No sigas la oscuridad que hay en mí

CAPÍTULO 18

A pesar de la desconfianza de Merrin, los dos jóvenes siguieron al hombre hasta, literalmente, el medio de la nada. Habían caminado durante varios kilómetros y allí no había absolutamente nada alrededor.

La joven comenzaba a sentirse más nerviosa y comenzó a prepararse para la batalla. Quizá aquel hombre había avisado al Imperio y estaba haciendo tiempo para que llegaran y cogieran a Cal. Tan solo la tenía sorprendida la tranquilidad que parecía tener Cal ¿de verdad aquello no le preocupaba ni lo más mínimo?

- Eres un Jedi, puedo sentirlo.- Dijo Cal, finalmente.

El hombre miró al joven con una mirada intensa, pero no dijo nada.

- No quiero hacerte daño. Solo necesito ayuda...bueno, necesitamos. Hace apenas unos meses creía que era el único Jedi que quedaba con vida y ahora descubro que quedan más y...

Merrin se acercó más a Cal.

- Una hermana de la noche. Curiosa pareja.- Por fin habló el hombre.

La joven se tensó más todavía tras ese comentario, sintiéndose observada y criticada.

- Cal...- Dijo ella en susurros, intentando llamar la atención del chico para advertirlo de la posibilidad de que el hombre fuera un peligro.

No obstante, Cal no le prestó atención, seguía mirando a aquel hombre esperanzado.

- Merrin y yo somos amigos.- Informó Cal, como si nada.

- ¿Qué te trae por aquí, joven padawan?

- Bueno...soy un caballero Jedi, no hace mucho, pero...

- Eso no responde mi pregunta.

- Estoy buscando a un Jedi: Obi-Wan. ¿Lo conoces?

El hombre dirigió su mirada hacia la hermana de la noche, que se mantenía en posición de ataque, dispuesta a lanzarse sobre él al mínimo movimiento.

- Obi-Wan murió hace mucho tiempo.- Confesó el hombre, sin dejar de mirar a la joven.

- Oh.- Dijo Cal, con tristeza y decepción.

Merrin relajó un poco su semblante, al ver que de momento no parecía ser peligroso aquel hombre. Aún así no pensaba bajar la guardia del todo.

De repente una tormenta de arena les dio de lleno, disminuyendo su visión. Aquello parecía poco natural. Esta vez Cal sí se tensó, pero lo hizo al notar la presencia de la Fuerza muy cerca de Merrin.

Sin pensárselo dos veces el chico se colocó delante de ella y paró el ataque que se dirigía a ella. Era una espada láser, pero no había sido usada para dañar, pues no la había activado, no era más que el soporte de la misma.

Tan rápido como apareció la tormenta ésta desapareció.

Cal se vio a sí mismo delante de su amiga, parando el ataque de un desconocido al que había considerado una persona de confianza y empezó a sentirse demasiado ingenuo. El hecho de que hubiera sido un Jedi no quería decir que fuera a estar dispuesto a ayudarlo, y mucho menos a aceptar que se relacionara con una hermana de la noche. Le entristecía que los antiguos miembros de la Orden Jedi no entendieran lo absurdos que eran esos prejuicios hacia una raza de la que apenas conocían nada. Además, Merrin era diferente, ella era especial.

Merrin murmuraba algo que Cal no conseguía comprender y entonces entendió que estaba haciendo magia.

Apartando con un pequeño empujón al hombre se dio la vuelta y agarró las manos de la chica con las suyas.