Enid abrió sus ojos con pesadez, tuvo que parpadear varias veces hasta que finalmente podía ver con claridad.
Vio a Wednesday durmiendo junto a ella, mejor dicho, sobre ella. La mayor tenía su cabeza acostada sobre el pecho de Enid y abrazaba sus piernas con las suyas.
La ojiazul miraba ensimismada el lindo rostro de la pelinegra hasta que se dio cuenta de que no llevaba ropa, cuando se fijó en su propio cuerpo vio que ella tampoco.
Entonces recordó lo que pasó en la noche, su rostro se volvió rojo y un escalofrío la recorrió, despertando con esto a la pelinegra.
Wednesday abrió los ojos lentamente y parpadeó un par de veces hasta acostumbrarse a la luz de la habitación iluminada por el sol en la ventana. Levantó su rostro encontrándose con los bonitos ojos de Sinclair y le regaló una somnolienta sonrisa.
Enid casi se derrite con ese gesto y soltó una risita cuando la pelinegra escondió su rostro en su cuello.
-Hay demasiada luz- gimoteó mientras dejaba un corto beso en el cuello de la más pequeña.
-A lo mejor es hora de ir levantándose.- Wednesday gruñó en respuesta.- quien diría que tendría que ser yo la que insistiera en levantarse.
-Si no me gustara como se sienten las caricias que me estas dando en la espalda a lo mejor sería más fácil.- Enid soltó una carcajada en respuesta pero no dejó de acariciar a la mayor.
Pasaron 10 minutos hasta que Wednesday finalmente decidió moverse para comenzar el día. Caminó hacia su armario y se vistió con el uniforme del colegio. Mientras, Enid miraba fijamente a la pelinegra preguntándose cuánto duraría esta Wednesday cariñosa y risueña.
Cuando la mayor entró al baño a asearse, la ojiazul se levantó y se vistió antes de que saliera la pelinegra.
Una vez vestida esperó pacientemente a Wednesday. En el tiempo que estuvo esperando pensó en lo de anoche, en que momento llegaron a ese punto, Enid temía que cuando la pelinegra volviera todo se esfumara como si nada delante de sus ojos.
Pero la menor no podía estar más equivocada, por otro lado Wednesday en el baño estaba agarrada al lavabo con los ojos abierto como platos, en que momento habían llegado hasta esa situación, la mayor sabía que no podía atrasar esto más tiempo, necesitaba que Sinclair fuera su pareja, nunca había sentido eso hacia nadie, nunca se había dejado ser tan vulnerable con alguien
Enid, aún esperando se preparaba para lo peor pero se se sorprendió cuando al salir del baño, la pelinegra la miró de pies a cabeza y le sonrió, para después acercarse y darle un corto y suave beso en los labios.
-No era así como tenía pensado hacerlo pero no puedo esperar más.- La menor miraba confundida a la pelinegra.- ¿Te gustaría salir conmigo Sinclair? No pensé que llegaría nunca el día en el que incumpliría mi propia promesa de no enamorarme de nadie, pero tuviste que llegar tu con tu nauseabunda y colorida personalidad a poner todo mi orden patas arribas y atraparme entre tus garras del amor como si de una planta carnívora se tratara, así que sí, me gustaría saber si quisieras ser mi pareja.
Enid chilló de emoción con unas lágrimas de alegría en sus ojos mientras asentía frenéticamente. Wednesday frunció el ceño. La menor entendió al instante y aclaró:
-Me moría de ganas por que me lo pidieras Wends, claro que quiero.- Dicho esto la ojiazul rodeó el cuello de la pelinegra y dejó un casto beso en sus labios.
La menor pudo sentir la sonrisa de Wednesday mientras la besaba y cuando se separaron, la pelinegra sujetó el rostro de la más baja y llenó su cara de pequeños besitos provocando una risita por las cosquillas a Enid.