Dormir nunca fue una opción.
Rin estaba mirando al techo. Ya había probado de todo. Contó ovejas, se puso a sumar de siete en siete, se giró sobre su sitio, de un lado a otro, pero por más que intentó, no durmió, de cualquier modo no faltaba mucho para el amanecer.
En algún punto de lo que quedaba de la noche, sintió el cuerpo contrario pegarse a él y, aunque intentó desviar la mirada, terminó por caer ante la tentación, observando el rostro de Isagi.
Tenía una peca cerca de la nariz, las pestañas más largas y negras de lo que dejaba ver, sus mejillas parecían inflarse en un divertido puchero, seguramente soñando algo y Rin se sintió curioso.
Un leve murmuro que salió de la boca del mayor hizo que Rin volviera a su posición tiesa inicial, miró al techo, se rascó la barbilla, se puso la mano sobre los ojos y se tensó cuando Isagi pasó su pierna sobre las de él seguido de sus brazos abrazando el brazo libre de Rin cual peluche.
Quería decir algo, pero la voz en su cerebro lo regañó porque despertaría a Isagi y para ser sinceros, no estaba para nada incómodo. Su corazón latía rápido, sentía que si Isagi se acercaba más, podría despertarse debido a los latidos de su corazón.
Trabajó en su respiración por un corto tiempo, hasta estabilizar sus latidos y pudo voltear a ver a Isagi de nuevo.
«Es lindo» se dijo.
Y sonrió.
Poco a poco fue cerrando los ojos, sintiendo la respiración de Isagi chocando en su cuello. Se deslizó de a poco hasta sacar su brazo del agarre del mayor y con demasiado cuidado, lo pasó por debajo de su cabeza, asegurándose de que Isagi estuviese cómodo.
Solo así pudo conciliar el sueño.
Ya a la mañana siguiente se reprendería por las libertades y pensamientos que estaba teniendo, de momento, se permitiría dormir al lado del de ojos azules.
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Un golpe...
Dos golpes...
El ruido que hacía el puño de algún sirviente contra su puerta se estaba volviendo fastidioso porque él quería seguir durmiendo, quería seguir así de cómodo como estaba, sintiendo el peculiar olor que despedía la ropa de Isagi, quería acurrucarse más y fundirse con el mayor.
Pero de solo querer no se vive.
Abrió los ojos con tremenda pesadez, pensando que si no lo hacía, seguramente irían a buscar las llaves de repuesto y al entrar se toparían con él abrazando a Isagi. Se desperezó estirando sus brazos, moviendo el cuello de lado a lado y, lentamente, como si no quisiera, comenzó a mover a Isagi para que despertase.
— Joven maestro, ¿se encuentra bien?
— ¡Si! Dije que nadie me molestara —bramó.
Entonces volvió su mirada al mayor, que se había removido debido a su grito.
— Torpe, despierta. —Dijo con más dulzura de la que debería. — Oye tu, ¡despierta!
Isagi se levantó de golpe, dándole un manotazo instintivo a Rin.
— ¡Déjame dormir!
Rin se echó hacia atrás, Isagi también.
Ambos, sorprendidos.— Lo siento —se disculpó el mayor enseguida. — si me despiertan de golpe me asusto.
Rin suspiró.
¿Es que Isagi era así? ¿Salvaje?
— Como sea, vístete, te acompañaré a la salida.
— Puedo ir solo.
Rin no sabía qué le disgustaba más de Isagi, si su estatura más baja que la de él, su forma de parecer indefenso pero en segundos ser alguien que te tutea sin respeto, o que es un salvaje al despertar.
No lo sabía, pero estaba dispuesto a descubrirlo.
— No seas tonto, te dejaran salir sin hacerte preguntas si vas conmigo. Si vas solo, posiblemente mi padre te haga platica.
Isagi asintió, aparentemente comprendiendo lo que el menor decía. Rin se puso de pie, dándole la espalda a Isagi y se permitió sonreír de lado.
Auxilio, vi esta foto y me dio mucha ternura 😭❤️