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GAIA Y ALEC CAMINABAN POR LOS PASILLOS mientras hablaban de temas aleatorios hasta que salió el nombre de Scott.
—Entonces.¿Scott te engaña con Madison?— Alec pasó una mano por su cabello con frustración, la situación de la chica era más difícil de lo que pensaba.
—Es Allison y no, no me engaña—se detuvo frente a su casillero—o eso creo— murmuró.—
—Es imposible que te engañe. Vamos, él no puede matar ni a una mosca sin sentirse culpable. ¿Realmente crees que puede engañarte?—el azabache se recostó sobre su propio hombro en los casilleros.—
—No lo sé, Alec—
—Maldición, Gaia. Tu relación con Scott es la relación más dulce y tierna que puede a ver en el maldito mundo.— La chica pensó en las palabras de su amigo. Pasó un mechón de cabello detrás de su oreja y suspiro.—Escucha, no quiero justificar a Scott pero solo míralo—señaló hacia la otra parte del pasillo.
Pudo ver como su mellizo jalaba a el moreno y le decía algo mientras señalaba hacia otra dirección.
—¿Qué hace mi padre aquí?— suspiró pesadamente cuando los cosquilleos en sus oídos se hicieron presentes, ya se estaba acostumbrada a eso.
—Toque de queda—miró al azabache quien tenía la cabeza agachada pero sus ojos miraban en dirección a el Sheriff Stilinski.
—¿Por qué?— cuestionó.
—Un cadaver— se encogió de hombros.
—¿Como lo sabes?— los oscuros ojos del chico la miraron.
—Mis padres me lo dijeron. Recuerda que mi madre es investigadora privada y mi padre es agente del FBI—
—Gaia, hola— Lydia llegó a ella junto a un chico, que al parecer pertenecía al equipo de Lacrosse, y Allison.—Ella es Gaia— La rubio fresa presentó a la chica.
—Hola, soy Tyler. Un gusto en conocerte— sonrió apenada y aceptó la mano que le ofrecía el rubio chico.
—¿Quién es él?— Alec miraba a los tres nuevos individuos con las cejas levemente fruncidas.
—Él es Alexander. Ellas son Lydia—señaló a la chica más baja quien tocaba su cabello coquetamente— Y ella es Allison— la castaña oscura solo hizo un ademán con una sonrisa tímida. Alec por su parte asintió mirando a las dos chicas.
Aún estaba extrañada por qué Lydia se le haya acercado teniendo en cuenta que ellas dos aparte de no ser amigas ni siquiera se hablaban para darse la hora.
Lydia miró detrás de Gaia y Alec, sonrió burlonamente y se marchó junto a el chico, dejando a Allison ahí.
—Scott, amigo— el pelinegro y el moreno se abrazaron a modo de saludo.
