Las alfas yacían en su habitación, cuando recorrieron la casa se dieron cuenta que tendrían que compartir la pieza al ver dos camas en ella. En realidad, no les molestaba dormir juntas, puesto que en su época de trainees prácticamente vivían juntas y pasaban todo el momento pegadas como uña y mugre, y por obvias razones no iban a compartir habitación con las omegas.
—¿Cómo te sientes, Lisa?—preguntó Jisoo colocándose su pijama.
—Aun me siento algo nerviosa, pero ya estoy mejor—le mostró una sonrisa.
Jisoo se quedó analizando a la menor, pero ya no dijo nada, sabía que toda esta situación fue culpa de su imprudencia, no se arrepentían, esos alfas tenían bien merecido todos esos golpes y estaban por completo seguras que lo volverían a repetir, de eso no había dudas.
Ambas hicieron el intento de hacer entrar en razón a su jefa, pero no funcionó y ahora se hallaron viviendo junto a dos omegas, ¿por qué la presidenta tomó esta decisión? No era algo común.
—Es hora de dormir, voy a pagar la luz—avisó la mayor.
—Está bien, buenas noches, Jichu—se acostó Lisa cerrando los ojos.
La tailandesa no fue capaz de dormir, aun sentía ese picor en su piel advirtiéndole que cruzando el pasillo había omegas. Recuerda que todo ese día se estuvo preparando mentalmente para que los nervios no le ganen al igual que el miedo.
Se dio la vuelta y miró al techo, por los recientes encuentros con las omegas se percató que no eran malas, solo algo peculiares, eso le brindó un poco de calma a su cuerpo.
Si lo pensaba mejor esta era una buena experiencia para ella, debía ver lo positivo de la situación y eso es que si se acostumbra a la presencia de las omegas puede que ya no les tenga tanto miedo, incluso podría entablar una amistad con ellas.
Tal vez pueda acercarme a ti...
Ese pensamiento la hizo sonrojar, pero de inmediato una sonrisa triste se apoderó de su rostro, aquello era un sueño inalcanzable, imposible. Sería muy egoísta de su parte cortejar a Jennie si no puede darle todo lo que se merece, solo haría su vida sea llena de sentimientos negativos y eso es algo que no desea para su predestinada.
Con el corazón repleto de zozobra se levantó de la cama no sin antes ver la hora, era la una de la mañana, se restregó los ojos, aun siendo tan tarde el sueño huyó de su cuerpo. Se puso las chancletas y se dirigió a la cocina en silencio, cerró la puerta con cuidado y se aseguró que las omegas no escuchen sus pisadas, al bajar notó la luz de la cocina prendida y unos ligeros ruidos.
¿Entró un ladrón?
Sudó frío, pero se armó de valor y sujetó la escoba que estaba en la salita, agradecía haber dejado el artículo de limpieza ahí después de su pequeña disputa con Jisoo. Fue aproximándose con lentitud hasta llegar.
—Hermosa...
El susurró de Lisa provocó que Jennie soltara el vaso de agua del susto que terminó impactándose en suelo y quebrándose en el proceso. Puede ser que ella se haya atragantado con el agua por la inesperada aparición de la menor, tosió con violencia.
—¡Diablos, cuánto lo siento! ¡¿Estás bien?!—la tailandesa vio los pedazos de vidrio cerca de los pies de Jennie.
La coreana no era capaz de responder al seguir tosiendo, miró como Lisa trató de acercarse, pero se detuvo abruptamente como si algo fantasmal la estuviera sosteniendo con gran fuerza.
—¡No te muevas o vas a lastimarte!
Pero esa advertencia llegó muy tarde, su pie había pisado uno de los pequeños vidrios que se incrustó en la planta del pie, ahora se agarraba la extremidad herida con dolor.
—¡No te muevas, iré por Jisoo!
Jennie no contestó y se sentó en la silla viendo como la menor salió disparada rumbo arriba, se miró la parte afectaba y vislumbró un líquido rojizo abandonar su cuerpo, era sangre.
Oyó varias pisadas descender por la escalera con gran rapidez.
—¿Te duele mucho?—fue la primera pregunta que le realizó Jisoo apareciendo junto a Lisa.
—Sí—afirmó con los ojos acumulados de lágrimas.
—Lisa, trae el boti...—se hincó.
—¡¿Qué pasó!?—Rosé se había despertado por todo el jaleo.
—Yo asusté a Jennie sin querer, fue un accidente—dijo con aflicción.
—¡¿Accidente?!—la rubia avanzó hacia la menor, pero Jisoo se interpuso para que no la tocara.
—Ya lo dijo, fue un accidente y en vez de enojarte con ella—señaló a la alfa—, deberías preocuparte por tu mejor amiga que está herida, si no va a ser así, entonces largo, estorbas.
Las frías palabras de Jisoo la dejaron sin habla y más con esa mirada gélida que le congelaba no solo su cuerpo, sino también su corazón.
—Rosie, es verdad, todo fue accidente—Jennie intentó mediar entre las dos—. No fue culpa de Lisa.
—Lisa, trae el botiquín de primeros auxilios, está en el baño y tú—Jisoo se dirigió a Rosé—, ayuda a limpiar los pedazos de vidrio.
—¿Por qué debería hacer lo que dices? Tú no me mandas—escupió con rabia.
Jisoo se puso de pie hastiada por la actitud de esa omega, no sabía sí era porque era de madrugada o porque Lisa la levantó con una cachetada, pero en definitiva no estaba en sus cinco sentidos y mucho menos con la paciencia de aguantar el berrinche de esa idiota.
—Estoy harta de ti, ¿qué mierda te pasa? ¿Acaso crees que por ser omega tienes el derecho de tratarnos como si fuéramos basura? ¡¿Eh?! ¡Responde!—a esta altura los puños de Jisoo se cerraron con solidez—. ¡Hasta un juguete podría ser más útil que tú! ¡Por lo menos ellos no son un incordio! ¡Eres una omega tan podrida que...!
—¡Basta!—gritó Jennie sosteniendo la mano de la mayor—. ¡No le hables así! Por favor, solo detente...
Jisoo regresó ver a Jennie para luego girar su cabeza y encontrarse nuevamente con los ojos de Rosé que se aguaron en su totalidad, pero no soltó ni una lágrima.
¿Por qué no se dio cuenta de ese detalle? ¿Acaso su ira nubló su visión? Si no era por la interrupción de Jennie ella hubiera seguido, otra vez ese asqueroso sentimiento le corroía el pecho, pensó que había mejorado, cuán equivocada estaba.
Lo que vino después no se imaginó ninguna de las presentes, el rostro de Jisoo fue volteado por la cachetada de la omega rubia que ahora tenía la cara roja de la rabia.
—¡Te odio!—bramó sosteniendo la mirada a la mayor.
—Ódiame todo lo que quieras, pero si no vas a ser de ayuda, largo.
Le dio la espalda y con la mano le indicó a Lisa que le pasé el botiquín de primeros auxilios, llegó en el momento justo para presenciar esa penosa escena. Solo vieron como Rosé se fue de ahí a zancadas.
Su primera noche fue un desastre, tanto que la lluvia las acompañó en su aflicción, ella lloraría por los corazones heridos que se niegan a liberar lágrimas.
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Black and Pink
Fanfiction¿Y si te digo que nuestra alma está enlazada a la de alguien más desde antes de nacer, me creerías? Probablemente no, pero es posible que te haga cambiar de opinión con la historia de dos alfas y dos omegas que se conocieron por obra del destino. El...