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ABRIÓ LOS OJOS CON PESADEZ CJANDO LA CORTINA se movió por el viento dejando que el brillante rayo de luz le diera directo en la cara.
Agudizó sus sentidos dándose cuenta de que se encontraba sola en casa, miró la otra en su celular quedando sorprendida.
-Si que me hacía falta dormir- se dijo a sí misma aún mirando la hora en su celular; 10:28am.
En el resto de la mañana no había hecho mucho, solo se había bañado y había desayunado, no tenía pensado salir hoy de casa.
Su celular sonó llamando su atención. Era un número desconocido, frunció sus cejas pero contestó.
-Gaia- la débil voz masculina la desconcertó. Parecía que la otra persona estaba llorando.- Gaia ¿Podrías venir?-
-¿Isaac?- preguntó preocupada al reconocer la voz.
Gaia no lo pensó ni un segundo, solo tomó su celular, algún abrigo, las llaves de su casa y salió corriendo. No tenía nada en que irse, ni auto, ni bicicleta, mucho menos quién la llevase, así que corrió a casa del chico rubio.
Cuando llegó, no vio el auto del padre del chico por lo que con confianza pudo tocar la puerta.
El rubio fue el que abrió la puerta, cuando ella entró pudo notar que algo andaba realmente mal, Isaac mantenía una postura encorvada y con la cabeza agachada, impidiéndole verlo a la cara.
-¿Qué pasó?- cuestionó de una manera bastante suave. Se preocupó más cuando el alto empezó a sollozar por lo que lo abrazó fuertemente.
Isaac correspondió el abrazo de la chica y al separarse tomó el valor para levantar la cabeza dejando expuesto su cara golpea e hinchada por el llanto.
-Mi padre me ha vuelto a golpear y por poco me encierra en el sótano.-
Gaia sabía el miedo que le tenía el chico al sótano, claramente había cosas que Isaac aún no le confesaba, tampoco iba a presionarlo ya que ella también ocultaba cosas. Negó entristecida, giró su cabeza hacia la cocina donde pudo apreciar el desastre que había en ella.
El rubio la tomó de la muñeca y la llevó a su habitación. Gaia observó todo el panorama para terminar sentada en la cama. Isaac empezó a contarle lo sucedido, ella solo lo escuchaba mientras intentaba disimular el gran coraje que sentía por ese viejo.
-Quiero que te quede muy en claro que tú no eres nada de lo ese hombre te ha dicho ¿Bien?- tomó las manos del chico entre las suyas.- Es absurdo que te juzgue solo porque no tienes una novia. No tienes que tenerla, si tú no quieres, que la presión de tu padre no te haga sentir ahogado por eso.- bufo.