CAPÍTULO 28

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Merrin fue consciente de que había perdido la oportunidad de matar a Cere cuando se disipó aquella niebla. BD había ayudado a la que había asesinado a Cal.

- Eres un traidor BD.- Le espetó, con rabia.

- Beep.

El pequeño androide volvió a colocarse encima del cadáver del chico.

"Tráemelo. Lo necesito para poder traerlo de vuelta"

La joven no lo dudó y, usando su magia, elevó el cuerpo del chico del suelo y lo trasladó, siguiendo las indicaciones que aquella mujer le daba.

Tras caminar durante un rato llegó a una habitación que reconoció a la perfección. Eran los aposentos de la "madre", dónde había permanecido oculta al principio cuando toda su familia había muerto. En el centro reconoció un dibujo que estaba hecho para realizar conjuros.

Con cuidado depositó el cuerpo de Cal sobre él y esperó las indicaciones de la mujer.

"Muy bien. Abre el libro que te dije que buscaras"

La chica hizo caso y, sin dudarlo ni un segundo, abrió el libro. Se disponía a empezar a leer cuando la voz le dijo que no hacía falta que se lo leyera todo, solo debía recitar las palabras que ella le iba a señalar.

Entonces la joven pasó varias páginas hasta alcanzar la página que la mujer le indicaba.

"Lee ahora. Hazlo rápido, o la mujer podrá interrumpirnos."

Merrin apretó sus labios y miró el libro.

- ¿Esto hará que Cal vuelva?

"Sí. Hazlo"

El pequeño androide se abalanzó al libro y, con sus pequeñas patitas, lo golpeó con fuerza y lo hizo salir volando por los aires.

- ¡¿Qué haces?!- Gritó Merrin, furiosa.

Y haciendo uso de su magia lo golpeó con tal fuerza que lo empujó por los aires y éste no paró de volar hasta que chocó con brutalidad contra una pared. El robot, con varias piezas rotas, caminó lo más rápido que pudo hacia el libro para volver a impedir que la joven lo recogiera.

La batalla entre la chica y el androide duró hasta que ésta se cansó y lo golpeó con tal fuerza que la cabeza del androide quedó destrozada.

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- ¡Cal Kestis, despierta!

Aquella voz. La reconocía.

Sentía un dolor intenso en su pecho, pero sobre todo sentía que su cuerpo estaba molido y su cabeza dolía como si llevara horas sin parar.

- Mírame.- Seguía hablando aquella voz.

Con muchísimo esfuerzo el joven consiguió abrir sus ojos. A su alrededor no había nada, solo oscuridad.

Había muerto. Ahora lo recordaba. Cere lo había atacado y había muerto.

¿Sería eso el más allá?

- Cal Kestis, mírame.

La voz sonaba más fuerte.

Intentando luchar contra su propio cansancio el chico volvió a revisar lo que había a su alrededor. Entonces lo vio, su maestro.

- ¿Maestro?

- No ha llegado tu momento todavía. No puedes descansar ¡Levántate!

No sigas la oscuridad que hay en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora