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Habían pasado 10 minutos ya, Daniel había estado atento a la puerta de los baños, había visto salir a Armando, pensó que tal vez se irían juntos, o por lo menos, que Mario dejaría el lugar yendo detrás del otro, pero no, comenzaba a preocuparse, habría ido a buscarlo de no ser porque pronto lo vió, salió con un semblante muy diferente con el que había entrado, parecía serio y triste, demasiado, no brillaba como la sola presencia de Mario Calderón solía hacerlo.

Entonces lo vió tomar una botella de ron de una de las charolas que llevaba uno de los tantos meseros del lugar, Mario la abrió y caminó lentamente hacía los vestidores, probablemente pensando que ya nadie lo vería y solo podría esconderse beber.

"¿Qué le hizo ahora?" preguntó Daniel apenas corrió a acercarse y colocó la mano en la parte de la boquilla de la botella "además de pegarle los malos hábitos".

"Déjeme en paz, Daniel" Mario arrebató la botella para dar un gran trago y comenzó a caminar más rápido tratando de alejarse de él.

"Hey, hey, hey" Daniel lo acorraló contra la pared apenas lo alcanzó y sostuvo sus muñecas fuerte "¿me quiere decir que es lo que le está pasando, Mario? por favor" preguntó aflojando cada vez más el agarre, mirándolo fijamente a los ojos.

El mayor bajó su mirada apenado... y adolorido "no pasó nada, ¿puede dejarme ir?".

"Bueno" Daniel se separó con delicadeza y tomó la botella "si no quiere decirme está bien, pero si simplemente irá a embriagarse al vestidor, solo, y con este trago tan barato, permítame mejor invitarlo a mi departamento y bebemos algo que no sepa tan horrible ¿qué dice?" dejó la botella en el mueble más cercano y miró al castaño esperando una respuesta.

[...]

"Aquí tiene" Daniel dejó un vaso con whisky para cada uno en la barra y la botella la dejó a un lado.

"Gracias".

"No tiene nada que agradecer" se sentó a su lado en aquellos bancos altos de su comedor y dió un sorbo de su trago al mismo tiempo que Mario.

Simplemente se quedaron bebiendo en silencio por un rato.

[...]

"¿Entonces te gustó el lugar?"

"Sí, como dijiste sus bebidas estuvieron deliciosas, ¿estás seguro de que puedes manejar, Armando?" la venezolana rió a lo bajo.

Armando sonrió de lado prendiendo el carro "claro que sí, Alejandra, si apenas y siento algo con esos pocos tragos".

"Mm, confío en ti entonces".

[...]

"Dijo que buscaría «curarse» con la ayuda de Alejandra... que esperaba que todas sus confusiones se esfumaran, porque eso es lo que existía entre nosotros, simple confusión" Mario rió amargamente al recordarlo y dió un trago más.

"¿Qué?" Daniel no podía creer lo que escuchaba.

"Como lo escucha... oh, y que me recomendaba hacer lo mismo a mi si es que aprecio su amistad, porque al parecer no puede ser amigo de un «torcido» como yo".

Daniel dejó su vaso en la barra y acercó su mano al hombro de Mario, sobando lentamente "Mario, discúlpame pero no sé qué demonios le ves a ese tipo, es un imbécil, es que esto ni siquiera me sorprende".

Mario agachó su cabeza apenado, no es como si él no se hubiera preguntado antes porque seguía queriendo a Armando de esa manera luego de todo lo que han pasado, particularmente de las veces que le ha hecho daño.

"Daniel, ¿usted qué opina de todo esto? ¿acaso es tan malo enamorarse de un hombre?... ¿de mi?".

Daniel lo miró atentamente y mordió suavemente su lengua mientras pensaba.

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