Capítulo XX

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— ¡SOLO SOSTENLO CONTRA SU HERIDA!— gritó Nils.

— ¡¿Joder, Nils, crees que no se hacerlo?!— exclamo Ace.

— ¡Pues hazlo bien, joder!

— ¡Eso hago!

Solté un grito que retumbo en todo el interior del auto cuando Ace apretó con más presión la herida.

— ¡¿Qué DEMONIOS LE ESTAS HACIENDO?!— Nils giró su cabeza.

— ¡Mira al frente!— le espeta Clay.

— ¡Es mucha sangre!— dice Ace.

—Tenemos que llevarla al hospital. — musita Nils.

— ¡No!— dicen Clay y Ace al mismo tiempo.

Creo que yo también traté de protestar pero estaba luchando con no desmayarme. Podía sentir la brisa helada que entraba por la ventana. No había viento afuera, eso era peor, significaba que Nils iba tan rápido como si quisiera ganar una carrera.

—No podemos ir al hospital. Harán preguntas que no sabremos responder. — le explica Clay.

— ¡Me da igual!

— ¡¿Y qué le dirás a los doctores, Nils?! Incluso ira su padre, y no precisamente como su padre sino como un policía. ¿Qué le dirás?

— ¡Se me ocurrirá algo, joder, necesita un maldito doctor!

—Podemos ir a la ciudad. No al hospital de aquí. — advierte Clay.

— ¡¿Y quieres que se desangre cuarenta minutos?!

— ¡JODER, ACE, ME DUELE!— ni siquiera sé cómo reaccioné pero en cuanto volvió a presionar todo mi cuerpo se encendió nuevamente. — ¡Aléjate de mí!

—No, Kylie, debes relajarte. — pero yo ya no lo escuchaba.

— ¡Dije que te alejes!— traté de levantarme cosa que fue inútil.

No sé qué me estaba pasando, solo no quería que me tocara. Dolía. Joder, sí que dolía. No quería que nadie me tocara.

—Listo. Me da igual. Iremos al hospital. — sentencia Nils.

— ¡No!— exclamo yo. — No iremos.

—No tienes voto en esto.

— ¡Soy yo a la que apuñalaron!

— ¡Exacto!

Volví a soltar un grito cuando Ace, pese a mis advertencias, volvió a apretar mi herida. Era mucha sangre, mucha.

—Solo piénsalo, Nils. Estaremos en muchos problemas si la ven así y comienzan a preguntarnos qué sucedió.

— ¡¿Y quieres que la deje así?!

—No es eso. — Interviene Ace. — Se refiere a que deberíamos pensarlo y lle...

— ¡Y mientras lo pensamos, ella se desangra!— Nils se giró para ver a Ace muy enfadado. Estaba pálido. Incluso yo note el miedo que tenía en su ojos.

— ¡MIRA AL FRENTE!— gritamos lo tres.

— ¡Mierda!

El auto se movió por completo. No estaba viendo hacia afuera asique no supe que había pasado pero sí que sentí como el auto se fue de la carretera y Nils trataba de no perder el control. De pronto, sentimos un fuerte frenazo por parte del auto.

—Y una mierda. — Nils se apeó del auto y abrió la puerta trasera, del lado de Ace. — Salte.

Ace hizo lo que Nils le pidió sin rechistar y cambiaron lugares. Nils se subió a la parte trasera conmigo y coloco su mano sobre la sudadera con la que Ace había estado haciendo presión.

Diez letras: serendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora