Capítulo IX

1.2K 92 25
                                    

Claire había venido a mi casa luego del trabajo. Había escuchado a uno de sus clientes hablar sobre una carrera o así. Creo que era una especie de fiesta. Cuando le preguntamos a Ace si sabía algo al respecto se había puesto tenso y evadió la pregunta; lo que nos confirmó que en definitiva el sí sabía algo. Claire pudo sacarles información a esos clientes y le dieron la dirección donde se haría.

Papá e Isabel habían ido a comer con sus amigos, asique no había problema con que saliera esta noche.

Vinimos a mi casa a que me cambie. Busque entre mi ropa y decidí ponerme unos pantalones cortos de jean, una camiseta de tirantes negras y mis botas.

Salí de mi habitación a la sala donde Claire estaba husmeando toda la casa.

—Oye. — Claire llama mi atención.

Levanté la cabeza para observarla sacudir las esposas de mi papá.

— ¿Qué haces con eso?— le espeté, sacándoselas.

—Estaban sobre la isla de la cocina. Están muy guay. ¿Las probamos?

La mire aséptica.

—No. — siseé. — No sé dónde están las llaves.

Claire hizo un puchero mostrando su desacuerdo.

—Bueno. ¿Nos vamos?

Asentí con la cabeza y tomé mis llaves.

Salimos de mi casa y nos subimos en su auto. Condujo hasta la dirección que le habían dado los del bar. Quizás era mala idea seguir indicaciones de un extraño. No se me había ocurrido pensar que quizás la habían engañado hasta que Claire salió de la ciudad dirigiéndose a no sé dónde.

—Creo que esto es mala idea. — musité

—Quizás deberíamos... ¡Ahí debe ser!— señala una zona del desierto donde había músicas, motocicletas y coches, demasiado.

Claire se desvió por una carretera un poco alejada de donde estaban los demás autos estacionados.

Nos bajamos del auto y fuimos hasta donde estaban todos. Se escuchaba una música muy ruidosa, apenas se podía entender la letra. Era como la que el idiota de Nils ponía siempre en mi parlante. La arena era anaranjada debido a los focos de luz eran bien amarillos y otras de neón; la ropa brillaba en algunos cuerpos.

La música era peor cuando llegamos. La gente estaba bailando y claramente estaba borracha. Había algunas personas subidas en la parte de atrás de las camionetas y saltaba mientras cantaban.

Cuando vi las motocicletas, abrí muchos los ojos. Eran carreras de motocicletas. Si no lo adivinaba por mi solita, las motos que estaban en la pista corriendo me lo diría.

Se distinguía perfectamente los dos bandos. Había uno a la izquierda, esos se veían como en las películas. Ropa de cuero, tatuajes, piercings, porros, cervezas.

Y el otro a mi derecha, ese se veía que tenía pintas de perd...

— ¡Mierda!— exclamé cuando reconocí a uno... no a dos.

Abrí muchos los ojos cuando hicimos contacto visual y su mano, que tenía la botella de cerveza llevándola a su boca, se detuvo.

— ¡Mierda!— repetí. Tomé el brazo de Claire y nos guie hacia el lado opuesto de donde estaba Nils. — Nils está aquí. — susurré como si pudiera escucharme.

— ¿Dónde?— se giró muy poco disimulada.

Maldecía cuando me hundía en la arena. Qué asco. Debí traer zapatillas.

Diez letras: serendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora