Capítulo 1

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Disney es el parque de diversiones más famoso a nivel mundial, miles y miles de personas ingresaban a dicho sitio con las expectativas altas y no era para menos al ver los innumerables juegos y otros entretenimientos que ofrecía aquel mundo de ensueños en donde todos disfrutaban por igual, no importa si eres un adulto o un niño, la felicidad de estar ahí era igual para todos.

—Jennie no te apartes de mí, ¿si corazón?—habló su mamá.

—Bueno mami.

Respondió una pequeña omega de tan solo once años de edad con la sonrisa dibuja en su infantil rostro, estar ahí era lo mejor que le ha ocurrido en su corta existencia, quería saltar, brincar y correr por todos lados, pero su mamá no le soltaba la mano ni un segundo y ni se diga la vista de halcón de su papi, la podía ver a kilómetros.

—Un helado para mi princesa—el hombre le extendió el manjar a la chiquilla—, y otro para mi esposa, está haciendo mucho calor.

—¡Gracias papi!—era su helado favorito.

—Gracias, ¿seguro que no deseas sentarte un momento?—cuestionó la mujer con un tono preocupado al saber lo cansado que estaba por dirigir el hospital.

—No te preocupes, ya habrá tiempo para descansar—le sonrió—. Mejor vamos o no alcanzaremos a probar ni la mitad de las atracciones.

Así la familia Kim se propuso a disfrutar de toda la diversión que Disney les podía brindar. Subieron a montones de juegos mecánicos, entraron a los edificios de las caricaturas más famosas de la franquicia. Así transcurrieron las horas hasta que el cielo se tornó de un maravilloso color anaranjado y ese fue el instante en que acordaron tomarse un respiro antes de seguir un poquito más antes de marcharse a su hogar.

—Voy atender una llamada, espérenme aquí—el alfa se apartó un poco y fue hablar a un lugar más silencioso.

Jennie por el rabillo del ojo observó como alguien vestido de Mickey Mouse regalaba globos a las personas que se acercaban, en especial a los niños. Regresó a ver a su mamá, pero ella también estuvo ocupada atendiendo su teléfono y no quería molestarla porque sabe muy bien lo importante que es, así que en su mentecita se le ocurrió la idea de ir corriendo a obtener ese globo rosa y volver de inmediato, nadie se daría cuenta.

Echó un último vistazo a sus progenitores y seguían metidos en su mundo, con sigilo se escabulló entre el mar de gente, pero ya no encontraba ese Mickey Mouse y supuso que tal vez se encontraba más adelante y siguió avanzando, más no lo halló y cuando se resignó a regresar ya no sabía en dónde se encontraba.

Miró para todos lados, pero no era capaz de ver al ser todos altos y las lágrimas no tardaron en asomarse en sus ojos, se había perdido.

Yo solo quería el globo rosa. Mami, papi, ¿dónde están? Tengo miedo.

—¿Por qué lloras?

Alzó la vista al escuchar una voz infantil hablarle. Era una niña muy bonita que traía puesto una camiseta sin mangas y un short, pero lo que más le llamó la atención fue como al tan solo verla a los ojos y escucharla se sintió en calma.

—Y-yo me perdí, yo quería un globito rosa—recordó el motivo de su desgracia.

—¡Espérame aquí!

De pronto esa niña salió veloz, ¿por qué quería que la espere? Jennie no sabía el motivo y el sentimiento de miedo otra vez la invadió, la tranquilidad se había esfumado, vio un árbol y fue corriendo a él, la naturaleza siempre le había gustado y pensó que estar rodeada de ella le transmitiría serenidad, pero fue inútil. Se puso en cuclillas y nuevamente sus lágrimas viajaron libres por su rostro.

—¿Por qué te fuiste? Te dije que me esperes.

Levantó la mirada y ahí estaba esa peculiar niña con algunas gotas de sudor recorriendo su frente, pero no significó nada al ver como extendió su mano con un globo rosa.

—A mí no me gusta el rosa—le sonrió—. Así que ya no llores, te lo regalo. Vamos a buscar a tus papis.

Tomó el obsequio muy feliz y se secó las lágrimas con la manga de su blusa.

—Gracias—dijo con timidez y felicidad.

—De nad...—la olfateo—, hueles muy rico como los cítricos y algo más... ¡me encanta!—se acercó más al cuello.

—Haces cosquillas—rio ante la juguetona nariz que le provocaba cosquillas—. Tu hueles a bosque... a pino con tierra, a mí me gusta mucho—habló bajito—. ¿Cómo te llamas?

—Lalisa, ¿y tú?

—Jennie...

—Tienes un nombre muy bonito, bueno vamos a buscar a tus papis—la sujetó de la mano.

La pequeña omega asintió con la cabeza y fueron a buscar a sus progenitores con las manos juntas. De vez en cuando la niña de nombre Lalisa realizaba gestos graciosos con la intención de hacerla reír y lo mejor de todo es que sí funcionaba.

—¡Jennie!—oyó un grito, era su madre—. ¡Gracias a Dios estás bien!

—¡¿Por qué te fuiste?!—el alfa fue abrazarla y la examinó en el proceso.

—Y-yo solo quería un globito... lo siento—se disculpó con lágrimas en los ojos.

—Ya no importa corazón, estás bien—la mujer besó su cabeza—. ¿Y tu amiguita quién es, cariño?

—Me llamo Lalisa—le extendió la mano—. Mi papi dice que como soy alfa debo ayudar a los demás—se golpeó el pecho con orgullo—, y Jennie parecía necesitar ayuda.

Los mayores se vieron entre sí con una sonrisa, la pequeña no era para nada tímida como su hija, al contrario parecía ser una alfa muy extrovertida porque aun con su pequeño porte jamás aparto su mirada, se veían a los ojos fijamente.

—Muchas gracias Lalisa, tu papi tiene mucha razón, eres una alfa muy buena—halagó el hombre.

—Bueno ya me voy, nos vemos—se despidió de los mayores—. Cuídate Jennie—le dio un beso en la mejilla y se fue corriendo.

Cuídate Lalisa...

Sus lobos eran aun cachorros como para reconocerse, pero las estrellas lo sabían, ellas estaban diseñadas para estar juntas, eran predestinadas.


Reds aquí les traigo la nueva historia, pensé que me iba a tardar mas tiempo en subirla pero no c: ya saben subiré los caps cada tres días.

Esta historia estará ambientada en el universo omegaverse, espero que la disfruten.

Reds si les gustó voten, comenten o síganme╰(◣﹏◢)╯

Black and PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora