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Armando vuelve a meterse en la cama una vez que se encarga de la limpieza del acto, y ríe bajo al ver a Mario mirando al techo con una pequeña sonrisa en su rostro.

"¿Qué le pasa?" deposita un tímido beso en el hombro del castaño y toma cierto espacio en la cama, acomodándose de lado para poder verlo bien.

Mario suspira feliz y se acomoda igual que él otro para verlo frente a frente "nada... solo estoy pensando".

"¿Ah sí?, ¿y qué piensa?".

"En que hace unas semanas le dije que a usted le queda mucho mejor que yo estar arriba, y hoy lo terminé por comprobar".

Armando soltó una carcajada "claro que estaba pensando en eso... no sé ni para qué pregunté, si tenía una cara de degenerado tremenda" dijo bromeando y acomodó uno de los rizos que estorbaban en la cara de Mario.

Mario sonrió y lentamente se acercó al otro, en un intento arriesgado de acurrucarse en su pecho "a usted no le queda nada bien reclamarme eso, cuando usted mi queridísimo presidente interino es la razón".

Armando se dió cuenta del tímido intento de acurrucarse de Mario, y para brindarle confianza lo rodeó en un abrazo.

"No, ahora es mi culpa, pues".

Mario se encogió en hombros y luego ambos rieron.

Después de un rato silencioso en donde cada uno se perdió en sus propios pensamientos, Mario volvió a romper el silencio.

"¿Medias puestas, ah?".

Armando sonrió, divertido.

"Cálle, hombre".

"Me gusta... me gustó todo, de hecho".

Armando pasó la yema de sus dedos desde sus brazos hasta su cintura.

"Me alegra que lo haya disfrutado tanto como yo" Armando lo dejó en la cama con suavidad y casi sobre él, le dió un pequeño beso en los labios "debo irme ya..."

Mario quedó desconcertado cuando vió a Armando recoger su ropa "¿se va?... ya le había dicho que puede quedarse cuando quiera".

"Me encantaría, pero mañana debemos madrugar los dos, y yo acá ya no tengo cambio de ropa" dijo abrochando los botones de su camisa.

Mario hizo un pequeño puchero y revisó la hora en su despertador "Son las 12 de la noche, Armando, dejaste el carro en ecomoda ¿planeas pedir un taxi a esta hora?... mejor en la mañana le presto una camisa, me parece que ahí todavía tiene ropa interior y un pantalón limpios".

Armando suspira y se sienta en la cama ya con la camisa y el pantalón puestos.

"La verdad es que no he podido dormir nada desde el sábado que hablamos, Mario, y algo me dice que hoy no será diferente, no quiero entretenerlo y que también termine desvelandose".

Mario se sentó con algo de dificultad en la cama y dió pequeños besos en su espalda "Armando... ¿de verdad no has dormido en dos días?, ven aquí, acuéstate, iré a hacerte un té y si ni así puedes dormir, entonces platicamos un rato, sabes que de cualquier manera te llamaré cuando estés en tu casa, estaría mucho más tranquilo si puedo acompañarte en tu insomnio".

Armando volteó a mirarlo y sin resistirse más, lo tomó con delicadeza de la mejilla para besarlo con ternura "no lo merezco, Mario".

"No diga tonterías" Mario sonrió contra sus labios y comenzó a desabrochar su camisa de nuevo "acuéstese, ya vuelvo con el té".

Armando quitó también su pantalón y lo tomó del brazo "no, solo quédese aquí a mi lado y abráceme".

El contrario asintió, ambos volvieron a la cama, se cubrieron con una manta y esta vez fue Mario el que lo abrazó a él.

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