Capítulo 24 - Marginado

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꧁༒•𝓜𝓪𝓻𝓰𝓲𝓷𝓪𝓭𝓸•༒꧂

NARRA DAMIAN

Estábamos desayunando los tres. En momentos como este, nos soltaban y eran los únicos treinta minutos de "libertad" que teníamos para hablar y conversar. Hablábamos sobre nuestras familias o de cualquier cosa que nos venía a la mente y, normalmente nos ayudaba mucho a la hora de desahogarnos.

Aunque no lo pareciese, los tres nos sentíamos unos esclavos aquí encerrados. Era realmente horrible.

—No sé quién habrá preparado esto. Me da nauseas tan solo olerlo —se quejaba Ken.

—Si quieres sobrevivir, come —le decía Mira, comiéndolo todo sin rechistar.

Yo ignoraba sus conversaciones mientras recordaba a mis padres y a mi hermano melancólicamente. Nunca pensé que les echaría tanto de menos. Ni siquiera me había llegado a replantear que algún día me separaría de ellos. Fue un error mío sin lugar a dudas.

—Tenéis visita —nos dijo un guardia nada más aparecer por la puerta.

Los tres nos levantamos de inmediato y esperamos a que esa persona apareciese por la puerta.

<<¿Serán Liam o Willingham?>> fue lo único que me vino a la cabeza.

De pronto, recordé la última conversación que tuve con ellos... respecto a Anya.

Sacudí la cabeza inmediatamente.

<<Es imposible que eso sea cierto, es imposible que Anya tenga poderes mágicos. He pasado años junto a ella y es prácticamente imposible que ella tenga poderes mágicos. Me habría dado cuenta hace mucho tiempo o, sencillamente, Anya me lo habría contado por ella misma>> pensé.

Esa era la excusa que me ponía a mi cabeza cada vez que la recordaba. Era demasiado obvio que su falta me había afectado tanto como la falta que me hacía mi familia.

—Buenos días —nos saludó pero yo seguía pensando en Anya.

Escuchaba lo que decía el invitado pero nada de lo que decía me importaba.

—¡Pssst...! —me llamó alguien a mi derecha.

—¿Qué quieres, Ken? —le pregunté cansado.

Me hizo una señas para que mirara al invitado y me dijo:

—¿Ese no es...?

Se me abrieron los ojos nada más verlo:

—¿Glooman? —dije en voz alta y escuché a Mira jadear.

—¡Es verdad! ¡Eres George! —dijo ella sorprendida—. Sabía que me sonabas de algo.

—Lo que decía... —dijo Ken.

George nos sonrió abiertamente.

—Cuánto tiempo, ¿no? —dijo bromeando.

—¡George, ¿puedes sacarnos de aquí? Llevamos días aquí encerrados! —le dije un poco rogándoselo.

Nos volvió a sonreír.

—Claro.

Los tres sonreímos aliviados.

—¡Muchísimas gracias, George! ¡No sabes lo agradecidos que estamos contigo! —le decía mientras él me soltaba.

George nos soltó a los tres y nos abrió la puerta que nos llevaba a una azotea.

Abrió la última puerta que llevaba a la azotea pero la puerta se cerró en cuanto Mira, Ken y yo íbamos a salir, haciendo que George y los tres nos separásemos.

—¡George, ábrenos, no podemos salir! —exclamaba Mira, forcejeando la puerta.

—Lo siento, la puerta se ha atascado —decía en un tono triste, intentando abrirla.

—¿Qué? —dijo Ken.

George se separó un poco y nos miró atentamente.

—¿Sabéis qué? Sois un par de ingenuos. —Miré a Ken y Mira asustado—. Con esa actitud no llegaréis a salvaros de ninguna forma y mucho menos como prisioneros.

—¿De qué hablas, George? Nos has salvado, ¿recuerdas? —le dije desesperado.

—Precisamente por eso os lo digo. No sois más que unos debiluchos. Cualquiera os podría haber matado en cualquier momento. Y si todavía no os lo han hecho todavía, seguramente sea porque os quieren para algo.

—¿A qué quieres llegar con esto, George?

—Nadie es lo que parece ser, chicos. Nadie.

—¿George? —dijo Mira asustada.

—Veréis, estos últimos años de mi vida han sido horribles para mí. Mi familia ha acabado en las ruinas y por eso dejé de asistir los dos últimos años a la academia de Eden. Mis padres se divorciaron y, poco después, me enteré de que mi padre mató a mi madre al haberse enterado de que había empezado a salir con otro hombre. Eso hizo que escapara de casa y me metí en algo donde nunca debí haberme metido: en las drogas. De un día para otro me volví un marginado y un sintecho que ninguna persona jamás querría conocer, excepto unos en concreto: la CMP.

—George...

—Me da igual lo que digáis, no tenía otra elección más que aceptar. Si tú estuvieras en mi lugar, sin comida, sin casa, sin amigos... ¿aceptarías una propuesta como la de convertirte parte de una banda de delincuentes en la que al menos te dan un pedacito de pan cada día y un techo bajo del que dormir todas las noche?

Tragué saliva.

—Pues eso —dijo George, asqueado—. Sin embargo..., no fue una de las mejores decisiones de mi vida a decir verdad... Pensé que... vivir de aquella manera no estaba tan mal después de todo pero..., me equivoqué.

—¿Qué te ocurrió?

—Me maltrataron. Descubrí que todos los miembros de la banda eran como yo: unos marginados, lo cual hizo que los jefes empezaran a maltratarnos para obedecerles en todo lo que nos decían. No solo eso, sino que además nos amenazaban con que no podíamos echarnos para atrás y que al primero que descubrieran chivándose o escapándose, acabaría tiroteado.

—¿George, entonces por qué tú nos lo estás... contando? —pregunté aterrorizado—. Te tratamos muy mal la última vez, así que ¿por qué...?

—¿Muy mal? —repitió mirándonos a los tres—. Lo que será muy malo es lo que pasará más adelante. No ha habido persona que me haya tratado tan bien como vosotros. En mi vida solo he conocido a pandilleros y gente que no hacía más que maltratarme, vosotros habéis sido los únicos que me trataron decentemente bien. Si mis padres no hubieran acabado en bancarrota, nada de lo que me está pasando estaría pasando.

—George... no te mereces nada de lo que está pasando, por favor, escapa con nosotros —le dijo Mira llorando.

—Si hiciera eso, tú también morirías. Todo lo que os he contado lo he hecho para que la verdad salga a la luz, así que lo último que os pido es que mi muerte no sea un desperdicio.

Los tres jadeamos.

—¡¿Qué?! —exclamamos.

George sonrió.

—Adiós, amigos.

Y se tiró.

Love You - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora