Dependiendo del contexto, 10 centímetros podía ser nada o podía ser todo.
Por ejemplo en el caso de un miembro masculino, podía pasar de ser un pene a dar "pena".
En esos momentos, Park JiMin sentía tanto dolor que jamás pensó en las consecuencias d...
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Decir que se sentía un completo imbécil era quedarse corto.
Quería justificarse a sí mismo diciendo que era obvio que podía tener sus miedos y dudar de la moralidad de Min, pero sabía que simplemente estaría negando la realidad.
La única verdad era que tenía demasiado miedo de perder a su pequeño y le costaba el hecho de comenzar a compartir su vida con YoonGi.
Debía de hablar con Kai acerca de sus delirios paranoicos.
No eran momentos como para andar descuidando su salud mental, y sí tenía que terminar yendo a un psiquiatra que pudiera ayudarle, en buena hora.
Miró nuevamente la pantalla de su teléfono debatiéndose en que responder. El mayor hasta le había enviado una foto de su hijo jugando. ¡Eso era jugar sucio! Ya que ablandaba su corazón de pollo.
Además estaba el hecho de que JiMin se había olvidado de dejarle su número a YoonGi o de siquiera pedirle suyo. ¡¿Cómo chingados iban a comunicarse?! ¡¿Telepatía?!
Mientras el rubio se había estado debatiendo las mil maneras de matar a Min, YoonGi se la había pasado tratando de conseguir su número, y hasta había molestado al maestro de su hijo para poder conseguirlo.
— ¡Maldita seas Min! — mordió su labio en señal de nerviosismo. ¿Por qué sentía a su débil corazón latir tan rápido? Se rehusaba a volver a caer a sus pies. Se suponía que el tiempo había pasado y se había convertido en un adulto autosuficiente, padre de familia y un excelente profesional.
No volvería a caer como un iluso adolescente, además JiMin sabía como terminaba ese cuento...
Entonces si lo sabía... ¿Por qué sonreía como idiota ante los mensajes? Ni hablar de lo que estaba pensando hacer, parecía ser que su cerebro se había ido de vacaciones junto con su amor propio.
¿Dónde estaba TaeHyung para decirle su célebre frase: "Amigo, date cuenta"?
El rubio se mordió el labio, siendo totalmente consciente de que lo que estaba a punto de hacer estaba mal.
"— Pero no tan mal— ", se respondió a sí mismo, para luego presionar enviar.
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