Capítulo 18

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La madre de Min Ho estaba dándome la chapa sobre la boda y la verdad es que estaba completamente desconectada de la conversación hasta que la escuché decir que viviríamos allí con ellos.

- ¿Perdone? – dije interrumpiendo su monologo. Min Ho me miró, él también parecía estar haciendo caso omiso a su madre – Yo no voy a vivir aquí con ustedes – vamos eso estaba fuera de discusión.

- Por supuesto que vivirás aquí, de echo mi ama de llaves va a cuadrar los horarios para que comiences a aprender de nuestra cocinera. Te encargaras de los desayunos, las comidas y las cenas – Casi me hecho a reír – se que cocinas bien, me lo ha dicho tu madre, pero la cocina coreana es diferente - ¿Mi madre sabia que me iban a tener allí de cocinera? Me extrañaba muchísimo que hubiera aceptado eso.

- Disculpe, pero eso no va a suceder, yo soy la subdirectora – quería apartarme del cargo para montar un restaurante, pero mejor ahora me agarro a ese cargo no vaya a ser que me exploten laboralmente.

- Eso es cosa de hombres – me levanté del sofá indignada. Min Ho me imitó.

- Mama, eso no es lo que se ha acordado – le dijo su hijo, menos mal que al menos él no estaba al tanto de semejante majadería.

- Usted lo que quiere es una chacha gratis y lo siento, pero no... - la sangre me hervía y en esos días yo había cambiado, el estado de mi padre, mi único apoyo real en esta vida y lo que había pasado con Tae había traído al exterior a la Valeria que estaba oculta.

- Como te atreves a decir eso mocosa – me ha llamado mocosa...Se levantó y me encaró amenazante.

Allí me encontraba yo, delante de la madre de Min Ho con una mano levantada dispuesta a golpearme la cara... no, ya no era la misma Valeria indiferente y me había cansado de ser educada.

- ¡Señora! – me aseguré de decir ajumma en vez de samunim – le aseguro que si esa mano toca alguna parte de mi cuerpo le rompo el puto brazo en tres partes – grité bien alto. Min Ho agrandó los ojos como platos y su madre se quedó de piedra.

Mi madre y mi futuro suegro estaban en el hospital con mi padre. Yo no tenia porque estar allí, tenia mis maletas y mis cosas en mi piso de Gangnam. Agarré mi bolso, mi abrigo y me largué sin mirar atrás y cagándome en la puta de bastos, en español claro... los tacos sabían mejor en mi boca si eran en mi idioma materno, además que los españoles teníamos las mejores palabrotas y maldiciones del mundo. Min Ho salió detrás de mi.

- Te recuerdo, que yo también aprendí español – me dijo con una carcajada Min Ho.

- Genial ahora ni cagarme en la puta a gusto puedo... - rebatí.

- Perdona a mi madre por favor – me pidió agarrándome la mano. Era un chico mucho mas dulce de lo que me había imaginado. Era muy guapo también, una pena que yo hubiera descubierto lo que era amar antes de volver a encontrarme con él. Había estado a mi lado desde que había salido de Noruega. Aquello era tan lejano, pero solo habían pasado tres días y él se había portado muy bien conmigo durante este tiempo, aun así había algo extraño en su forma de mirarme.

- Espero que eso no sea lo que busques de mi, porque te aseguro que no pienso casarme si lo que pretendéis es dejarme como sirvienta en tu casa – le dije.

- Por supuesto que no ¿Acaso piensas que tu padre habría permitido algo así? – me preguntó. Mi padre ahora no estaba allí, estaba en un puñetero hospital intentando despertarse después de tener un ictus.

- Venga, te invito a comer – le dije sin más - ¿Puedo conducir? – le pregunté. Me moría por coger su Maserati. Él sonrió y me lanzó las llaves.

Después de darle un par de achuchones al coche paramos donde me dijo Min Ho y salimos a comer, era un restaurante de lo mas lujoso, yo tenia mas en mente ir a un restaurante de esos destartalados que se ven en los dramas.

Bajo la AuroraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora