Capítulo 16

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Los rayos solares les avisaron que ya era hora de levantarse e ir a desayunar. Jennie bostezó y se estiró hasta sentir que los músculos se relajaron, giró la cabeza y vio a la rubia dormida, ¿a qué hora llegó? Generalmente ella tiene el sueño ligero, supuso que debió estar muy cansada para no darse cuenta de su presencia.

Oyó un gruñido, era su estómago reclamando por algo de comida, se bañaría después de desayunar, ahora lo primordial era alimentar su pequeño agujero negro.

Se peinó y bajó las escaleras rumbo a la cocina, hoy prepararía huevos y fruta picada, abrió la alacena y encontró un paquete de galletas que iría muy bien con leche.

Puso manos a la obra y encendió la estufa mientras tarareaba un melodía alegre, le gustaba mucho cocinar, era una forma de desestresarse y también le hacía muy feliz preparar los alimentos a las personas.

Pasó alrededor de media hora hasta que tuvo el desayuno listo, ordenó la mesa y colocó los platos junto a los palillos.

—Buenos días, Jen—saludó una muy adormilada Rosé.

—Buenos días, Rosie. Ven, siéntate—le indicó que el desayuno estaba listo—. ¿A qué hora llegaste? No te sentí.

La omega rubia se atoró con el jugo, tosió mientras la mayor le dio palmadas en la espalda, ¿por qué tuvo que mencionar eso? Ahora su mente no podía pensar en otra cosa que en el momento que tuvo con Jisoo.

—Estas roja, debe ser porque tosiste bien feo—le extendió una servilleta.

—Gracias unnie, y sí, debe ser por eso—no le diría que fue por lo de ayer—. No recuerdo a qué hora llegué—no mentía, en serio no sabía—, pero no creo que haya sido tan tarde, solo que tú duermes temprano—secó su boca con la servilleta para después doblarla y dejar en la mesa.

—No duermo tan temprano—se defendió mientras llevó un bocado de comida a la boca.

—Pareces abuelita—se rio juguetona.

Siguieron conversando hasta que oyeron un jaleo arriba, supusieron que las alfas ya despertaron. Escucharon pisadas con algo de prontitud.

—Hola, Jennie, Rosé—saludó Lisa agitando su mano.

—Hola Lisa... ¿vas a salir?—preguntó Jennie, miró el reloj de pared y seguía siendo temprano—. Oh, por Dios, ¿acaso tenemos que hacer algo en la agencia?—ella revisó el calendario ayer y no había nada.

—¿Qué? Yo sigo en pijama—Rosé empezó a comer rápido.

—¿Eh? No, no, para nada—gesticuló con las manos—. Solo que Jisoo y yo...

—¡Limario! ¡¿Ya estás lista?!—Jisoo gritó desde la planta de arriba—. ¡Vamos a llegar tarde a la cita!

¿Cita?

Fue lo que ambas omegas se preguntaron, ¿de qué cita estaban hablando? ¿Cita con quién? De lo que ellas sabían es que las alfas no estaban con nadie, a menos no en el ámbito romántico, ¿y ahora resulta que tienen citas?

—¡Ya estoy lista, Jichu!—respondió acomodándose el fleco—. ¿Ustedes prepararon esto para nosotras?—vio la mesa con los alimentos.

—Jennie lo preparó, ella es buena en la cocina—Rosé respondió con el ceño fruncido y clavando los palillos con fuerza en la comida.

—Wow, muchas gracias—se sentó y probó el primer bocado—. ¡Qué rico! ¡Yo solo sé hacer ramyeon!

—No es nada...—las mejillas de Jennie adquirieron un lindo tono pastel.

—Hey chicas—saludó Jisoo con la cabeza—. ¿Qué haces, Limario? Ya es hora de irnos.

Rosé se percató que la alfa la miró como si nada hubiera pasado ayer, refunfuñó en lo bajo, ella estaba que se moría de nervios y la alfa lucía tan tranquila y fresca como una lechuga.

Jisoo estúpida.

—Lo sé, pero Jennie cocinó esto y está muy rico, ten modales Jichu y agradece—lo dijo con una actitud solemne y continuó comiendo feliz.

—¿Desde cuándo los patos disparan a las escopetas?—preguntó Jisoo negando con la cabeza divertida—. Mi simio ahora es humano, que emoción—se secó una inexistente lágrima—, por cierto, muchas gracias por esto Jennie, no era necesario—se sentó y empezó a degustar el desayuno.

—Es un placer—la de ojos gatunos agradeció la intervención de la alfa—, me gusta cocinar después de todo.

—Ya veo, oye Limario más te vale comer rápido, ya sabes como se pone—Jisoo comía a una velocidad sorprendente.

—Lo sé, llevemos unos cuantos mandus—sugirió la tailandesa tomando el resto del jugo.

—También le podríamos dar unos cuantos a Moonstar—se levantó y puso los platos en el lavabo—. Gracias por el desayuno, estuvo muy rico, lavaríamos los platos, pero ya nos hacemos tarde para nuestra cita.

—Gracias, nos vemos chicas, luego se lo recompensamos—Lisa hizo una reverencia junto a Jisoo para despedirse.

Lo que ellas ignoraron es que ambas omegas no se hallaron nada felices con la información obtenida. Jennie enarcó una ceja para luego poner una mueca triste, Lisa era su predestinada y el hecho que tenga una cita con otra persona la entristecía.

¿Será que ella puede tocarte...? ¿Te dejarías tocar por ella?

Ella quería entrar en el espacio personal de la tailandesa, quería invadirlo y adueñarse hasta que quede claro que ella era la única que se le permitía tal hazaña, por qué ella era especial, no era cualquiera aparecida, era su omega y ella su alfa, era su predestinada.

Pensó que había dado un paso, quizá todo estaba en su imaginación.

Al mismo tiempo Rosé masticaba los alimentos sin piedad, ¿acaso lo que pasó ayer no significó nada? Lo que hicieron no fue algo sin importancia, claro que no, lo que ocurrió fue algo íntimo, dejar su aroma en la otra y olfatearse es algo que solo las parejas hacen, y ellas evidentemente no lo son.

¡¿Quién quiere ser tu pareja?! ¡Puff, yo no!

En tan solo pensarlo su pecho consiguió un pinchazo, puede ser que engañe su mente, pero no su cuerpo, no a su lobo que le gruñó ofendida, porque su lobo deseaba con cada pelo de su ser pertenecer a su alfa, a Jisoo.

La mirada se posó en su muñeca y recordó que la alfa a pesar de hallarse molesta, jamás le hizo daño, solo la sostuvo con firmeza, no hubo ninguna marca.

Con discreción acercó la nariz a su hombro y olió a menta con cedro, era un aroma fresco y llenó de vitalidad, jamás lo diría en voz alta, pero amaba el olor de Jisoo.

Sacudió su cabeza, no era bueno tener esos pensamientos porque después no podría controlarlos, luego imaginaría más y más hasta que se desborden en la vida real, no quería aquello, porque era evidente que ella iba a sufrir, su relación no ha sido más que un desastre.

No puede comunicarse con Jisoo sin discutir, eso era lo cruel, muy cruel, porque era la única forma que conocía.

Supongo que con la persona que te vas a ver, puedes charlar de muchas cosas sin pelear.

Ambas suspiraron, Rosé se hallaba un poco molesta y Jennie afligida. Las omegas se hundieron en un lodoso fango de sentimientos negativos.

Lo que ellas desconocían es que esas mujeres eran muy importantes en la vida de las alfas.


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Black and PinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora