6- Me estoy volviendo levemente loca

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Ranma alucinaba con un campo de narcisos amarillos mientras estaba escuchando los continuos reclamos de Akane preocupada por él cuando la única opción para entender aquel vecindario tan peculiar se había marchado sin mirar atrás, se cruzó de brazos estresado por la situación tan abrumadora que se le venía encima y viéndose acorralado dejó hablar a la chica mientras era observado por Nabiki con aquella fría mirada que congelaría a cualquiera.

—Corres peligro con Shampoo — exclamó Akane tratándole de hacerle creer que tiene que alejarse de la amazona.

—¿Y por qué debería alejarme? ¿viste la cicatriz que tenía? ella se arriesgó — respondió el muchacho —no me importa lo que tengan que decir, todos fueron muy maleducados con Shampoo.

El chico se colocó de pie para marcharse cuando antes de llegar al pasillo, Akane lo sujetó de la trenza para que no se marchara. Dentro de su mente consideraba a Shampoo como una buena persona y que se tomen la molestia de demeritar su arduo trabajo como su tutora en medio de su amnesia no era algo que toleraría fácilmente el artista marcial. Vio de soslayo a la muchacha de cabello corto y negro, la sujetó de su muñeca y la encaró con una visible molestia en su expresión, sólo había rabia a tal punto que la ira que se contenía dentro de él estaba a punto de estallar como una bomba de tiempo a la que el reloj la había maldecido con poco tiempo de existencia. 

—Suéltame — espetó él —he dicho que me sueltes.

—Ranma ¿piensas ir tras ella? — preguntó Genma esta vez como humano —Akane es tu prometida.

—Les digo que no los conozco — Ranma se dio la vuelta para mirar a su padre —fueron muy groseros con ella. Se merece una disculpa.

Ranma se alejó caminando, Kasumi observó con una misteriosa mirada gélida a todos en la sala a excepción de Nabiki que estaba de brazos cruzados. Las dos hermanas mayores dejaron el lugar en un silencio sepulcral tras haber salido de allí, mientras tanto, Ranma corría tras Shampoo y una vez la alcanzó, la hizo girar sobre su eje para poder verla al rostro.

De aquellos grandes ojos carmesí que tenía la amazona brotaban lágrimas de dolor, su desconfianza era obvia ya que la Shampoo del pasado haría lo que fuera para tener a Ranma sólo para sí, pero esta ya no estaba y sólo quería ayudarlo a adaptarse a Nerima y sus peculiares personas. Al muchacho se le partió el alma al verla en esas condiciones, se acercó y la abrazó con calidez y a la amazona la tomó por sorpresa, una sorpresa que ayudaría a sobrellevar esa sensación de culpa.

—Lo siento — musitó Shampoo —ellos tienen razón en algo.

—No me importa quien hayas sido — respondió Ranma —gracias a ti conocí este lugar tan extraño pero divertido.

Ambos se separaron y caminaron sin decirse una palabra de vuelta al hostal, en la entrada estaba Shinobu cuidando del perro que le había ladrado a Shampoo el día anterior, ahora él la reconocía y se lanzó a lamerle la cara, la albina simplemente se rio y ayudó a la amazona a levantarse, Ranma se sentó en su puesto de trabajo mientras la señorita Arisaka observaba a su contraria completamente decaída, como si un familiar se le hubiera muerto o como si simplemente no se sintiera cómoda.

—Shampoo — llamó la albina —¿te sientes bien?

—No — respondió la peli azul —ya siento que no vale la pena explicar que no tuve nada que ver con el accidente de Ranma, es más en esas fechas estaba en China. Pregúntale a mi bisabuela si es verdad — añadió con desespero casi al borde de las lágrimas.

—Estás ofuscada, querida — Shinobu la tranquilizó —te creo. Tranquila, sé que no es fácil. Sólo debes meterles una patada y san se acabó.

Recuerdos de NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora