Capítulo 5 - Gánster

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꧁༒•𝓖á𝓷𝓼𝓽𝓮𝓻•༒꧂

—¡Wow! ¡Ha sido impresionante! ¿Cómo te llamas, señorita?

—Anya. Anya Forger.

La gente empezó a mirarse mutuamente.

<<¿Es ella?>>.

<<¡Debe ser ella!>>.

<<Oh no...>>.

Las voces seguían y seguían. No entendía nada. Esa "ella" era yo y no entendía el porqué. ¿Acaso me conocían de antes? ¿En qué momento?

Bajé del escenario y caminaba entre la multitud, buscando a Becky y Emile.

<<¿En qué momento se había llenado de tanta gente?>> me pregunté.

Los vi sentados en unos taburetes en frente de una cafetería hablando y me acerqué a ellos.

Me saludaron y los vi sonrojados por las copas que llevaban.

Los miré poniendo una mueca y echaron unas risitas por mi expresión. Sin incluso haberme dado cuenta, volvieron a su conversación.

Suspirando, giré mi cuerpo hacia otro lado, intentando distraerme con algo. Pensé en regresar a las máquinas del arcade pero no quería estar muy lejos de mis amigos.

Observé a un dúo que estaban cantando en el karaoke pero, como había tanta gente, no me apetecía estar entre la multitud viéndoles cantar.

Decidí por ir al baño, que estaba cerca mío.

Mientras me dirigía al baño sentí como si alguien estuviera persiguiéndome. Miré hacia atrás de reojo y vi a un hombre de negro y con gafas yendo a la misma dirección que yo.

No le di mucha importancia, pero, aun así intenté leerle la mente.

<<¿Por qué no piensa en nada?>> pensé, sin poder leerle la mente.

Mientras iba en camino al baño, fui cruzándome con la gente que estaba alrededor para que el señor de negro me perdiera de vista pero él iba en camino recto hacia el baño. Lo vi adelantándome hacia los baños de hombre, así que suspiré por el alivio y entré al de mujeres después de él.

Vi a varias personas más en el baño de mujeres, a las cuales no les presté atención, aunque... era algo peculiar, ya que todas llevaban las mismas gafas negras.

Y otra cosa peculiar era que a ninguna de ellas podía leerle la mente.

Me estaba asustando, por lo que, rápidamente, intenté salir del baño cuando de frente vi a dos señores vestidos igual que el señor de antes. Eran gigantes y no me inspiraban ninguna confianza. Fui dando pasos hacia atrás cuando me fijé en que las mujeres también me habían impedido el camino.

<<Esto pinta mal. Muy mal>> pensé, aterrorizada.

Uno del grupo de personas que me habían rodeado intentó agarrarme para detenerme, pero yo, gracias a los entrenamientos de mamá, conseguí esquivarlo y así con todos los demás agarres.

—¡Parad! ¡Dejadme ir! —les exclamaba, intentando captar la atención de alguien de fuera de los baños—. ¡Ayuda!

Estaba paralizada y no sabía qué hacer. Daba igual las veces que intentase escapar, eran muy fuertes y no les debilitaba ninguno de mis ataques.

Empecé a desesperarme, por lo que bajé la guardia y lo último de lo que me acuerdo es que me habían conseguido cubrir la boca con unos pañuelos que me hicieron dormir en un sueño muy profundo.

~~~

NARRA DAMIAN

Era Anya. La que había cantado en el escenario era ella. No quería seguir en ese sitio pero Ken, de repente, quiso quedarse jugando más con las máquinas del arcade antes de marcharnos.

No sabía explicar cómo me sentía después de haberla visto. Había pasado mucho tiempo después de haberla visto por última vez y sentía mi corazón acelerado.

<<¡No! ¿Por qué? ¿Por qué tuve que encontrarme con ella en este sitio? ¡Tengo la peor suerte del mundo!>> me decía a mí mismo, furioso.

Estaba culpándome mentalmente cuando de reojo me fijé en un hombre calvo con unas gafas oscuras entrando al lugar y deteniéndose cerca mío de repente.

Sacó un tipo de walkie-talkie y se lo llevó a la oreja. Estaba atónito mirándolo.

—Recibido —le escuché decir en lo bajo.

Lo estaba mirando tan ensimismado que en un momento giró su cabeza en mi dirección pero yo disimulé estar mirando a otra parte.

No le dio importancia y lo vi caminando hacia el karaoke. Sus pasos eran muy ágiles y rápidos pero pude ver cómo se camuflaba entre la multitud de una manera increíble.

Vi cómo más señores como él se adentraban a la multitud, todos con la misma intención de entrar al servicio.

Esto ya estaba siendo muy sospechoso.

Los seguí disimuladamente cuando escuché la voz de alguien:

—¡Ayuda!

Por un momento pensé que esto solo era una broma pero cuando asomé un poco la cabeza y vi a un grupo de personas rodeando a alguien en el baño de mujeres, me quedé helado.

Giré mi cabeza hacia el karaoke y vi que no había nadie cerca mío: todos estaban escuchando a un dúo de personas cantar en el escenario.

Tenía miedo pero, a la vez, no podía dejar de preocuparme por esa persona que pedía ayuda.

Entonces fue cuando armé de valor y oculté mi cabeza con la capucha y me puse una mascarilla (cubrebocas) en la boca. (Siempre traigo uno por si acaso).

Me aseguré de que nadie me reconocía con mi aspecto y, después de intentar relajarme varias veces, me adentré al baño de mujeres, simulando ser uno de ellos.

Uno del grupo me vio y se me quedó mirando, sospechosamente.

—Ven, ayúdanos a llevarla al coche —dijo uno de ellos, observándome fijamente.

<<¿Ha... colado?>> pensé, sorprendido.

En cuanto me acerqué adonde ellos y vi de quién se trataba, me quedé de piedra. ¡Era Anya!

No podía creérmelo. Tenía que ser ella...

Maldije mentalmente y luego la cargué en mi espalda.

No podía hacer nada más que aceptar sus órdenes y llevarla adonde me dijeran. No se me ocurría qué hacer. Si ahora pedía ayuda, probablemente me dormirían tal y como lo habían hecho con ella. No tenía elección.

Me guiaron hacia una puerta trasera sin que nadie se fijara en nosotros. Estábamos en un callejón a oscuras y había un coche cerca de nosotros. Me pidieron que metiera a Anya en el maletero y obedecí.

Verla de tan cerca me dolió por mucho que la odiase.

No sabía lo que iban a hacer con ella pero... lo que tenía claro es que no podía hacer nada. No me habría dado tiempo de salvarla porque estaba rodeado de estos gánsters alrededor mío.

Había apretado los dientes por la rabia que me estaba dando verla a ella ahí metida en el maletero, sin ninguna idea de lo que harían con ella próximamente. A lo mejor..., nunca más la volvería a ver...

Observé a todos metiéndose dentro del coche, y, sin poder aguantarlo, grité:

—¡ESPERAD!

Love You - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora