La mano de Rin hacía presión sobre Isagi, obligándolo a arquear la espalda y levantar más el culo, como si de un gato se tratara. Esa posición les permitía a ambos sentir más, Rin llegaba más profundo, sintiéndose extasiado con la suavidad y lo caliente que estaba el interior de Isagi.
Era tan jodidamente bonito, incluso de espaldas, en cuatro, de lado o montado sobre Rin. Ninguno de los dos podía dar marcha atrás después de eso.
La puerta sonó, alguien estaba llamando con golpes suaves y constantes, ambos miraron en esa dirección y se detuvieron por un momento hasta que Rin reanudó sus movimientos de cadera y continuó embistiendo a Isagi, que ahogó un jadeo contra la almohada, seguido de otro y otro más, estaba claro que Rin no se iba a detener aunque el mismísimo emperador estuviera detrás de la puerta.
El sudor comenzaba a mezclarse con sus fluidos, el chapoteo de sus cuerpos, chocando frenéticamente comenzaba cada vez a escucharse más fuerte, resonando por toda la habitación.
— Rin... —murmuró Isagi con voz débil. — oh, ¡santo cielo!
Puso los ojos en blanco, se mordió los labios e intentó alcanzar una de las manos de Rin. — quiero verte, —pidió Isagi. — déjame ver tu cara.
Rin dejó de moverse solo para obedecer la petición de Isagi. Le ayudó a darse la vuelta y lo atrajo hacia él.
— Móntame. — ordenó con voz firme.
Isagi tragó en seco y asintió, colocándose con cuidado sobre Rin.
— ¿Puedes ponerlo?
El mayor asintió, tomó el miembro de Rin y lo colocó en su entrada con suavidad, la punta se deslizó sin problema, luego Rin impulsó la cadera hacia arriba, tomando desprevenido a Isagi, que se dejó caer hacia adelante cuando el pene de Rin entró por completo y sintió cómo se iba haciendo más grande en su interior.
— Mierda. — Masculló el menor. — te sientes tan bien.
Comenzó a moverse lentamente, dándole confianza a Isagi hasta que se sintió cómodo y comenzó a moverse por él mismo al punto de encontrarse brincando sobre Rin.
Isagi termino primero, corriéndose sobre el abdomen de su amante, que lo miraba con lujuria mientras afianzaba las embestidas y terminaba segundos después de él.
La mirada tan penetrante de Rin se sintió hipnótica, Isagi se vió atraído hacia los labios del menor y tomó la iniciativa de besarlo primero. Sus labios eran carnosos, su lengua lasciva se deslizaba en su interior, provocándole espasmos en todo el cuerpo.
Rin aun seguía dentro de Isagi, aprovechó la posición para rodearle la cintura, abrazándolo mientras se besaban.
— Te odio. — susurró Rin.
Isagi se rió fuerte.
— Vaya pues... ¿gracias?
Rin negó, sonriendo de lado.
— De verdad, te odio. ¿Quieres salir conmigo?
Isagi se deslizó lentamente y se recostó a un lado, apoyando su cabeza sobre su mano, mirando a Rin.
— ¿Debería? ¿Después de escuchar que me odia, su alteza?
— Si no lo haces te odiaré más.
— Definitivamente no quiero que me odie más.
— ¿Entonces?
— ¡Si! Claro.
Se inclinó hacia adelante, atrapando la cara de Rin entre sus manos mientras lo llenaba de besos.
Rin volvió a abrazar a Isagi, dejándose hacer a la vez que acariciaba la espalda del mayor.— Si no te detienes te odiaré más.
Isagi se separo, alzando una ceja.
— ¿Es una amenaza?— Sip.
Isagi volvió a besar a Rin por toda la cara, comenzando por la nariz, los párpados, las mejillas y demás hasta que la puerta volvió a sonar.
— ¿Joven heredero, puedo pasar?
— No. —Rin bufó. — ¿qué pasa?
— Oh, señor, el emperador solicita su presencia en la estancia lo antes posible.
— ¿De qué se trata?
Isagi dejó un beso en los labios de Rin.
— Le presentará a la señorita Zhejiang.
Los besos pararon.
Rin rodó los ojos.
— No tengo interés en...
— Sal mientras estoy siendo amable, Itoshi Rin.
— Ve... — susurró Isagi, dejando una caricia en la mejilla de Rin. — esperaré.
Rin bufó y decidió hacer caso a las palabras de Isagi, podría ir y portarse como un idiota y regresaría a su habitación, donde estaría Isagi esperando por él.
— No tardo.
Se levantó y comenzó a vestirse y cuando terminó, le dio un beso a Isagi antes de salir de la habitación.
Solo será un momento. Se dijo.