"Apaga, si quieres, tu lámpara, yo reconoceré tu oscuridad y la amaré"
-rabindranath Tagore.Los dos jugadores contrincantes se encontraban frente a una pantalla de computadora, pues estaban teniendo una larga charla con el señor Maradona. El hombre regañaba al alfa, por ser un desobediente y siempre querer evitar a su niñero, por otro lado el alfa solo respondía a regañadientes cuando esté le preguntaba sobre algo.
-¿Osea, vos querés que yo siga, a Guillermo a dónde él vaya?-se cruza de brazos.
El hombre sonríe. -No seas un pibe llorón, y obedece. No quiero dejarte solo-
-¿Pero y porque no, Di Maria?-maradona arquea una ceja y lo mira fijamente a través de la pantalla.
-¿Querés que te lo recuerde?-Lionel algo nervioso nega rápidamente y carraspea.
-Solo de aquí a que vos regresés, de Argentina-finge una sonrisa.
-Bien. Ahora, déjame solo con Guillermo, debo de darle algunas indicaciones antes de irme-
-De acuerdo, cuídate pá-sonríe de oreja a oreja y se despide de Diego. Aunque por dentro moría del enojo por el hecho de que ahora el se convertirá en un cachorrito, alado del Omega.
Ochoa plática con Maradona, le da algunas indicaciones y le dice lo que debe hacer para que Messi lo obedezca, como al igual que si cualquier cosa que pase, se lo haga saber de inmediato. Por otro lado el argentino estaba tendido en el suelo, esperando a que el jugador mexicano saliera de la habitación, miraba el techo, estaba demasiado aburrido.
Poco después el mexicano sale con su computadora debajo del brazo y mira a Lionel.
-Ve a tu habitación, debes descansar, Lionel-el semblante del mexicano era serio, no tenía ni una pizca de felicidad en el. Messi sin decir nada solo entra a su habitación, para así poder descansar.
El arquero mexicano se encamina hasta la habitación que le ha otorgado don Maradona, >frente a la habitación del capitan argentino<. Suelta un suspiro y se deja caer en el cómodo colchón de la habitación, coloca sus manos sobre su rostro y cierra los ojos por un momento. Interrumpiendo su calma, el teléfono del Omega resuena en toda la habitación, este gruñe y saca el dispositivo de su bolsillo; contesta.
-¿Diga?-pregunta, pues de lo exhausto que se encuentra no ha mirado quien lo llamaba.
-Memo, ¿Cómo has estado?-le pregunta la voz de un hombre mayor del otro lado de la línea telefónica.
Rueda sus ojos el rizado. -Tío...-aclara su garganta. -Bien, con abundante trabajo, ¿Y usted?-
-Excelente querido sobrino, solo quería saludarte y decirte que en unos cuantos días estaré en México y todos nos reuniremos por el cumpleaños de Nati, espero y nos puedas acompañar-suelta una risa ronca. -Pero que tonto soy, claro que irás, porque es tu madre-
Memo finge reír, pero por dentro la sangre le hierve del enojo que le tiene a ese hombre. -Me imagino yo, que iré tío-remarca la última palabra, con desprecio.
-De acuerdo, entonces nos vemos pronto, cuídate y espero me recibas con sorpresas-entre risas el hombre finaliza la llamada.
-Maldición, como lo odio-susurro para el mismo.
Dejando a lado su teléfono, se levanta y quita su camisa. Busca en uno de los cajones alguna prenda para poder dormir y así cambiarse. Ya listo para dormir, se recuesta sobre la cama y mira el techo. Lentamente sus ojos se van cerrando, quedando profundamente dormido.
[•••]
Pasaron los días tan rápido y era el último día del mundial, la final entre Argentina y Alemania. Los argentinos la daban todo en la cancha como al igual que los alemanes, la multitud cantaba y apoyaba a su equipo.

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Latidos De Amor
FanfictionMe convertí en el niñero del número diez de Argentina, sin saber que cambiaría mi vida por completo, convirtiendo en una vida aburrida, en una donde me hiciera sentir en una montaña rusa, llena de emociones. Dejando el odio de lado. Y ahora solo me...