— ¿Kylie?
Hacia un día nublado hoy, era temprano pero el día estaba oscuro. Los días nublados se habían convertido en mis favoritos. Había una señora discutiendo por teléfono al otro lado de la calle, se la veía molesta. Las personas la miraban raro cuando pasaban a su lado.
—Está bien si no quieres hablar de ello.
—Pues no quiero hablar de ello. — espete tajante.
Era curioso mi manera de tratarla siendo ya la que la llame para venir a una consulta fuera de mis consultas determinadas. Creo que buscaba alterarla, que me gritara pero era imposible alterar a esta mujer. Solía odiarla. Siempre con esa sonrisa condescendiente como si entendiera toda la mierda que le estaba contando. Era odiosa pero termine aceptándola y... si, me ayudó bastante. No la cambaría.
— ¿Cómo van tus pesadillas?
—Ya no las tengo. — su silencio me indico que siguiera. — Solo cuando me estreso demasiado pero ya no son frecuentes.
—Eso está bien. Eso es un progreso. ¿Quieres que hablemos sobre eso?
—Son las mismas que te he contado mil veces. Soy yo en medio de la nada siendo apuñalada cien veces hasta morir desangrada. — rodé los ojos. Volteé la cabeza para observarla. Su rostro no tenía expresión de enojo hacia mi o algo. — Lo siento. No han cambiado. Soy yo siendo apuntada con un arma pero nadie dispara, por lo menos no a mí.
— ¿Qué sucede luego?
Volví a mirar hacia la ventana.
—Alguien se interpone. Cuando quiero ayudarlo me doy cuenta de que tengo una navaja apurándome el estómago y luego me despierto.
— ¿Qué genera que te despiertes?
Se porque hacia esas preguntas. Ya conocía mis pesadillas. De alguna forma, ella creía que me ayudaba al decirlo todo. Tarde unos segundo en responder. Era cierto que ya no eran frecuentes pero recordarlas hacia que me creciera un nudo en la garganta.
—Me despierto cuando aprieta el gatillo. — anota algo en su libreta y yo me concentro en observar cualquier cosa.
— ¿Y los ataques de pánico?
—Ya casi nunca los tengo. — la doctora Smith desvía su vista de mi para anotar algo en su libreta.
— ¿Cómo te está yendo en la universidad?
—Tuve que dejar una materia pero el resto va bien.
—Eso está bien. No tienes que sobrecargarte. No está mal tomar decisiones y darles prioridad a otras.
—Ya.
— ¿Sigues creyendo que San Diego ha sido mejor elección que Canadá?
Cuando volvimos con mamá de casa de mi padre, me dijeron que fuera a Canadá, que era lo que yo quería. No sé qué me motivo a rechazar eso e irme hacia mi segunda opción.
— ¿Quieres hablar de HighVille?
— ¿Qué podría querer hablar de ese lugar?
— ¿Qué hay de tus amigos de allí? ¿Has mantenido contacto con ellos?
—Claire vino hace dos meses, me hizo mucha ilusión verla, me llevara a un festival de música la semana entrante.
—Eso suena bien. ¿Te entusiasma?
—De hecho si. — Dije más ilusionada. — Nunca he ido a uno de esos festivales. Va todo el mundo.
— ¿Qué hay de ese chico?— mi estómago se apretó. — ¿Ace?
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Diez letras: serendipia
Teen FictionKylie Miller, va a pasar el verano antes de comenzar la universidad a casa de su padre en un pueblo de California. Su plan es simple: leer, dormir y estar tirada en las tumbonas de la piscina y ¡oh!... alejarse de su molesto vecino que de alguna for...