XXIV

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— Aléjate de Isagi.

La risa de Kaiser resonó por todo el lugar, se llevó las manos al estómago, fingiendo que le dolía por tanto reír y de un momento a otro, se puso serio.

— ¿Quieres que deje a Isagi? ¿Por qué debería?

— No eres bueno para él.

Kaiser alzó la ceja, comprendiendo de qué iba todo el teatrito de Rin.

— ¿Te gusta? — Preguntó. — porque a mí me encanta y no pienso apartarme para cederle el lugar a alguien casado, ¿vas a convertirlo en tu amante?

El tono desafiante en las palabras de Kaiser hizo mella en Rin, que se encolerizaba cada que el rubio abría la boca para decir algo.

— No te atrevas a joderle la vida, Kaiser. — inquirio Rin, comenzó a quitarse el cinturón que sujetaba la katana y la dejó caer al suelo. — sé la clase de persona que eres.

Kaiser asintió, pensativo.
— ¿Y qué clase de persona soy, Rin? Dime, porque tal vez no me he enterado. ¿Qué pasó entre Isagi y tú? ¿Por qué de la noche a la mañana te casas y cuando regresas no dejas de espiar al chico? ¿Por qué te odia tanto? — mintió en eso último pero supuso que necesitaba un empujón para provocar a Rin y hacerle dar el primer golpe cosa que funcionó, porque Rin no aguantó más y se dejó ir de lleno contra Kaiser, permitiendo que la furia se apoderara de él, atinó el primer puñetazo, luego el segundo fue esquivado y el rubio le respondió con otro golpe certero.
Estaban moviéndose al rededor del largo pasillo del palacio, entre la obscuridad y el frío abrazador que les acechaba, la sangre comenzaba a ser protagonista en ambos rostros, uno más hinchado que el otro.

Kaiser dio otro puñetazo, impactando el pómulo de Rin, el contrario retrocedió un paso solamente para tomar impulso y lanzarle una patada a Kaiser, que esquivó sin mayor dificultad, el rubio se acercó a Rin, hizo un amague con la mano derecha y aprovechó para dirigir la zurda justo al costado de Rin, descolocándolo unos segundos los cuales bastaron para que el mayor tomara la delantera, enredó su pierna derecha con la de Rin, haciéndolo caer de bruces contra el suelo, luego tomó la katana y la desenvainó, por su cabeza pasaron muchos pensamientos, podría cortarle el cuello, apuñalarlo con su propia espada y dejarlo sangrar en medio de la noche, irse a dormir y hacer como que nada pasó, pero no podía hacer algo tan arriesgado porque seguramente alguien ya los había visto, así que simplemente clavó la espalda en el suelo de madera, muy cerca de la cara de Rin. El metal hizo un ruido ensordecedor cuando la espada de uno de los sirvientes tocó la suya, que ya estaba en el suelo.
Kaiser rió. — Un segundo más y tu señor estaría muerto. ¿Qué clase de seguridad tienen ustedes, eh?

Alzó las manos en señal de rendición, miró a Rin, quien también los observaba mientras se ponía de pie, la ira en los ojos de Rin decía que eso aún no terminaba.

Y claro que no había terminado. Las cosas apenas estaban comenzando.

— ¿Qué mierda pasa aquí? — Sae llegó después, adormilado y restregándose los ojos con la bata a medio poner. — Mierda, Kaiser, ¿qué pasó?

Kaiser suspiró y apuntó a Rin.

— Pregúntale a Rin. Él comenzó la pelea, yo solo me defendí.

Sae miró a Rin.

— Me largo. — fue lo único que dijo Rin. Dio media vuelta y emprendió la marcha a su habitación, encontrándose con su esposa a medio camino, caminó en el cual alcanzaron a escuchar las palabras de Kaiser.

— ¡Me ha pedido que me aleje de Isagi porque está enamorado de él! — Y se rió. — ¿no es eso estupido? — miró a Sae, — como sea, iré a darme una ducha.

Sae suspiró, ¿de nuevo Isagi? ¿Después de todo lo que hizo para alejar a su hermano de ese niño, de nuevo se interponía en sus pensamientos?

— Kaiser... — lo llamó.

— No lo iba a matar hombre.

— No es eso, idiota. ¿Estás viendo a Isagi?

Kaiser lo miró sonriente y asintió.
— No me digas que me aleje de él porque no lo haré.

Sae negó.
— ¿Por mí? Llévatelo a Alemania.

Algo sin duda había pasado entre esos hermanos e Isagi, algo que Sae no le había contado ni mucho menos Rin.

Kaiser ladeó la cabeza. — ¿Qué tiene la familia Itoshi con Isagi?

Sae bostezó o fingió bostezar y agitó la mano en dirección a los dormitorios.
— Tal vez te cuente. — le guiñó un ojo a su amigo.

— Si, tal vez lo hagas.

No eran mejores amigos, eran conocidos que se hicieron amigos por un bien común y que al final resultaron llevarse jodidamente bien, así que Kaiser no entendía por qué Sae no le había dicho nada aún, aunque no planeaba interrogarlo, simplemente esperaría el día en que Sae le dijera todo, con lujo de detalles.

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Estoy pensando en un nuevo fic porque soy una atascada y las ideas vienen a mi como cascada jajaj, y creo que quedaría con el Ryusae, ¿ustedes qué opinan? ¿Leerían un Ryusae? 👀

El hijo del emperador y yo [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora