CAPÍTULO 19

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Cuando Merrin abrió sus ojos se encontró con que estaba acostaba sobre la cama de aquel hombre extraño, y, a su lado, estaba Cal. Notó que la mano de él había entrelazado sus dedos con los suyos y, a pesar de estar sentado en una silla, su cabeza reposaba muy cerca de ella en la cama. Una posición bastante incómoda, si le preguntaban.

BD-1 estaba sobre una mesa que había cerca, probablemente durmiendo, ya que no emitía ninguna luz en ese momento.

Merrin se preguntó dónde estaría ese tal Ben.

Con cuidado intentó separar su mano de la del chico. Al estar dormido apenas hacía fuerza, así que no le costó demasiado separar ambas manos. Una vez hecho esto se incorporó y se sentó sobre la cama, inspeccionando aquella cueva. Nunca se lo había confesado a Cal – no había por qué contarle todos sus secretos- pero una de las ventajas de ser una hermana de la noche es que gracias a su magia era capaz de ver muy bien en la oscuridad.

La cueva no parecía sospechosa, sino un simple sitio dónde el señor había creado su hogar.

"Merrin, vuelve a escucharme. Te necesito"

Era aquella voz otra vez, la más agresiva y seca. Diferente a la que ahora sabía que correspondió, en su momento, a la hermana de la noche que decía ser su madre. A decir verdad Merrin llevaba bastantes días sin escucharla, de hecho había llegado incluso a olvidarse de ella.

Al volverla a oír se planteó la posibilidad de que se tratara de otra hermana de la noche ¿podía ser eso posible? No tenía sentido, pero tampoco tenía sentido lo que aquella mujer le había dicho, no al principio al menos. Aunque algo tenía claro, el Imperio había usado a aquella mujer con la intención de crear algo peligroso.

"Él es la clave para que volvamos"

La chica dirigió su mirada al chico ¿cómo se suponía que debía usar a Cal? ¿para qué? Quizá todo fuera más sencillo si se lo contaba, pero no quería. Aquello debía solucionarlo ella sola, ya bastante tenía él con las cosas de Jedi.

Quizá porque no podía hacer otra o simplemente porque llevaba los últimos días echando mucho de menos al chico, comenzó a fijarse en él con detenimiento. Sus manos estaban llenas de heridas y cortes que no recordaba, además su piel parecía mucho más seca y dañada que antes, a pesar de que ahora dormía, podía apreciar una ligera sombra bajo sus ojos. Cal llevaba demasiado tiempo sin descansar y esforzándose demasiado en sus entrenamientos, ya fueran físicos o psíquicos. Más de una vez Greez y ella habían escuchado alguna que otra caída, pero habían decidido que lo mejor era no molestarlo mientras estaba en su rutina.

No obstante, ahora que lo veía, se arrepentía de no haberlo parado alguna vez.

- Mierda, Merrin, no. No puedes sentirte así, no está bien.

Tras decir esto intentó levantarse, pero la única salida de la cama era a través del lado por dónde estaba dormido Cal. A regañadientes intentó incorporarse más para saltar sobre él, pero al hacerlo sus cálculos no fueron del todo correctos y, sin querer, uno de sus pies chocó con el chico y lo empujaron en la dirección opuesta a la cama (que era a la que iba ella).

Al ocurrir ese pequeño accidente, ella perdió el equilibrio y cayó al suelo, con su pie sobre el cuerpo de él, que también cayó al suelo.

La chica intentó, inútilmente, levantarse antes de que él se despertara, pero nada más intentar mover su pie él ya estaba despierto.

- ¡Au! ¿qué haces?- Le preguntó Cal, apartando con cariño el pie de ella de él.

Merrin lo miró algo sorprendida. Acababa de pegarle un patadón – literalmente- y lo había empujado hasta el punto de que cayera sobre el piso, y no parecía haberle molestado para nada.

No sigas la oscuridad que hay en míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora