Capítulo XIV

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Miré sobre su hombro y noté que Erick y la chica se habían ido. Bien. Eso significaba que mi plan había funcionado.

Había besado a Nils. Joder ¿Qué me sucedía?

Carraspee mi garganta y levante la cabeza para mirarle a los ojos. Sino hacia nada, mi boca terminaría en la suya de nuevo.

Nils tenía la mirada perdida cuando sus ojos conectaron con los míos. Nuestros pechos todavía subían y bajaban arrítmicamente.

Mire sus labios hinchados. Seguramente los míos debían estar igual. Quite todo pensamiento de mi cabeza que me decía que volviera a besarlo. Carraspeé de nuevo y me pegué más a la barra para tener más espacio entre nosotros. Nils por fin entendió lo que quería y se alejó unos pasos.

—Bueno...— comencé. — Te dije que iba a funcionar. — sonreí, nerviosa.

Nils no dejaba de mirarme como si estuviera pasmado. Dios. Yo estoy igual.

Le sonreí una vez más y me fui.

Corrí, prácticamente.

Hui de la escena. Solo quería alejarme de él o me lanzaría de nuevo a por otro beso. ¿En qué demonios estaba pensando, joder? ¿Por qué diablos hice eso?

Salí media estupefacta a la salida de la discoteca. Ni siquiera recordé que había venido con Claire cuando levante la mano para que un taxi frenara. Me subí rápidamente y le di mi dirección.

Quizás mañana todos olvidaremos lo que sucedió.

***

— ¿Me estas escuchando?— pregunta mi madre al otro lado de la línea.

—Que sí.

Mentira. Hace ya un par de minutos que no la escuchaba. Cuando me desperté vi que Caire me había enviado cientos de mensajes. Y no preguntándome donde estoy, ella suponía donde estaba y claramente estaba equivocada. Eran mensajes preguntándome que demonios fue ese beso. Al parecer no había quedado en el olvido como yo tanto quería. Por obvias razones, la había ignorado.

Mi madre me había llamado hace media hora para contarme todas sus aventuras. Cuando comencé a escuchar ruidos de que alguien habitaba en la habitación de al lado, deje de prestar atención a mi madre.

— ¿Te molesta?

Fruncí el ceño, confusa.

— ¿Si me molesta que?

— ¡Ves que no me estabas escuchando!

— ¡Ya, ya! Lo siento. ¿Qué me habías preguntado?

—Conocí a un hombre.

Vaya. Eso me desconecto completamente. ¿Mamá? ¿Con un hombre? En todos estos años jamás la había oído decir que quería volver a tener pareja. No era tonta. Sabía que mamá había tenido citas pero nunca quiso que fueran más que eso.

— ¿Estas saliendo con un hombre?

—Dije conociendo no saliendo. — me corrigió.

—Vaya.

— ¿Te molesta?

— ¿Por qué habría de hacerlo?— pregunté. — Simplemente me dejas helada. Ligaste en un viaje. Felicidades.

— ¡Kylie!— apuesto lo que sea a que se puso roja.

Me siguió contando como lo conoció y así. Se la veía feliz y eso era lo que importaba. En cuanto colgó, entre en mi habitación.

Diez letras: serendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora