Black and Pink

Capítulo 28

En la habitación de las alfas una omega se halló cruzada de brazos mientras le dio la espalda a la otra mujer.

—No puedes enojarte conmigo—declaró Jisoo volteando los ojos.

—¿Cómo qué no? ¿Me estas retando?—Rosé giró a verla con ojos desafiantes.

—Por supuesto que no, pero yo soy la que debería estar molesta contigo—ahora era ella quién tenía el ceño fruncido.

—Pues no puedes, yo soy la única que puede enojarse contigo—infló los cachetes y resopló.

Jisoo se cubrió los ojos con la palma de la mano, esa imagen fue demasiado tierna para sus ojos, la omega tenía la actitud de una niña pequeña muy caprichosa.

—Eres muy caprichosa, ¿sabes? Madsé—sonrió de lado.

—Pues tú misma me dijiste eso con la flor que me enviaste, ahora te aguantas—le sacó la lengua y giró el rostro.

Para entender el como llegaron a esa conversación hay que regresar unos minutos atrás cuando Rosé encontró a Jisoo espiando a las chicas en pleno momento romántico.

Por obvias razones ella también se le unió y fueron testigos de la maravillosa escena de Lisa tocando a Jennie, la omega pudo ver como la mayor explotó de felicidad y orgullo en el silencio, los ojos de Jisoo se mostraron felices por la valentía de Lisa.

Pero de pronto notó la sonrisa traviesa de la mayor y supo que quería burlarse de ellas, pero Rosé no se lo iba a permitir, así que arrastró a la alfa piso arriba e ingresaron a la habitación de Jisoo, es por ese motivo que la omega se molestó con la coreana, ese fue el principio de todo aquello.

Luego de unos segundos Rosé se dio cuenta que era la primera vez que estaba en la habitación de las alfas y sus ojitos curiosos empezaron a examinar toda la habitación, ella estaba sentada en una cama y por el olor se percató que provenía de Jisoo, pero otra cosa robó su atención.

—¿Te gusta Hello Kitty?—admiró el peluche de la franquicia acomodado en la mitad de las almohadas—. Y al parecer pikachu también.

Observó al pokemon amarillo, de hecho, parecía muy suave al igual que el otro peluche, jamás se imaginó que Jisoo le gustara esta clase de cosas.

—Sí, me gusta. Son mis peluches favoritos—contestó algo incomoda.

Jisoo sabía que sus gustos también fueron otro motivo para ser molestada en sus tiempos de colegio, pues en ese entonces la sociedad tenía muy marcado lo que debería ser un alfa de elite, por así decirlo, y ella no entraba en ninguno de ellos, ni por su físico ni por su personalidad, así de triste y deprimente fue su adolescencia.

Gracias a Blancanieves es que ya no le apena revelar sus gustos, si la otra persona se burlaba o decía algo por el estilo simplemente cortaba vínculos y que se joda, no quería ni de cerca tener ese tipo de personas en su vida, pero con Rosé es diferente, todo con ella lo es, y Jisoo temió que se ría de sus gustos.

—Yo no soy muy fan—abrazó al pikachu que tenía un tamaño mediado—. Pero está suavecito, ¿siempre te ha gustado Pokémon?

—Sí, desde mi adolescencia—sonrió viendo sus muñequitos en un estante—. Siempre me alegró el día.

—¿Entonces me recomiendas verlo?—sujetó las manos del peluche e hizo que aplaudan.

—En lo personal a mí me encanta, así que sí, te recomiendo verlo—para ella Pokémon era una serie bellísima.

—Bien, entonces la veré contigo—sonrió mientras jugó con las orejas del peluche.

—¿Qué?—la coreana no pudo decir otra palabra que esa.

—Sip, la veré contigo porque no sé en dónde verla y me confundiría con tanto pokemón—dijo como si nada.

—¡¿En serio quieres verla conmigo?!—miró como asintió—. ¡Tenemos que verla de inmediato entonces! ¡Te va a encantar, te lo aseguro!

Rosé ocultó su sonrisa cubriéndose con el peluche, ver a la alfa tan emocionada hizo que su corazón la felicite con latidos llenos de amor, ella no era ninguna despistada como Lisa porque se percató de la incomodidad de Jisoo cuando hablaron de sus gustos.

No había porque avergonzarse en caso de que así sea, no es como si fuera algo malo que le guste el anime, pero Rosé desconocía muchas cosas de Jisoo y entre ellas era su pasado.

—Ya traje la laptop—la alfa conectó el cargador.

—¿La veremos ahora?—eso fue rápido.

—¿Quieres verla en otro momento?

Notó como los ojitos de la alfa se apagaron por unos segundos y rápidamente dio otra respuesta.

—Ponla rápido que ya quiero verla—simuló ver las costuras del peluche.

Veloz la alfa prendió el aparato y se acomodó en la cama acostándose juntó a la omega, colocó el dispositivo encima de ella.

—¿La veremos así?

Jisoo oyó la voz de la omega muy cerca de ella, ahí comprendió lo que quiso decir. Estaban muy juntas y la cama no era de dos plazas, pero sobre todo observó esas lindas mejillas adquirir un tono pastel en esa tersa piel blanca.

—¿Te incomoda?—estuvo dispuesta a levantarse.

—No, no me incómoda y espero que a ti tampoco porque ni creas que me voy a levantar—era su manera de disimular que estaba nerviosa—. Así que pon rápido y dame tu brazo que no veo bien o no veremos Pokémon—amenazó.

Jisoo sonrió y pasó el brazo debajo de la cabeza de la australiana y esta se recargó en su hombro, incluso la omega la abrazó por la cintura y puso su pierna encima de las de ella.

No me importaría ver Pokémon toda la vida si estoy así contigo.

Fue el pensamiento de una omega muy ruborizada, probablemente su corazón se pondría más rojo si eso fuera posible.

—¿Estás cómoda?—preguntó Rosé—. Si la respuesta es no, me da igual, no me voy a mover.

—Sí, lo estoy—soltó una risita, cada día iba conociendo más a su caprichosa omega.

Por primera vez estoy cómoda con una omega.

Esa tarde verían muchos capítulos de la primera temporada de Pokémon y cabe mencionar que la rubia quedó encantada con el anime.

Al otro día, exactamente en la mañana se escuchó un fuerte grito en el cuarto de las alfas.

—¡¿Dónde está mi peluche de pikachu?!—bramó Jisoo alterada—. ¡Limario más te vale que me lo devuelvas!—se oyó un golpe.

Jennie dentro de la habitación solo veía como su mejor amiga dormía abrazada a un peluche amarillo mientras sonreía, ni siquiera se despertó ante tremendo bullicio.

¿No puede ser... o si?

Ella lo sabía, Rosé se había robado el pikachu de Jisoo. 

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