Capítulo 41

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¿Por qué ahora?

Fue la pregunta que se realizó Rosé, su celo aun no debería haber llegado, era una omega con el ciclo muy regular.

Se retorcía del dolor mientras las manos se aferraban al estómago, alzó la cabeza y sus ojos encontraron a Jisoo, su mente se nubló.

—Mi alfa... te necesito—gimió suplicante.

La mayor tragó grueso, si no hacía algo pronto iba a perder la cordura y tomaría a la omega ahí mismo, debía pensar en algo, pero las feromonas de su novia no ayudaban en nada, su erección empezaba a doler.

—E-escúchame—la sujetó de los hombros—, buscaré un inhibidor, quédate aquí.

—¡Noo! ¡Yo te necesito! ¡¿Acaso no me deseas?!

La alfa sabía que era el celo hablando por ella, ¡por supuesto que la desea! Pero no así, no cuando Rosé ni ella siquiera van a recordar lo harían, no quería que su primera vez juntas olviden el momento en donde se convertirían en una.

Con mucha fuerza de voluntad abrazó a la omega y sacó el celular del bolsillo, llamó a Seulgi informándole de la situación y pidiéndole con urgencia que traiga inhibidores para suprimir el celo.

El tiempo pasaba y la voluntad de Jisoo empezó a flaquear, sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de la omega por encima de la ropa y quiso rasgar esas molestosas telas que le impedían viajar por la piel tersa de novia, pero un abrupto ruido la distrajo de su labor.

—¡Aquí tengo los inhibidores!—Seulgi mostró una jeringa ya lista con el fármaco—. ¡No me gruñas, Jisoo! ¡Estoy casada, ya marqué a mi omega!

Mía—usó su voz de mando, oficialmente, había perdido la cordura.

—Debes ayudar a tu omega—Seulgi trató de razonar con la alfa—, ahorita ella siente dolor y con esto—señaló la jeringa—, ya no le va a doler, debemos llevarlas a su casa o sus feromonas van atraer a muchos alfas.

Los únicos alfas que no se ven afectados por el celo de los omegas son lo que ya marcaron a su pareja, es por ese motivo Seulgi no pierde el control porque no siente absolutamente nada de atracción que no sea su omega Joohyun.

Con un destello de juicio, Jisoo se mordió la mano hasta hacerla sangrar, pequeños hilos de sangre se escabulleron hasta impactarse contra el suelo, el olor a sangre hizo que Rosé despertará de su delirio.

—Jisoo...—comentó con zozobra, se había lastimado por su culpa.

—Estoy bien, no te preocupes, ahora tú también lo estarás—con la mano le indicó a Seulgi que le pasé la jeringa—, solo te dolerá un poquito, lo prometo.

Le inyectó el inhibidor, con ayuda de su manager llevaron a la omega al estacionamiento, no era nada recomendable que permanezca ahí cuando aun están las feromonas de su chica en el aire. Se subieron al vehículo y fueron a toda prisa a la casa de las chicas.

—Aun me duele—gimoteo Rosé aferrándose a su alfa.

—Seulgi, algo está mal—la temperatura de Jisoo comenzó a elevarse, estaba quemando—. Maldición.

Fue cuando la mujer cayó en cuenta de que el inhibidor no había funcionado y que Jisoo también había entrado en celo, suponía que tenía algo que ver con el hecho que sean predestinadas o eso le comentó Jisoo. Hizo una parada rápida en una farmacia antes de seguir con su camino.

—Ya llegamos, solo esperen un poco más—avisó con un toque de desesperación en su voz.

Pudieron entrar gracias a que la mujer les abrió la puerta, no estaban en condiciones de ni siquiera sostener las llaves.

Black and PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora