Capítulo 44

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París, considerada la ciudad más romántica del mundo, en donde miles de parejas se profesan su profundo amor frente a la Torre Eiffel o simplemente a sellar su corazón cerrando un candado y botando la llave como símbolo de qué jamás se abrirá a otro amor.

Esta ciudad le encantaba a Jennie, siempre ha sido una romántica empedernida y jamás lo ha ocultado, menos ahora que halló a su predestinada, a su caballeroso Tontín, a su Lili.

Jennie junto con Lisa paseaban por la ciudad esquivando a los agudos blinks que las reconocerían donde sea, más cuando llegaron días anteriores para hacer acto de presencia en su respectiva marca de ropa, como Chanel y Celine. Es por ese motivo que ahora todo el mundo sabía dónde se encontraban, estaban agradecidas de visitar Francia, pero al mismo tiempo querían descansar como de seguro esta Jisoo con Rosé o probablemente es que Teddy las mantenga ocupadas. Pero ya era hora de regresar, así que se subieron a su vehículo. 

—¿Vas a ir a la fiesta de hoy?—preguntó Lisa revisando su celular.

—Tal vez, me gustan mucho las fiestas, ¿vas a ir?—la omega siempre se sienta más libre en otro país, la sociedad coreana a veces era asfixiante. Esperaba que Lisa la acompañe o se quedaría con ella.

—No sé, algunos amigos me dicen que mejor me van a llevar al Crazy Horse—aunque ella no sabía que era ese lugar.

—Espera, ¿acaso dijiste "Crazy Horse"?—alzó una ceja, ella había escuchado de ese lugar.

—Sip, dicen que me va a gustar—se encogió de hombros mientras guardó el aparato en el bolsillo.

—¿Cómo qué te va a gustar Lalisa?—el ambiente de pronto se tornó tenso.

—Nini, me estas asustando...—su omega se veía muy molesta y no sabía por qué.

—Aun no me respondes—la acidez en el pecho no quería irse.

—Es que me dijeron que iba haber bailarinas, y también hacen pole dance, pensé en verlas—ella hace poco empezó a practicar el pole dance, ver a profesionales hacerlo podría ayudarle a mejorar.

—Sabes que el Crazy Horse es un cabaret, ¿verdad?—Jennie oyó que era un sitio muy exclusivo.

—¿Cabaret? ¿Qué es eso?—ladeó la cabeza.

Jennie a veces olvida que Lisa ignora muchas cosas, ella dejó de verla para dirigir a su vista a las calles de París. No podía creer que ahí estaba ella muriéndose de celos porque su alfa iba a ver mujeres bailando semidesnudas y ella como si nada sin saber que es un cabaret.

Odió a sus amigos por proponerle aquello. Alzó la mano y pasó la yema de los dedos en su cuello, no había nada, estaba sin una sola cicatriz, su piel se halló limpia.

Envidiaba a Rosé por haber sido marcada, ella también lo quería, pero ese día estaba muy lejos y lo entendía, en verdad que sí. Apenas su alfa empezaba a tener mucho más contacto con ella, además, todos saben que después del marcaje los omegas se ponen súper sensibles al querer toda la atención de su alfa en ellos, que le den muchos mimos, en especial aquellos que tienen que ver con el contacto físico, eso puede durar horas.

¿Si me marca dejaré de sentir celos?

Quería presumir al mundo que ella pertenece a Lalisa Manobal y que Kim Jennie es la dueña de esa alfa dulce y distraída.

—Lléveme al hotel—la coreana le ordenó al chófer.

Lisa no sabía que hizo mal, pero la mueca de su omega le hizo saber que algo pasó, que de alguna manera la había herido por su expresión triste. Abrió la boca consecutivas veces, pero no salió nada de ella, así que dejó que el silencio les acompañara todo el camino.

Black and PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora