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-Estas loca.

La pelinegra intentó replicar pero Tyler no la dejó.

-Definitivamente estas loca Wednesday. Como. Se. Te. Ocurre. Ir. Sola.

-No podía atrasarlo más.- murmuró enfadada.

-Pero podrías haberme avisado y hubiéramos ido juntos, entiéndelo, casi mueres en ese sótano.

Wednesday abrió la boca para defenderse pero la cerró al momento, había sido imprudente y eso lo sabía.

-Llevame de vuelta a Nevermore.

-No. -contestó el castaño mientras se levantaba y deshacía la cama.

-¿Qué? ¿Cómo qué no? Tyler llévame ahora.

-Mira Wends, estoy agotado, herido y necesito descansar, tú, necesitas descansar. Te llevaré por la tarde, no tienes clases así que no tendrías que tener problema con ello.- Dicho esto empujó de los hombros a la pelinegra, acostandola en la cama, y la cubrió con el edredón.

El castaño, apagó la luz y abandonó la habitación. Dormiría en el cuarto de su padre.

Wednesday se hizo bolita debajo del edredón y no tardó en quedarse dormida.

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Enid regresó a la habitación y se sorprendió al encontrarla vacía. Miró el reloj del despertador, eran las 9 de la noche. La cama de Wednesday estaba intacta, no parece que la pelinegra durmiera ahí anoche, pero entonces, ¿Dónde durmió? ¿Por qué no estaba en la habitación?.

-¿Sabes dónde está Wends, Dedos?

Este negó, estaba igual de confundida que la rubia.

Y como si de una broma se tratara, la puerta se abrió detrás de ella.

Ahí estaba Wednesday, pero no venía sola, venía acompañada de Tyler. ¿Es con el con quien pasó la noche? Esa pregunta se desvaneció de la cabeza de Enid cuando se fijó en que la pelinegra cojeaba y el chico hacía muecas de dolor mientras la ayudaba a sentarse.

Nadie dijo una sola palabra, Tyler ni siquiera se despidió de la pelinegra, simplemente se fue cerrando la puerta detrás de él.

-¿Wends? ¿Esta todo bien?- Enid se sorprendió cuando la nombrada levantó su rostro hacia ella y abrió los brazos. Quería un abrazo.

Confundida, la rubia se acercó a la mayor, se agachó y la abrazó de la cintura. Wednesday, aún sentada, escondió su rostro en el cuello de Enid y respiró profundamente, inhalando el agradable olor de la ojiazul.

Enid no tenía idea de que ocurría, pero sabía que la mayor necesitaba descansar. Ya hablaría con ella después.

-Metete en la cama Wends.- La nombrada obedeció y se cubrió con las sábanas. Enid se levantó para ir a cambiarse de ropa pero la pelinegra se lo impidió agarrándose a su brazo.

-¿P-Puedes... abrazarme? Por favor...- Enid estaba perpleja, ¿qué demonios estaba ocurriendo?, aún así asintió.

La ojiazul se metió en la cama con Wednesday y la abrazó con un brazo de la cintura y en su otro brazo reposaba la cabeza de la pelinegra. En cuanto la mayor sintió la cercanía de la rubia junto a ella, escondió su rostro en el cuello de Enid. Wednesday sintió como un peso se le quitaba de encima y comenzó a llorar. Se sentía en una caja de cristal que poco a poco se va llenando de agua, eliminando cualquier rastro de oxígeno mientras ella estaba ahí dentro, asfixiandose. Enid era un grifo, aquel que era capaz de dejar salir toda esa agonía y sufrimiento que ella sola no era capaz de eliminar. Con Enid podía soltarlo todo, sin sentirse débil delante de ella, y eso estaba haciendo, soltar todo lo acumulado en su interior.

Only You My Girl || WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora