CAPÍTULO 11

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La nave aterrizó sin problemas. En Bracca estaban más que acostumbrados a que pararan naves dañadas con objeto de recibir algún que otro recambio o ser reparadas por los trabajadores de allí a cambio de algún que otro crédito.

Nada más bajarse los tripulantes de la nave se encontraron con muchas personas que miraban la nave con curiosidad. La mayoría con afán de conseguir algo de dinero.

- Veo que te falta...- empezaba uno.

- ¿Quieres conseguir una reparación barata?- empezaba otro.

Cere, Merrin y Cal decidieron dejar a manos de Greez la atención de todas aquellas personas. Merrin prácticamente rogó ver el sitio y pidió a Cal que se lo enseñara, ya que vivió allí durante años.

- Con este cuerpo me va a costar bastante.- Le dijo.

Merrin rio.

- Anda, deja de quejarte. No te imaginas lo que pueden hacer esos bichos.

- Pues no, la verdad. ¿Babar?

- Pues son viscosos, seguro que atrapan a sus víctimas y...

- ¡Qué asco! Cállate, no lo estás arreglando.

Las risas de Merrin eran sinceras y, aunque a Cal no le hacía mucha gracia tener ese cuerpo regordete, se sentía tremendamente feliz de verla reír. Nunca la había visto tan guapa.

- Haré lo que pueda. Vamos.

Y así, sin darse ni cuenta, ambos chicos dejaron atrás una Cere que los miraba con cierto resquemor.

Cal descubrió que ser un Hutt tenía sus ventajas. El caer al piso no causaba para nada dolor, tan solo su masa amorfa se deformaba un poquito y volvía a ponerse en su lugar. Además, había descubierto que su viscosidad se quedaba pegada a las paredes permitiéndole escalar pequeñas alturas.

Aprovechándose de esas pequeñas ventajas Cal enseñó a Merrin espacios que ahora le parecían que habían quedado enterrados en su pasado lejano.

Cal la guio hasta una zona alta dónde podía verse prácticamente todo el vertedero – le costó sudor y mocos subir ahí arriba, y muchas risas por parte de Merrin-.

- Solía venir aquí a pasar el rato y pensar.- Le confesó a la chica.

- ¿Puedo serte honesta?

- Claro.

- Es...un lugar horrible. Huele fatal y solo veo basura.

- No lo dirás por mí ¿verdad?- Dijo él procurando hacer una broma.

La chica rio y miró al chico con cariño.

- Tú eres lo más bonito que ha podido tener este planeta.- Dijo ella, sinceramente hablando.

Cal, a través de unos enormes ojos saltones, miró a la chica de una forma extraña. En realidad él la miraba con amor, sintiéndose conmovido con lo que ella le había dicho y deseando poder abrazarla y decirle que ella también era lo más bonito que él había visto a lo largo de sus viajes; pero visto a través de un Hutt daba grima.

- Creo que...mejor nos vamos.- Dijo Merrin, sintiéndose incómoda ante la mirada de aquel ser.

- Espera, deberías ver otra cosa. Sígueme.

La chica siguió aquel ser viscoso. El chico se tiró por unas escaleras hacia abajo, a sabiendas de que su amorfo cuerpo no iba a sufrir ningún daño, ella lo siguió con algo más de cuidado. El chico la guio hasta una esquina muy oscura y con bastante mala pinta y se la señaló con las mini manitas de aquel bicho.

No sigas la oscuridad que hay en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora