III

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¿Hablamos de Isagi Yoichi?

Hablemos de Isagi Yoichi.

Hombre de buena familia, veintiún años, soltero, ávido lector y dibujante, experto en danza contemporánea y deportes de la época.

Un día antes del cumpleaños de Itoshi Rin.

Cabeceaba sentado en la mecedora de madera que producía un chirrido cada que a Isagi se le caía la cabeza hacia adelante.
La baba comenzaba a salírsele por la comisura izquierda y, en el sueño, veía a un monstruo frente a él, el monstruo, curioso, no dejaba de parpadear y hacer muecas, como tratando de entender porqué se le salía baba. Entonces sintió un golpe en la frente lo suficientemente fuerte como para despertarse y el monstruo en su sueño rió. En la vida real también.

Bachira estaba parado frente a él, riendo porque le acababa de despertar y su cara era un poema.

— Mírate, ¡babeas y roncas al dormir!

Isagi le sacó la lengua.

— ¿Hemos dormido muchas veces juntos y apenas lo notas?

Bachira hizo un puchero.

— Es que normalmente te despiertas antes que yo, así que no puedo mirarte mientras duermes.

— Perezoso. ¿Qué te trae por aquí?

Meguru se encogió de hombros y comenzó a caminar de un lado a otro, señal de que le iba a pedir un favor.

— Ya, ¿qué es? — Preguntó Isagi.

Bachira se volvió con entusiasmo y saltó sobre él, colgándose de su cuello. Isagi por su parte, acostumbrado a los saltos de su amigo, extendió sus brazos, cargándolo con gusto.

— Mi prima tiene un compromiso que cumplir mañana por la noche, la van a casar o algo así, y mañana nosotros tenemos un compromiso.

— ¿Y?

— Nosotros — volvió a decir Bachira. — las chicas, tú y yo.

— ¿Yo? No tengo planes.

Bachira le sacó la lengua y con su dedo índice le pegó en la frente.

— Eres el único al que le puedo confiar esto, ¿sabes? Mi prima es una de las bailarinas principales y tú te sabes sus pasos porque nos has visto ensayar, solo ven con nosotros. Por favor.

En realidad Isagi no se iba a negar, simplemente le estaba haciendo las cosas más difíciles a su amigo por diversión.

— Dile a Chigiri.

— No quiero.

— No lo sé... ¿me tendré que vestir?

— Con kimono y todo.

— ¿Maquillaje?

— Por supuesto, iremos con peluca. La gente no ve bien a los hombres bailarines aún.

Isagi asintió.

— Bien, alístate. Ya he hablado con tus padres y están de acuerdo, nos vamos ahora mismo para llegar a Yokohama a tiempo.

Bachira bajó de un salto y dió palmaditas en el aire, feliz.

— ¿Yo... kohama? Pero...

— ¡Isagi! Tus maletas están listas, cariño. Anda, no retrases a tu amigo.

Su madre salió con unas pequeñas maletas en cada mano, se le veía animada como siempre y no le dio tiempo a su hijo de objetar. Bachira tomó las maletas y salió corriendo a la entrada de la casa, donde un carro los esperaba.

Isagi comenzaba a preguntarse si había tomado la decisión correcta.

El hijo del emperador y yo [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora