Las leyes de la creación están escritas por el destino de la luna. Destinos tan sencillos como que los Alfas sienten atracción por los aromas dulces de los Omegas y estos por los fuertes de los Alfas. Pero como todo en esta vida existen las excepcio...
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-Hazme el amor, ¿sí?
JungKook no dudó ni una fracción de segundo en lanzarse a deborar esos amargados labios. La profundidad de su lengua barriendo el interior de su boca desde el primer contacto. Profundo y obsceno, maravilloso e idílico.
TaeHyung elevó sus caderas cuando la mano tatuada de Jeon bajó a presionar su costado y se detuvo dejando su pulgar ejerciendo fuerza en uno de sus pezones. Con ansias retiró la camiseta del cuerpo musculoso y tratando, pasando sus manos con callos sobre la piel suave y a la vez ruda de su novio Alfa. Sus bello se erizó cuando Jeon bajó a besar su cuello de nuevo. Las succiones de sus finos labios sacaban jadeos al mayor, pequeños gemidos entrecortados al morder sus propios labios.
JungKook desnudó su propia parte inferior, antes de hacerlo con la contraria y obligarlo a sentarse para retirar su camiseta. Cuando TaeHyung cayó sobre la cama de nuevo decidió que necesitaba su tiempo para amarlo correctamente. Cada porción del cuerpo ajeno fue llenado de besos, lamidas, mordidas superficiales y succiones. Había convertido una obra de arte en su propio obra maestra. Zonas rojizas que pronto serían violetas se veían en la acanelada piel, resaltando la que más en el cuello sobre la glándula de aroma.
TaeHyung se desesperó por más, sentándose sobre las piernas flexionadas de JungKook y pegando sus pechos juntos cuando le entregó el bote de lubricante.
-Me toca a mí sentirte dentro, bebé. -Dijo lascivo, juguetón y haciendo gruñir, hasta el punto de temblar su pecho, a Jeon. TaeHyung gimió por el delicioso sonido del animal de su novio.
JungKook no tomó demasiado tiempo en pensarlo. Untó varios de sus dedos y, rodeando la cintura baja de su novio con el brazo izquierdo, introdujo poco a poco su dedo corazón de la mano derecha en su ano. Pensó que debería tal vez esforzarse en recordar como había sido TaeHyung con él, como se había tomado su tiempo en prepararlo y del modo en que lo había hecho. Para nada. Su cuerpo actuó natural, conociendo el cuerpo contrario y dejándole de nuevo en claro a ambos que se pertenecían indudablemente.
TaeHyung era ahora quién dejaba sus marcas temporales en el cuello más pálido. El lunar de JungKook de su cuello había sido tirado entre los labios, ahdoa hinchados y rojizos, de TaeHyung y el sabor de la naranja había impregnado sus papilas gustativas cuando llegó al punto de tener tres dedos largos y gruesos apuñalando su interior con fuerza y decisión.
-¿Estás listo, amor? -Kim asintió viendo fijo los ojos de su enamorado, siendo elevado con gentileza y sencillez por su fuerza de Alfa, que le ponía demasiado, para comenzar a bajar por el pene grueso, febril y erecto del menor.
-Te amo.
Se decían unos al otro, demasiadas veces, o tal vez muy pocas, con cada arremetida. TaeHyung lo montaba, pero JungKook dirigía el ritmo. TaeHyung era salvaje y directo, JungKook lento y profundo. Sensitivo en su pleno esplendor.
