arisaka estaba Ranma simplemente haciendo el mantenimiento de la puerta junto con Takeshi Nakamura, él mantenía una tensa relación con el de la trenza a pesar de que en la mayoría de ocasiones el Saotome y el muchacho fornido se llevan bien.
—Nihao Ranma — saludó la amazona —creo que llegué en un mal momento.
—Nihao, Shampoo — le respondió el saludo el de la trenza —espera, ya casi terminamos.
—¿Por qué no vas con tu novia, Saotome? el resto es pan comido — Takeshi se bajó de la escalera —no la hagas esperar.
Ranma ladeó su cabeza a la izquierda, a pesar de que seguía con la idea de que los Tendo y los inquilinos de esa casa se irían a Alaska y como condición debían llevarlo a él, a Ryoga y a Shampoo accedió a irse con la amazona a dónde sea que vayan a ir.
—De acuerdo... espera un momento Takeshi... no somos novios — Ranma hizo una pausa —aún.
—Pero como se llevan tan bien. Aprovecha que ella es hermosa porque si no te la quitaré.
Shampoo se rio aunque obviamente se sonrojó por ello, a ella no le parecía feo Takeshi sin embargo su corazón pertenecía a Ranma pues ambos compartían cosas en común, habiéndose olvidado del incidente el trenzudo la tomó de gancho provocándole un sonrojo aún más grande de lo que se esperaría. Cuando caminaban por el restaurante de Ukyo este estaba cerrado y ambos jóvenes se miraron mutuamente, con las gélidas ráfagas invernales de diciembre apurándoles a que se abriguen procedieron a abrir la puerta corredera del negocio.
Al momento de abrir los dos encontraron una cosa: oscuridad y nada más.
Ukyo no destacaba por su presencia mas su ausencia se hace notoria por lo general, Ranma encendió la luz y el telón de la misteriosa desaparición de la chef maestra de okonomiyaki había sido levantado. Entre los más profundos recovecos del restaurante intentaron sin ningún éxito hallar a su amiga mas sí que pudieron encontrar una foto de ella y Shinobu, cuando Shampoo observó detalladamente y en el lugar que estaban que no era otro que la el muelle cerca a la cuyo espacio en esas frías fechas estaba desolado salvo por unos visitantes más atrevidos que buscan emociones fuertes.
—Debo decir — Ranma dijo —que ambas se ven bien juntas...
—No me esperaría esos gustos de Ukyo — murmuró Shampoo con calma —aunque bueno, literalmente eres un chico y una chica en un sólo cuerpo.
—Pues sí — el muchacho se encogió de hombros —qué raro, hace días que intento hablar con Shinobu y no me responde al celular.
Shampoo se paseó por todo el lugar observando el sitio vacío, ¿habrán desaparecido o se habrán ido de vacaciones las dos juntas? su relación que comenzó con Ukyo buscando respuestas acerca de lo sucedido con Ranma y Shinobu dándoselas había evolucionado y quién sabe a qué punto están.
—Tampoco Ukyo tiene su local abierto — dijo ella.
—Esto huele mal — murmuró el chico en voz baja —vamos a buscarlas — propuso.
—Sí, Ranma — respondió la amazona.
La cita que ellos dos tenían ese día se convirtió rápidamente en una búsqueda incansable para hallar el paradero de esas dos chicas, mientras se preocupaban Ranma y Shampoo las horas pasaban y sin encontrar un sólo rastro de las chicas. Ya casi era mediodía y aún no habían tenido su cita aunque más parecía que esa búsqueda se convirtió en un pasatiempo para ambos.
(...)
Ukyo y Shinobu se encontraban en la bahía de Tokio paseando en un yate propiedad de la familia Arisaka, básicamente la albina que no era muy amiga de demostrar sus sentimientos en público invitó a la Kuonji a pasar tiempo de calidad juntas en ese barco, era un día soleado en pleno invierno y las dos jóvenes seguían en silencio básicamente estaban teniendo una cita.
—Seee, nada mejor que pasar el invierno navegando la bahía de Tokio — dijo Shinobu bebiendo una copa de vino.
—La verdad no entiendo — Ukyo miró con curiosidad —me agrada estar contigo.
—Yo tengo una idea — la albina se puso de pie en la cubierta del barco —verás que soy muy amante de la novela negra y la policíaca ¿qué tal si hacemos que Ranma y Shampoo sigan juntos unas pistas hasta encontrarnos?
—A veces tienes unas ideas demasiado locas — la menor acomodó su cabello —¿y cómo lo harás?
Shinobu bebió un sorbo de vino y miró a su compañera.
—Elemental mi querida Ukyo — la albina se puso de pie —hace unos días empecé a ver a Genma Saotome trabajando en el muelle.
—¿El papá de Ranma?
—Síp
—¿Trabajando?
—Síp
—¿Aquí en el muelle?
—Ay no seas payasa — le dijo la de cabello blanco ya harta.
—Es que no lo puedo creer — Ukyo quedó atónita —¿qué le hizo cambiar? digo, él normalmente había sido un mantenido de la familia Tendo y esto de salir de su zona de confort es...
—¿Inesperado? — Shinobu la abrazó por la espalda.
—Sí y no hagas eso — la menor se sonrojó.
Shinobu caminó alrededor de Ukyo sumida en reflexiones, que Kasumi haya dicho que hacen una bonita pareja no era cualquier cosa. Desde que se conocieron Shinobu y Kasumi en el pasado, varios días después de que Ranma haya entrado en el hospital por su accidente vio algo en su mirada que le llamó poderosamente la atención y era sus gestos los que, a primera vista, no se distinguían bien.
Durante un rato más en la bahía, Shinobu condujo el yate de vuelta a los muelles, luego acompañada de Ukyo se subió a su auto negro para ir a las afueras de la ciudad en donde había un elegante restaurante, uno cuyos precios sólo podía permitirse la albina, antes de salir del malecón el que empezaba a estar cubierto de una fina capa de nieve por el invierno miró al encargado del lugar. A él le entregó un sobre, dentro había una foto con un acertijo básicamente indescifrable en la parte trasera allí estaban las iniciales de dos de las tres hermanas Tendo y el nombre de uno de los inmigrantes chinos.
—Si ve a unos jóvenes que responden al nombre de Ranma Saotome y Shampoo entrégueles eso — Shinobu aceleró el auto volviendo a la carretera.
En sus adentros sabía a la perfección que estaba haciéndolo todo por Ranma por una simple razón, una razón que le causaba insomnio ya que le tuvo que mentir para poder hacer que estuviera más tranquilo. Tarde que temprano debía asumir la realidad, una que no tardará en ser descubierta por él.
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Recuerdos de Nada
Hayran KurguTras sufrir un grave accidente de tráfico, Ranma despierta en un hospital sin saber más que su nombre, no recordaba a nadie ni nada antes del accidente. Durante ese tiempo los que lo conocían no se enteraron de su estado de salud sino hasta un año y...