Black and Pink

Capítulo 8

Hwang caminó hasta llegar a donde preparaban a las chicas, lo cual era muy raro que se encuentre ahí teniendo en cuenta que era la CEO, pero por obvias razones decidió verificar que se encuentre todo en orden y no suceda el problema que tuvieron el día de ayer.

—Por este día quiero que pretendan que se llevan bien, ya son adultas y en lo que a todo el mundo respecta son profesionales—vio a cada una de ellas a los ojos—. Es increíble que tenga que venir hasta aquí a poner orden, no quiero que se vuelva a repetir lo del día de ayer—hizo una pausa—. En cinco minutos salen, saben lo que tienen que hacer y buena suerte.

Las muchachas vieron como salió, ninguna de las integrantes del nuevo grupo de Blackpink se hallaba en su máximo esplendor, cada una se sentía afectada por razones distintas, pero en algo tuvo razón su presidenta y es que eran profesionales, así que saldrían y colocarían la mejor sonrisa aun si eso significa mentir a sus fans y a ellas mismas.

Los miembros del staff les avisaron que era el momento de aparecer en el programa.

—Hoy tenemos una espectacular noticia para el mundo del K-pop—comenzó el presentador.

—Y eso es que hoy, dos grupos muy famosos van a unirse y a formar un nuevo grupo —añadió su compañera—. De seguro sus fans lo van a amar, adelante chicas.

Primero pasaron las omegas y luego las alfas con una magnífica sonrisa, saludaron a las cámaras y fue momento en donde inició el show.

—Nosotras somos Black—dijeron Jisoo y Lisa agitando la mano.

—Nosotras somos Pink—Jennie y Rosé hicieron una leve inclinación.

—Y juntas somos, ¡Blackpink!—corearon muy "alegres".

Para alivio de todas el programa salió muy bien y los presentadores fueron de lo más amable con ellas sin llegar a ponerlas en apuros con preguntas incómodas.

Pero ellas lo sabían, ahora todo era real, ya no son más "Black" ni "Pink" y toda la nación fue testigo de ello.

Jennie al igual que las chicas silenciaron sus celulares por la cantidad de notificaciones que llegaban, fue a tomar aire en la parte superior del edificio no sin antes avisar a Rosé y a su equipo de trabajo, subió por el elevador y se dirigió a la terraza.

La brisa impactó su cara y un ligero escalofrío le recorrió la piel, con lentitud fue aproximándose a la pared baja en donde apoyó sus brazos y se dedicó a contemplar la enorme ciudad que era Seúl, las nubes se vistieron de naranja y sonrió.

—¿Puedo hablar un momento contigo? Por favor...

La coreana giró sobre sus talones al escuchar la voz de Lisa. Ya no estaba con el conjunto escogido específicamente para esta ocasión, ahora vestía un buzo color azul con una mochila negra, jeans y zapatillas blancas, se veía cómodo.

—Sí, claro—Jennie no se movió de su sitio.

Se mantuvo serena a pesar que su lobo aullaba de emoción al ver que la alfa le habló primera y, bueno, ella también se halló feliz, pero su desconfianza no le permitió del todo disfrutar ese momento.

—Yo... quería disculparme por el día de ayer, en verdad lo siento mucho—se inclinó noventa grados y por varios segundos demostrando cuán arrepentida estaba—. No fue mi intención reaccionar de esa manera, solo que... soy, ¿rara? ¡Sí, eso! ¡Soy rara!

—¿Rara?—esa palabra se escapó de sus labios.

—Me gusta mucho mi espacio personal, no me gusta que me toquen—la miró con fijeza y haciendo hincapié en la última frase—, pero ese no era motivo ni razón para agredirte. Si estas molesta no te culpo, estas en todo tu derecho.

No creo que sea solo por eso.

Jennie no era capaz de olvidar la mirada de Lisa y tampoco quería resaltar que la otra alfa le tocaba al igual que los miembros del staff de Black, pero no quería entrometerse de más. Puede que se terminé enterando de lo que le ocurre al ser compañeras de grupo.

—Entiendo, mantendré mi distancia y acepto tus disculpas—comentó con una sonrisa sincera—. Por cierto, no estoy molesta.

—Gracias—respiró con alivio—. Yo te investigué.

Cuando despertó Lisa se sintió mucho mejor y quiso hacer algo para disculparse con la omega, así que fue directo a internet a buscar información

—¿Me investigaste?—enarcó una ceja.

—Eh, sí...—la cara enrojeció al darse cuenta lo que dijo—. ¡No, no, bueno sí! ¡Oh, por Dios, suena muy mal! ¡Yo quiero decir que indague sobre ti...! ¡Eso suena peor!—Lisa quería lanzarse del edificio de la vergüenza.

—¿Por qué lo hiciste?—inquirió con genuina curiosidad y algo enternecida por la actitud nerviosa de la alfa.

­—Yo quería saber qué es lo que te gustaba y bueno—puso la mochila de lado y extrajo una pequeña cajita—. Tus fans dijeron que te gusta mucho el chocolate con menta, quería hacerte un regalo de disculpa. ¿Puedes extender las manos y no moverlas? Por favor.

Acató el pedido de Lisa y juntó sus manos, no se perdió ni un movimiento de la alfa que con suma delicadeza puso la cajita en sus manos con cuidado de no tocarla ni por accidente, se percató que temblaba.

La tailandesa se alejó rápido tocándose el pecho, estar cerca de la omega casi hace que le de un paro cardíaco, pero se sintió muy bien con ella misma por ser valiente y acercarse a ella, fue inevitable no sonreír.

—Gracias por los chocolates.

—Es lo mínimo que puedo hacer por haber... ¿eso es un morado?—la sonrisa de la alfa se borró.

Siguió la mirada de Lisa y notó que estaba viendo su mano, en definitiva su piel blanca resaltada otra tonalidad propia de un golpe.

—Te quiero aclarar que esto no es por lo de ayer, solo soy algo torpe—empezó a explicar antes que se haga una idea equivocada—, es cierto que estaba algo rojito, pero sin querer me golpeé en el filo de mi mueble—dio un paso al frente y Lisa dio tres hacia atrás.

—¿De verdad?—preguntó tomándose la nuca y viendo al suelo.

—No te mentiría, tú misma te darás cuenta al pasar más tiempo juntas como grupo.

—Supongo—alzó la cabeza—. Gracias, Jennie sunbaenim—se inclinó.

—Puedes decirme Jennie—le sonrió.

—Entonces por favor dime Lisa.

La puesta de sol nunca lució tan hermosa para Jennie como ver a la tailandesa sonriendo muy brillante, porque sin duda el fondo anaranjado fue el adorno perfecto para la protagonista, Lisa.

Me muero por conocerte y anhelo de todo corazón que no me prives de ello.

Ella sabía que Lisa dio el primer paso, ahora era el turno de Jennie de dar el segundo.

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