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Un pequeño pelinegro se encontraba mirando por la ventana, se sentía un poco desanimado a pesar de estar en camino a pasar unos días no sólo con su adorado papi, sino también con sus tíos favoritos

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Un pequeño pelinegro se encontraba mirando por la ventana, se sentía un poco desanimado a pesar de estar en camino a pasar unos días no sólo con su adorado papi, sino también con sus tíos favoritos.

El rubio notó como su hijo estaba ausente y se preocupó. 

En otras circunstancias, Uri estaría saltando sobre el asiento como sí hubiera consumido una dosis extra de azúcar... Pero en este caso el menor estaba silencioso como pocas veces en su vida.

— ¿Qué sucede, cariño? — JiMin levantó la mirada para cruzar su vista con la de su hijo a través del espejo del automóvil. — ¿Por qué tienes esa carita? — El menor suspiró antes de negar — ¿Sucedió algo, bebé? ¿Estás mal de la pancita, nuevamente? 

A Uri a veces le mareaban los viajes en cualquier tipo de transporte, por lo que siempre tenía que estar atento a sus náuseas para evitar que vomitara en el trayecto. 

El niño volvió a negar sin emitir ninguna palabra.

JiMin repasó mentalmente la lista de cosas que podrían tener a su pequeño de esa manera y sonrió con gran ternura al tener una idea de su tristeza. 

— ¿No estás feliz con el viaje que estamos haciendo? — le brindó una sonrisa a su hijo. — Pensé que te gustaban estas cabañas y los toboganes de agua.

Su pequeño amaba esos malditos instrumentos del infierno. 

El Park mayor les tenía un miedo infinito, y más cuando era su hijo el que se tiraba por ellos. 

Todo era culpa de ChanYeol y de incentivar a su dulce niño de que tirarse por ellos era algo divertido. La primera vez que Uri se había lanzado por uno de los toboganes, JiMin casi sufre un paro cardiaco. 

Bueno, la realidad era que el riesgo de infarto sucedía siempre que el rubio veía a su bebé comprometido en alguna situación en la que su integridad física se pudiera ver afectada.

No era su culpa del todo, Park atendía demasiadas consultas por accidentes de todo tipo y tenía terror de que le sucediera a su terroncito.

Posterior a cerciorarse de que Uri estaba bien y tenía todos sus huesos en el lugar, el rubio había llevado a su amigo a "charlar" detrás de un árbol. 

Pobre ChanYeol que se había -ejem- tropezado con una rama del lugar y su ojo había quedado morado luego de caer sobre un puño.
Cosas que suceden en el bosque, no lo entenderían.

De igual manera, tarde o temprano había aprendido que a pesar de todos sus miedos, no podía inculcarle al menor a tenerle pavor a todo, así que trataba de alentar a su hijo en todo lo que pudiera y a comerse los codos internamente.

10 Centímetros × YoonMin × MpregnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora