Días antes...
El rizado se encontraba haciendo la cena en su acogedor hogar, Messi miraba el televisor. De repente el sonido de llamada se hizo presente en la cocina, Memo se dirigió hacia donde su teléfono se encontraba y contestó.
-¿Si, señor?-dijo simple, con una de sus manos libres apagó la estufa, para así poder ir a su habitación.
-El juicio de Sergio ya terminado, Messi puede volver a casa-su mandíbula se tenso y mordió su labio. De solo pensar que si alfa estaría nuevamente alado de aquel argentino molesto, hacia que le hirviera la sangre.
-De acuerdo señor-su expresión era sería.
-Dale la información a Messi, y en cuanto se la des, llama a la persona que estará a cargo de recoger a Leonel y traerlo de regreso a casa-dijo Maradona a través de la línea telefónica.
-Sí, señor. Gracias por la información, yo me encargo de que regrese a casa-claro que lo haría, pero por el momento no lo mandaría, no permitiría que Agüero volviera a tocarlo, porque era su alfa.
Sale de su habitación y la llamada finaliza. Messi se encuentra recargado en la pared del comedor, esperando a que Ochoa salga y pueda darle de comer, pues el nunca ha tenido la confianza de tomar algún plato de la alacena del mexicano, sin su autorización.
-¿Podés darme comida, che?-sonríe Messi.
-Claro, deja te sirvo un poco de carne con ensalada y algo de vino para acompañar-Memo atiende a su alfa y ambos comen en un ambiente muy agradable.
Después de la comida, en la radio suena una balada dulce, tranquila e hipnotizante. Memo se levanta de su asiento y le extiende su mano, el albiceleste nega varias veces.
-No se bailar-dice apenado.
El Omega lo jala hacia él y Leo se levanta de su asiento. -Yo te enseño-
Ambos bailaron al compás de la música, con el tiempo se sincronizaron y sus ojos no se despegaban por nada. Una sonrisa apareció en ambos y poco a poco la distancia fue acordándose. Sus respiraciones chocaban entre si, y Memo trago saliva, para así atreverse a besar los labios del argentino.
Las manos del más alto acunaron el rostro del más bajo, el argentino abrazo a Memo y simplemente disfrutaron de aquel momento que la vida les había dado.
Los días pasaron y memo comenzaba a comportar de una manera ambiciosa, la pasaba con Leo todo el tiempo, pues ponía de excusa que como el era su niñero debía quedarse a su lado. No quería dejarlo ir, porque Memo, sentía una sentimiento extraño, que lo impedía dejar ir a Messi.
Día actual, por la mañana...
Memo terminó de hacer una llamada, miro su reloj de muñeca, 5:35a.m. se acerca decidido a oa habitación de Leonel y entra, lo mira desde lo lejos, se encuentra descansando plácidamente en su cama, muerde su labio y se acerca poco a poco, como si se tratase de asechar a su presa.
-Leonel, despierta-palmea el hombro del argentino para que esté pueda despertar.
El alfa gruñe y se voltea, dándole la espalda al mexicano. -Andrés, despierta-su voz es firme.
El argentino despierta y mira a su alrededor, con el entrecejo fruncido, observa a Memo.
-¿Boludo, sos imbécil, porque me despertas?-pregunta molesto el alfa y con una voz ronca.
-Ve a ducharte, y acomoda tu equipaje. Vendrán a recogerte-Messi bosteza y sale de la cama.
-¿Qué?, Son las seis de la mañana Memo, porque me despiertas-frunce el ceño.
-Solo haz lo que te pido, tienes de aquí a las siete para estar listo-Memo sale de la habitación, Messi busca unas prendas cómodas, se mete a duchar, minutos después termina, acomoda su equipaje y sale de su habitación.
Observa a un hombre de cabello castaño con lentes quien está sentado en el sofá de la sala, hablando por teléfono. Está muy bien vestido como el mexicano.
-Sí, señor. El joven Messi acaba de salir de su habitación, no se preocupe que queda en buenas manos-sonríe el chico y finaliza la llamada.
-Y... ¿Guillermo?-cuestiona al hombre.
-Tuvo que salir, no volverá hasta por la noche. Me pidió que lo lleve al aeropuerto, para que pueda regresar a su hogar-el hombre se acerca a él y lo ayuda con su equipaje.
Antes de salir, el hombre le entrega un pequeño desayuno que le habían pedido que le entregará, Messi lo toma y da las gracias.
-No es por ser entrometido, vos. ¿Cómo te llamas? Y, ¿Quién sos?-cuestiona el argentino.
-Soy Jacob, el asistente personal del señor Ochoa-sonríe amablemente el chico.
Se encoge de hombros. -¿Él tiene asistente?-
-Así es, aún no trabajo como tal con él, pero mi superior me dio la orden de servirle al señor Guillermo en todo momento-toman el ascensor y bajan hasta el estacionamiento del edificio.
En todo el camino Messi y el asistente la pasaron en silencio. Hasta que el argentino decidió hablar.
-¿A dónde voy?-pregunta Leonel.
-Tomara su vuelo para argentina-responde el asistente.
Hace un mohin con su boca Messi. -Yo no quiero irme, quiero quedarme aquí-
-Su familia lo espera con ansias, joven Leonel-un nudo en la garganta se forma por parte del argentino.
-Guillermo, ¿Vendrá a despedirse de mi?-cuestiona.
-Me temo que no, él tiene planes en su trabajo-es lo único que dice el asistente.
El corazón de Messi se quiebra, lo ilusionó, le dijo que no se iría, que no lo dejaría, porque debía cuidarlo. Unas cuantas gotas de lluvia comienzan a caer por el cristal de la ventana, Messi traga duro y respira. El nudo en su garganta se hace más doloroso a cada gota que cae.
Después de unos minutos más en carretera llegan al aeropuerto, y esperan el vuelo de Messi. El jugador tiene una capucha sobre su cabeza y unos lentes oscuros, evitando que lo reconozcan. Jacob se mantiene a su lado.
-¿Puedo preguntar algo?-asiente el asistente. -¿Porque aún existen personas que lastiman e ilusiona? Te hacen creer que eres su centro del universo, que eres lo más preciado que tienen, y demuestran una "preocupación" por ti, cuando en realidad no lo sos-
-Tal vez porque quieren divertirse un rato y la única forma es con los demás, para después botarte-responde con la mirada fija en sus pies. Messi suelta un suspiro.
La hora de salida del vuelo ha llegado, Messi se despide del asistente y le da las gracias por acompañarlo, voltea nuevamente hacia atrás, teniendo la esperanza de que Memo llegué y se despida de él. Pero lamentablemente no está ahí, sino simples personas desconocidas.
Suelta un suspiro y toma sus cosas, para así dirigirse al avión.
El asistente da media vuelta y camina en dirección a la salida. Topando con un conocido en la puerta. El asistente solo lo mira, le sonríe y asiente. La persona le da unas palmadas en el hombro y de retira junto con él.
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Nota de la autora:
Bueno pues, nuestro pequeñito se regresó a argentina, vayan preparándose para lo que se viene, porque serán capítulos fuertes, tanto para nosotros, como los personajes.Les quiero, muchas gracias por el apoyo, chaooo
-Lu

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Latidos De Amor
FanficMe convertí en el niñero del número diez de Argentina, sin saber que cambiaría mi vida por completo, convirtiendo en una vida aburrida, en una donde me hiciera sentir en una montaña rusa, llena de emociones. Dejando el odio de lado. Y ahora solo me...