Capítulo 27 - Juntos

1.2K 107 39
                                    



꧁༒•𝓙𝓾𝓷𝓽𝓸𝓼•༒꧂

Hoy era el día: íbamos a rescatar a Damian. De hecho, ya habíamos llegado al destino.

Todos nos habíamos disfrazado con las máscaras que papá utilizaba en su trabajo, las cuales te convertían en otra persona y eran supereficintes. Engañabas a cualquiera utilizándolas.

Antes de habernos puesto las manos a la obra, llamamos a Melinda, Demetrius y Sara para que nos ayudaran. Donovan, al parecer, seguía envuelto en temas del presidente.

Gracias a Mira y Ken pudimos llegar a la guarida en la que Damian se encontraba. Ya que papá estaba muy acostumbrado a estas cosas, sabía a la perfección que no todo nos resultaría tan sencillo, así que supo qué cosas hacer primero.

Al llegar a la azotea, mandó a Bond a que olfateara el lugar y con una microcámara que tenía pegada en su collar, pudimos saber si el salón en el que se encontraba Damian estaba lleno de guardias o no.

Afortunadamente, los guardias no le dieron mucha importancia cuando Bond apareció.

Cuando Bond se acercó a Damian, todos jadearon al verlo en ese estado y yo solo me quedé mirándolo sin decir nada.

~~~

NARRA DAMIAN

<<¿Ese... es Bond, el perro de Anya?>> pensé nada más ver el perro cerca mío. <<No, imposible. Tiene que ser el perro de otra persona. Muchos perros se parecen a Bond. No tiene porqué ser ese mismo>>.

—Ey, ven, perrito —decía uno de los guardias, acercándose a él para llevárselo.

Entonces, el perro empezó a gruñir y ponerse alerta a medida que el guardia se acercaba más y más a él.

Parecía que en cualquier momento saltaría a él y lo arañaría.

—Como alguien ataque a los guardias, apretaré el botón —dijo Liam nada más aparecer en la sala—. Advertido estás, chucho.

El perro paró en seco y poco a poco fue bajando su cabecita y escondiéndola en su plumaje del miedo que tenía.

—Bien, bien... —siguió diciendo—. Buen chico.

—No cantes victoria —dijo alguien de repente detrás suyo y le quitó el control remoto de una patada.

—¿Qu... qué? —gritó Liam asustado, buscando el control.

—¿Buscabas esto? —dijo otro con el control remoto en la mano.

De la poca luz que había se me hacía imposible distinguir a las personas misteriosas que habían aparecido, sin embargo, mi cuerpo de inmediato se calmó en cuanto supe que estaba fuera de peligro.

El perro regresó a su estado anterior y se dispuso a morder las cuerdas que ataban mis manos a la silla.

La pelea era épica: de un momento a otro habían aparecido más personas y estaban peleando de manera impresionante con los guaridas que iban apareciendo. Parecía una película.

No despegaba los ojos de todos ellos, así que no me enteré cuando una persona se había acercado a mí, incluso me asustó.

—¡Ah, qué susto! ¿Vas a atacarme? —dije sin pensármelo.

—¿Eh? No. Voy a rescatarte —dijo como si me conociera de toda la vida.

—¿Cómo? —fue lo único que se me ocurrió decir.

Cuando ya tenía las manos liberadas, el sujeto se quedó mirando el panorama y cuando lo vio oportuno, quitó la bomba de mi cuello, cogió de mi mano y me arrastró corriendo hacia una de las puertas sin que nadie se diera cuenta. Incluso el perro nos siguió.

Pudimos escondernos en otra sala con más luz, lo cual me permitió ver mejor al sujeto.

A pesar de que ya estábamos a salvo, no se le veía del todo aliviado.

—¿Estás bien? —le pregunté preocupado.

Me miró a los ojos sin decir nada y se relajó.

—Sí, gracias por preocuparte —dijo— aunque debería de ser yo la que te tendría que haberte preguntado eso...

<<¿"La"? ¿No es un chico?>> pensé.

—Ahora que lo dices..., no eres un chico, ¿verdad? La voz es verdad que es distinta...

—¿Qué? —Carraspeó de forma disimulada—. No, no, no, soy hombre.

<<Me huele que me está mintiendo...>> pensé.

En cuanto pensé en eso, vi cómo abría sus ojos y me miraban con preocupación. Luego, bajó la mirada y mordió el labio inferior.

—Te he mentido, lo siento. Es solo que... es muy arriesgado que me reconozcan aquí. Luego te lo explicaré todo, Damian. Te lo prometo —me dijo con su voz natural.

<<Esa voz...>> pensé.

—Sí, soy... Anya —dijo ella con una medio sonrisa.

Sentí cómo mi corazón dejaba de latir.

—¿Eres tú? ¿Eres tú de verdad? —repetí incrédulo.

Ella asintió levemente sin despegar su mirada.

Ambos nos acercamos y nos abrazamos. Acaricié su cabello, el cual era falso y sentí su calor corporal en mi cuello. Era superrelajate abrazarla. No me acordaba la última vez que lo hice pero debió haber sido una fantasía.

En cuanto nos separamos, yo le dije:

—Muchas gracias por venir a salvarme, Anya. Te estoy eternamente agradecido por ello. No sabría qué habría sido de mí si no hubieras venido.

Ella acarició mi mejilla.

—No me lo agradezcas. Yo solo he hecho el trabajo fácil. Han sido mis padres y tus familiares quienes han hecho la mayoría del trabajo. Deberías agradecerles a ellos en cuanto estemos oficialmente a salvos todos —dijo ella tiernamente.

Le acaricié la mano que estaba en mi mejilla.

—Cuánto te he extrañado... —susurré pero sabía que ella me había escuchado.

Me esperaba unas risas o un rubor por parte de ella, sin embargo, ocurrió esto:

—Yo también.

Eché unas risitas de alivio.

—¿Puedo pedirte algo, Anya?

—¿El qué?

—¿Podría verte la cara por un momento? —le pregunté sin poder evitarlo.

—Sabes que no puedo hacer eso, Damian. Podría ponernos en peligro y lo sabes.

—Pero... llevo tanto tiempo sin verte que...

Me cogió de las manos y me miró a los ojos.

—Damian, sé que esto ha sido muy duro para ti pero no podemos relajarnos todavía. La batalla no ha terminado y no puedo ponernos en riesgo por algo como esto. Prometo que volveremos a vernos y esta vez de verdad pero hay que esperar todavía, ¿vale?

Asentí.

—Vale, te esperaré —le dije acariciándole la mejilla.

Ella me sonrió y se incorporó uno poco para besarme la mejilla.

—Hasta pronto.

Love You - Damian x AnyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora