Capítulo Treinta y Dos

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En algún momento Chanyeol escucho que era imposible mirar directamente el sol, pues tarde o temprano terminaría causándole gran dolor. Ahora, mirando como su precioso esposo estaba recostado totalmente desnudo sobre la amplia cama con sabanas de seda se percataba de la gran falacia de esa creencia.

Él estaba mirando al sol, porque Do Kyungsoo era una preciosa estrella que llenaba de calor su corazón, sin Kyungsoo no podría vivir, era aquella fuerza mágica celestial que le motivaba a levantarse todos los días, a sonreír y ser feliz. ¿Cómo es posible que alguien tan hermoso como su solecito le viera a los ojos con tanto amor?

—Te ves precioso. — Chanyeol menciono casi al borde de las lágrimas, Kyungsoo sonrío complacido por el sonrojo que adornaba las mejillas de su esposo. — Cada día que permanezco a tu lado me doy cuenta de lo afortunado que soy.

—Oh mi cielo, estas más romántico que de costumbre.

Kyungsoo abrió las piernas, sus dedos recorrieron sensualmente la piel pálida de sus piernas. Mordió su labio inferior imaginando que quien le estaba tocando era Chanyeol, un poco tonto si lo pensaba con cuidado pues su alfa estaba sentado en la amplía silla frente a la cama. Todo era parte del juego que planeo con sumo detalle para dar inicio a su luna de miel, ¿había algo mejor que volver loco a su esposo en un país extranjero? No lo creía, y debía asegurarse de llevarle un buen regalo a Baekhyun que fue el de la idea.

"¿No has pensado en masturbarte frente a tu chico mientras él permanece totalmente vestido observándote desde una esquina de la habitación? Te lo recomiendo, es caliente."

Ahora Kyungsoo podía asentir con una sonrisa y gritar por el balcón del hotel más elegante de Francia que sí, masturbarse mientras Chanyeol le mira con deseo era una delicia. Y si lo encontraba tan excitante era por el porte masculino y estoico del rubio. Apretado traje hecho a la medida de un tono negro adornando sus músculos, su cabello pulcro peinado hacia atrás, un vaso lleno de whiskey en su mano derecha y en la izquierda un cigarrillo a medio consumir.

—Y tú estás más sexy que nunca. — Kyungsoo dirigió sus dedos hasta sus propios labios, humedeció tres de sus dígitos. — Joder, amor. Quiero tocarte.

—Aún no. Sé un buen chico y mira como tu esposo se jode el culo.

Chanyeol apagó el cigarrillo del cual ni siquiera se había molestado en dar una calada en el cenicero de vidrio, sonrió seductoramente conteniendo el deseo de mandar todo al carajo y saltar sobre su esposo. Suspiró resignado mientras aferraba su mano ahora libre sobre su rodilla, otra condición que le exigió Kyungsoo era que no podía tocarse así mismo. Por lo cual estaba con un gran problema en su pene, tendría que llegar a Corea y promover una ley en la que se prohibiera que un omega de nombre Do Kyungsoo jugará con su integridad sexual.

El omega rio, la luz opaca y el olor dulce de los dos se combinaba en la habitación, no tardo en acompañarlo el sonido húmedo y viscoso de los dedos de Kyungsoo arremetiendo fuertemente en su propio agujero. Chanyeol se inclinó en la silla, sus ojos se abrieron a medida que el ano de su esposo se dilataba. Una imagen ardiente, erótica.

—Amor, por lo hermoso deja que te toque. — Kyungsoo gimió, negó con la cabeza permitiendo que sus ojos se cerrarán disfrutando de como la voz ronca de Chanyeol hacia trizas sus sentidos. — Do Kyungsoo.

El menor se estremeció, abrió los ojos rápidamente. Chanyeol ahora estaba de pie al borde de la cama con la corbata floja y sudor bajándole por la barbilla.

—¡Yeol, no puedes tocarme! — Se quejó Kyungsoo sacando los dedos de su húmeda cavidad y cerrando las piernas, Chanyeol levantó la ceja mirándole con autoridad. — Digo...

Juicio Biológico || ChanSoo[Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora