Capítulo 31 - Explosión

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꧁༒•𝓔𝔁𝓹𝓵𝓸𝓼𝓲ó𝓷•༒꧂

Me llevaron a la sala principal del piso. Estaba lleno de guardias. Kurisu me hablaba pero yo no quería escucharle. No solo estaba cabreada con él, sino que también conmigo misma.

Últimamente solo estaba causando problemas.

Caminaba y caminaba y todos me miraban. Parecían asustados pero supuse que estaba empezando a imaginarme cosas.

George estaba a mi lado pero no me miraba, solo escuchaba a Kurisu hablar sobre la venta.

Estaba tan enfadada que giré mi cabeza hacia el público, encontrándome cara a cara con alguien que conocía.

—¿Donovan? —murmuré sorprendida.

<<Gracias a Dios que está aquí>> pensé.

—¿Has dicho algo? —preguntó Kurisu.

Negué abruptamente.

—Bien, como íbamos diciendo...

Me volví hacia él y lo vi señalándose a la cabeza como si quisiera que yo le leyera la mente, sin embargo, rápidamente me di cuenta de que todos en esta sala tenían ese cacharro que impedía que les leyera la mente.

<<Eso quería decirme Donovan entonces...>> deduje.

No despegaba los ojos de él porque intentaba decirle que me salvara y pensé que seguramente me había entendido. Lo vi dirigiéndose hacia tres personas que supe también de quiénes se trataban: Demetrius, Sara y Melinda.

Todos se quedaron mirándome. Me dio un poco de gracia la cara que puso Melinda tan solo verme. Debí haberle asustado un poco.

Verlos a todos juntos me dio un poco de nostalgia. Empezaba a echar de menos estar con mis padres, quienes se habían esforzado mucho por salvarme. Debía recompensárselo de alguna forma aunque en el estado en el que estaba sería muy complicado.

—Bien, dicho esto. Empecemos —sentenció George.

—Eh, antes quiero algo —interrumpió de repente Kurisu. Me miró a los ojos—. Quiero una demostración. Quiero que me leas la mente.

George me miró asustado. En realidad, todos me miraban. Sentía una presión social que jamás había sentido. Fue entonces cuando vi ese cacharro que impedía que yo le leyera la mente a Kurisu. La había tenido pegada a su pelo y además era minúscula. Jamás lo podría haber visto por mi cuenta.

Cerré los ojos y me concentré en leerle la mente. Sonreí disimuladamente. Ya se me había ocurrido qué hacer.

—¿Y bien? ¿Qué he pensando? —preguntó Kurisu.

Miré al público.

—No sé yo... No sé si debería de decirlo —dije sonriendo con disimulo.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Usted no tiene la mente muy limpia, señor. No sé yo si quisiera que lo dijera públicamente.

La gente empezó a mirar al presidente, haciendo que este empezara a ponerse nervioso.

—Pero... pero... ¡qué estás diciendo!

Un guardia irrumpió la conversación.

—Señor, creo que debería realizar la venta. No hay tiempo.

—¡Ni hablar! ¡Esta niña no está bien mentalmente! ¡No pienso ser timado! —exclamó.

—O a lo mejor, Anya ha leído la mente de otra persona —deduje mirando a un guardia que estaba babeando viendo a una mujer.

—¡Será traidor! —murmuró dando zancadas hacia dicho chico.

La discusión empeoró haciendo que todos los guardias salieran de la sala. Miré a Donovan y a los demás y corrí hacia ellos para abrazarlos.

—¡Anya! ¡Menos mal que estás bien! —dijo Melinda.

—Pensábamos que no íbamos a volver a verte. ¡Gracias a Dios! —dijo Sara.

—Me alegra volver a verte, cuñada —bromeó Demetrius guiándome un ojo.

—A mí también me alegra verte —dijo Donovan tan serio como siempre.

Les sonreí y cuando giré la cabeza, me fijé en George, quien estaba de pie mirándonos. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Hicimos un largo contacto visual cuando pude leerle la mente:

<<Anda vete. Necesitas paz>>.

Abrí la boca de la sorpresa y le vi dirigiéndome una sonrisa. Bajé la cabeza en modo de agradecimiento y todos juntos fuimos corriendo por la puerta de emergencias.

Tuvimos que bajar los veintipico pisos, lo cual nos llevó más que unos pocos minutos lamentablemente.

No paramos a charlar ni un minuto, así que cuando bajamos todas las escaleras empezaron a hacerme preguntas de cómo estaba.

Pero todos nos arrepentimos de haber descansado ese rato, ya que nos congelamos al escuchar una explosión.

Provenía del este, justo donde se encontraba Westalis. La guerra había comenzado. Y todo por haberle mentido al presidente Kurisu.

~~~

Tras esa bomba que había provocado la explosión, Donovan salió por la puerta de emergencias disparado. Le habían llamado por teléfono, avisándole que lo recogerían de inmediato en un helicóptero, sin embargo, él insistió en que recogieran también a cualquier persona que había resultado herida y la llevasen a un lugar seguro.

Mientras él estaba hablando por teléfono, Melinda nos cogió de las manos a Demetrius, Sara y a mí para llevarnos a un lugar en el que no seríamos vistos, ya que una muchedumbre de gente había comenzado a salir de la puerta de emergencias.

Donovan se acercó a nosotros e insistió en que fuéramos con él.

—No voy —sentencié, llevándome la atención de todos.

—Es una broma, ¿no, Anya? —dijo Melinda.

—¿Vas adonde Damian, verdad? —dedujo Demetrius. No dije nada—. Lo sabía. Te deseo toda la suerte del mundo, Anya. Cuídate.

—¡¿Qué?! ¿Anya, te vas así sin más? —exclamó Sara—. Ay, no, no, no... No nos hagas esto, Anya. Te puede suceder cualquier cosa y...

—Estaré bien. No os preocupéis por mí. Cuidaos vosotros también.

Nos despedimos de la forma más triste pero yo estaba segura de mi decisión. Lo que más quería en este mundo era a Damian y no iba a perderlo por un egoísmo. Ahora mismo podría estar en peligro y yo lo ayudaría aunque fuera lo último que hiciese.

<<Espérame Damian, voy adonde ti>>.

Love You - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora