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Un simple asentimiento y el fuego en su mirada, fue lo único que necesitó para perderse en la intensidad del deseo que amenazaba con consumirle por completo

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Un simple asentimiento y el fuego en su mirada, fue lo único que necesitó para perderse en la intensidad del deseo que amenazaba con consumirle por completo.

Una serie de gemidos entremezclados con suspiros de placer fueron la única respuesta que el rubio pudo escuchar por parte del mayor, sonriendo al ser totalmente consciente del poder que ejercía sobre el Min.

Sus lenguas danzaban a la par de un intrépido juego de poder en el que lo único que estaba en juego era su cordura.

El ruido de fondo quedó desdibujado ante el fulgor de la habilidad de las finas manos que se colaban en el cuerpo contrario, con ferviente necesidad, dejado de lado cualquier tipo de escenario que no fuera la pequeña luz que se filtraba por la rendija del pequeño espacio del armario en el que se encontraban.

Sus labios se absorbían cual sí fuera por primera vez, con un hambre voraz capaz de devorar toda la piel a su paso.

El rubio trazó con su lengua el espacio desde el cuello del mayor hasta el comienzo de sus níveas clavículas, dejando un rastro de pequeñas marcas y mordidas, a la par que tiraba suavemente de su cabello.

—J-JiMin-aah— Esbozó con dificultad, mientras se dejaba hacer por el menor.

En respuesta, Park movió sus caderas sobre las de YoonGi, sintiendo como su miembro estaba duro como una roca, apresado por las prendas, y sin embargo, era lo suficientemente grande como para que se le hiciera agua la boca.

El menor se relamió los labios, para volver a cruzar miradas con el Min.

Infinidad de sentimientos se pasaron por su mente…

Desde que tenía memoria deseó el poder compartir momentos así con el contrario.

Min YoonGi había sido su primera vez, y solo el universo sabía cuanto había deseado que también fuera la última, luego de toda una vida juntos…
Pero el destino podía ser un cruel traicionero en el que pocas veces se conseguía lo que más se deseaba, y mucho menos, que fuera de la forma en la que queríamos.

Y también estaba otra instancia que hacía que los engranajes de su mente comenzaran a rodar sin pausa alguna. ¡¿Qué sí lo de ellos no había sucedido porque realmente no estaban destinados a estar juntos?!

JiMin daba gracias al hermoso hijo que habían traído al mundo, pero ¡¿Qué sí ello era lo único a lo que estaban destinados a lograr?!

<Existen amores en tu vida, que no están destinados a ser para tu vida>, aquella frase pareció tatuarse a fuego lento sobre su corazón, a la par que dejaba que el mayor recorriera su cuerpo inmerso en la lujuria accidental en la que se encontraban consumidos.

Nuevamente pensó en ellos por separado…

YoonGi siempre había sido alguien que tenía los pies sobre la tierra, una persona que pensaba seriamente sus actos antes de actuar, alguien justo que luchaba por sus ideales, un gran amigo y no tenía dudas de que de haberle dado la oportunidad, habría sido un gran padre.

10 Centímetros × YoonMin × MpregnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora