-¿¡Se puede saber donde coño estabas!?- Donovan gritaba furioso debido a la ausencia prolongada de su hijo.
-Estaba con una amiga papá, tranquilo.- El castaño trataba de tranquilizar a su padre pero no resultó.
-¡Eso no justifica que hayas llegado a estas horas de la noche!
-Ella necesitaba ayuda y se nos hizo tarde, lo siento.
-¡Podrías haberme avisado con un puñetero mensaje!
A pesar de los intentos del chico por calmar los nervios de su padre, fue totalmente imposible así que desistió.
Con pasos pesados, subió a su habitación, cerrando la puerta detrás de él y se dejó caer boca arriba en el colchón.
Estaba exhausto, él y Wednesday habían estado teniendo unos días bastante movidos, la pelinegra cada vez está más cerca de descubrir al agresor.
Suspiró pesadamente y cerró los ojos, deseando poder soñar con cierta chica de trenzas entre sus brazos.
El ruido de su teléfono sonando lo despertó. Se incorporó desorientado y miró a su despertador.
4:08 AM
Extrañado, agarró su teléfono y aceptó la llamada de un número desconocido.
-¿Sí?- contestó.
-Tyler madre mía, gracias a dios que contestaste.
-¿Wednesday?¿Qué ocurre? ¿Desde donde estás llamando? Este no es el número de Enid.-Un ruido sordo al otro lado de la línea alertó al castaño.- ¡Wednesday!
-No tengo tiempo de explicarlo, necesito que me saques de aquí, esto se está cayendo a pedazos.- Un ruido metálico volvió a sonar.
-¿Dónde estás? Voy a sacarte de ahí.
-En la Calle Crackstone, en el sótano del edificio abandonado.- Otro golpe seco sonó, pero esta vez vino seguido de un jadeo de dolor de la pelinegra.
-Mierda Wends aguanta, voy para allá.
Tyler saltó de la cama y agarró su abrigo más uno extra, la pelinegra lo necesitaría. Se asomó a la habitación de su padre para comprobar que seguía dormido, y así fue.
Bajo a la cocina silenciosamente y cogió un botiquín del armario. Sin hacer ruido, cogió las llaves del coche de su padre y salió de la casa.
Agradeció que las calles estuvieran vacías, aunque es normal que no hubiera nadie, eran cerca de las 4 de la mañana.
Llegó a la calle indicada y dejó el coche justo en frente del edificio abandonado al final de la calle.
Agarró su linterna y salió corriendo en busca de la pelinegra.
Entró al edificio y sintió el suelo temblar bajo sus pies.
-Mierda.- susurró.
Buscó desesperado las escaleras que bajarán al sótano. Cuando la encontró bajó con cuidado de que el suelo no se deshiciera bajo sus pies.
Abrió la puerta que separaba ambos espacios, cuando lo hizo una gran cantidad de polvo en el aire provocó que tosiera con fuerza.
Se colocó la manga de la camiseta en la boca y nariz y comenzó a buscar a su chica de trenzas.
-¡Wednesday! ¡¿Dónde estás?!- No hubo respuesta pero Tyler logró escuchar un gemido de dolor.
Caminó entre los escombros hasta que distinguió la figura de la pelinegra en el suelo. Esta tenía una pierna atrapada bajo una gran roca.