Capítulo 42

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—No puedes seguir enojada, Limario. Ya pasaron varios días —dijo Jisoo mientras puso los ojos en blanco.

—¡Lo hiciste en mi cama! ¡Mi cama!—la tailandesa bufó con la vena marcada en la sien.

—Ni que fuera para tanto—se encogió de hombros con una mueca de aburrimiento.

—¡Estaba todo pegajoso! ¡Ni siquiera cambiaste las sábanas! ¡Olía todo a ustedes!—se bañó apenas supo lo que era, se gastó un jabón entero.

—¡Fue porque llegaste y no me diste tiempo para cambiarlas!—tener relaciones sexuales con su omega hizo que pierda noción del tiempo—, Además, ya me disculpé, hasta te compré muchos mandus.

—¡Pero tú te los comiste!—ella no probó ni uno solo de esos manjares porque la mayor se los comió todos.

—Ah, cierto—se rio traviesa—, pero bueno, ya no estés enojada—se levantó y se puso su abrigo—. Es tiempo de irnos.

—Jichu babosa—murmuró en lo bajo. Ella también se puso de pie y fue por su chaqueta—. Iré ver a Jennie.

Miró como la coreana asintió y salió en dirección a la habitación de la omega. Con cuidado abrió la puerta y la vio con una toalla húmeda encima de la frente, tenía fiebre. Ella quería quedarse a su lado y cuidarla, pero no era posible al tener que modelar para la marca de ropa Celine, quiso posponerlo, pero rechazaron su propuesta y era porque la fecha que se estableció era la única disponible en su ajetreado horario.

—Nini, Princesa Nini—susurró despacito.

—¿Lili?—con pesadez abrió los ojos.

—Sí, lo siento por despertarte, pero ya nos vamos—puso ojitos de cachorro, en verdad no desea irse—. No dudes en llamarme si te sientes peor, mejor llámame para cualquier cosa, yo vendré corriendo.

—Mi caballeroso Tontín es muy lind...—no acabó la frase al toser con brusquedad, la gripe la pegó con fuerza.

—Toma—le pasó un vaso de agua que estaba encima de la cómoda.

—Gracias—el líquido le refrescó la garganta—. Solo es una simple gripe, estaré bien, estoy tomando mi medicación así que no pongas esa carita tan triste, ¿si?

—Es que estas rojita por la fiebre, no me gusta, la Princesa Tomatito solo debe ponerse rojita por cosas lindas, no por una gripe—le encantaría usar a modales y respeto contra ese virus malicioso que provocan dolor en su princesa, pero no puede.

—Tú siempre me dices cosas lindas—extendió la mano con la intención de tocarla, pero se detuvo a medio camino.

—Esta bien, eres la única que puede tocarme.

Lisa tomó la mano de Jennie con delicadeza y la guío hasta su mejilla en donde los delgados dedos de la omega acariciaron la piel suave de la alfa. Ya podía permanecer en contacto varios minutos sin que la alfa entre en estado de pánico.

Soy la única que puede tocarte, mi Tontín.

—¡Lisa, ya es tiempo de irnos!—gritó Rosé desde el piso de abajo.

—Esta bien, debes ir y ve abrigada, ¿si? Que está haciendo frío—la coreana le acomodó el gorrito como si fuese una niña pequeña.

—Lo estoy—le mostró que debajo de la chaqueta traía un buzo amarillo con capucha.

—Muy bien, ahora ve, yo dormiré—comentó somnolienta escondiendo un bostezo.

Ambas se miraron a los ojos para luego observar sus labios, Lisa se fue inclinando, pero la mano de Jennie la detuvo al tapar su boca.

Black and PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora