Sentí un peso caer, literalmente, sobre mí. Me desperté dando un respingo y tirando algo al suelo.
Me enderece sobre el sofá para ver a Gato en el suelo mirándome fijamente. Maldito Gato y su manera poco cuidadosa de despertarme.
—Auch. — escucho quejarse a alguien a mi lado. Me giro rápidamente.
Casi hasta me olvidaba que Nils había pasado la noche aquí.
—Hola. — Sonreí, nerviosa. — ¿Te golpee?
—Me golpeaste. — confirma.
—Lo siento. ¿Cómo te sientes?
—No sé. A ver, ven. — Tiró de mí hasta pegar mi cuerpo al suyo. — Ahora si me siento bien.
Sonreí como una tonta. Escondí mi cabeza en el hueco de su cuello para que no viera lo que me había afectado su comentario.
Nils acerco sus labios a mi frente pero nos tensamos al escuchar el manojo de llaves en la cerradura. Ni siquiera sé porque no nos movimos. Simplemente nos quedamos ahí como si alguien nos hubiera atrapado haciendo algo y ya era demasiado tarde. Mi padre entro a la sala y nos observó enseguida.
—Vaya. — dice. — ¿Recién despiertan?
Nils y yo hicimos un amago de contestar pero nada salió de nosotros. Claro que sabía que estábamos aquí. Debió vernos cuando se fue a trabajar. ¿Y ahora qué?
— ¿Te quedas a comer Nils?
—Yo...am...— nunca había visto a Nils tartamudear. — Quede con mi madre. Gracias, de todos modos.
—Oh, claro. Cuando quieras.
Nos quedamos ahí incomodos. Carraspeé y Nils se levantó del sofá para dirigirse a la puerta. Incluso yo note el amago que hizo de darme un beso como si fuera cosa automática pero recordó que estaba mi padre y se hizo el tonto. Fue tan obvio que incluso mi padre se debió de dar cuenta. Se dirigió a la puerta y salió por ella, dejándome con mi padre sola.
De los nervios, le sonreí y solté una risita.
Mi padre enarco una ceja.
— ¿Nils?— trató de ocultar su sonrisa.
Fruncí el ceño y me hice la desentendida. Me levante del sofá y tome las mantas y las mantas que había traído la noche anterior.
—No sé de lo que hablar.
— ¿No?
—Nop.
Lo deje en la sala y me encerré en la habitación. En cuanto cerré la puerta sentí que el aire volvía a mis pulmones.
Nils me había mandado un mensaje por la tarde diciendo que su mentira había cobrado realidad en cuanto piso s casa. Su madre y cito textualmente, lo había secuestrado. Me dijo que había una fiesta en la playa y que si quería ir, iríamos. Nuestros padres se juntaban esta noche asique no habría problema en salir. Pero dependía de mí, que tuviera ese gesto hizo que mi corazón diera un hueco. Luego de no pensar ni siquiera un segundo, le confirme.
Escaparme de casa había sido una tortura. Sabía que mi padre e Isabel saldrían esta noche con unos amigos, incluida la madre de Nils. Pero esperar a que ellos se fueran para recién poder ir a cambiarme y maquillarme había sido agotador.
No tarde mucho es vestirme, ya había elegido la ropa que quería ponerme. Tenía un top sin tiras blanco y unos pantalones cortos negros. Me calce mis botas hasta la rodilla y estaba encantada.
—Si no nos apuramos, Clay subirá y hará una escena. — Di un respingo en mi lugar al entrar en mi habitación y ver a Nils sobre mi cama. — Hola. — me sonríe y mi corazón se aprieta.
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Diez letras: serendipia
Teen FictionKylie Miller, va a pasar el verano antes de comenzar la universidad a casa de su padre en un pueblo de California. Su plan es simple: leer, dormir y estar tirada en las tumbonas de la piscina y ¡oh!... alejarse de su molesto vecino que de alguna for...