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—Adelante— El mayor señaló el closet tratando de aguantarse la risa

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—Adelante— El mayor señaló el closet tratando de aguantarse la risa.

— ¡P-pero! — Se quejó sin éxito alguno— ¡Yo ni siquiera había perdido!

— ¡Ya! — Intervino otro de los presentes, para luego tomarle por el cuello de la remera y comenzar a tironear de él— Mientras más te quejes, más tardaremos y haremos que la tortura sea peor— YoonGi abrió y cerró su boca, buscando qué decir, cuando el Kim volvió a negar— Y sí realmente crees que vas a hacer que Jin-hyung cambie de parecer, es probable que eches raíces en el suelo—Explicó.

El aludido ensanchó aún más su sonrisa al escuchar las palabras de su amigo— ¿Qué puedo decir? —Se encogió de hombros— Algunos nacemos con estrella, y otros, estrellados.

— ¡Insisto que estamos siendo juzgados por portación de rostro! — Contraatacó el Min. —Cualquiera que no tenga esa cara— Señaló a su primo— Cae bajo todo el peso de la ley.

—Cuando tengas mi edad y mi estilo— Comenzó SeokJin— podrás quejarte… —En el instante en que YoonGi pasó por su costado, el Kim mayor le dio una palmada en el trasero— Mientras tanto—Señaló el armario. — A quejarse, a la quejadería de alguien a quien le importe.

El pelinegro suspiró para luego continuar su camino resignado hacía su lugar de condena con quien podría ser su inminente verdugo.

No era una novedad para el Min, que TaeHyung prácticamente parecía exudar odio hacia su persona. ¿Qué demonios le había hecho él para que el Kim reaccionara de esa forma?

Solo el universo lo sabía.

A pesar de toda la mala energía que el menor tenía contra sí, prefería hacer oídos sordos por JiMin y su hijo. Podía ser que el Kim no se llevara con él, pero aun así tenían familia en conjunto, así que Min haría todo lo posible como para tratar de estar en paz.

Ambos entraron en silencio al diminuto espacio en donde apenas y cabían doblando sus piernas.

Durante unos instantes, solamente podían escuchar el ruido de sus respiraciones y la música que provenía desde el exterior.

— ¡Nada de asesinar a YoonGi, TaeHyung! —Agregó SeokJin— No tengo ganas de hacer un pozo para esconder un cuerpo… —Murmuró para luego reír.

—No te preocupes, hyung — El Kim menor sonrió de forma macabra— Antes de matarlo, le haría cavar su propia tumba para evitarnos el esfuerzo.

— ¡TaeHyung! — se quejó el rubio, a lo que el castaño chasqueó sus labios en forma de respuesta.

— ¡Le quitas la diversión a todo, Minnie! — se quejó con un puchero.

YoonGi llevó sus rodillas aún más contra su pecho, mientras desviaba su mirada del contrario.

<Sí no me ve, no existo… Sí no existo, entonces ¿No puede asesinarme? > El mayor asintió a sus propios pensamientos.

No entrometerse en el camino del castaño era algo en lo que venía trabajando, tal vez algún día TaeHyung se diera cuenta de que no tenía intenciones de dañar ni a su hijo ni a JiMin, y las cosas entre ellos mejoraran lo suficiente como para tener una convivencia que no dañara a su persona, pero hasta ese entonces, mejor quitarse de su camino.

10 Centímetros × YoonMin × MpregnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora