"La vida es una pausa entre dos misterios, demasiado breve para vivirla con un sueño ajeno.
-Octavio PazMundial 2014...
-¡Podés fijarte por dónde caminas, eh bobo! -dijo el argentino, mirando sus gaseosas derramadas en el suelo. Un sabor amargo se le presentaba al ver al arquero mexicano, Guillermo Ochoa.
Ambos se miraron con molestia.
-Pues tú fíjate, wey. Por eso tienes ojos, ¿no? -le respondió el mexicano, girando sobre sus talones y divisando con una sonrisa ladina a Javier Hernández. El "Chicharito" corrió hasta donde se encontraba el arquero y lo abrazó.
-Pensé que te habías perdido, canijo. Avisa cuando salgas -Memo asintió sin dejar de mirar a Hernández.
El omega mexicano sentía la mirada de su contrincante en la espalda. Soltó un pequeño suspiro y volvió a girarse para observar al alfa argentino. Arqueó una ceja y lo miró sin escrúpulos.
-¿Qué me mirás? -cuestionó Messi.
-Yo no soy quien te mira, eres tú quien no para de mirarme. Yo sé que te gusto, pero al menos disimula un poco, fresilla albiceleste -se cruzó de brazos el mexicano, mientras Chicharito observaba la escena, curioso.
-Pero, che. Dejá de decir boludeces. A mí vos ni me gustás; prefiero besarme con mi ex que besarte a vos, mexicanito -Messi frunció el ceño y apretó los puños.
Memo volcó los ojos y apretó la mandíbula. Estaba a punto de ir hacia el argentino, pero Chicharito lo detuvo, susurrándole un simple "No". Di Maria llegó junto al capitán y lo miró confundido, pero luego entendió: Messi estaba a unos cuantos pasos de la persona que detestaba.
El más alto de los argentinos tomó a Lionel de los hombros y se lo llevó hasta su habitación. Ochoa solo miró cómo se lo llevaban y sonrió, por fin lo habían quitado de su vista.
[...]
Ochoa se encontraba en la recepción del hotel donde algunos integrantes de los equipos se estaban quedando. Esperaba a Andrés, quien había ido por una sudadera a su habitación.
La leyenda del fútbol argentino se acercó rápidamente a Ochoa, llevando en mano una pequeña mochila.
-Hola. ¿Che, podés cuidar del número diez ante mi ausencia? -Memo miró a su alrededor, extrañado ante la pregunta de Maradona, y arrugó el entrecejo, señalándose a sí mismo.
-¿Quién? ¿Yo, señor? -estaba algo nervioso, pues Diego Maradona era una de las personas que quería conocer desde que era un niño.
-Sí, pibe. Vos podés cuidarlo. Ha surgido un problema en casa y debo llevarme a mi ex yerno de vuelta a Argentina -rascó su nuca-. Es que no tengo confianza en dejarlo en manos de los muchachos, pero por favor, te lo encargo mucho. Aquí tenés los medicamentos; hay una nota en donde dice cada cuándo debe tomarlos.
-¿De acuerdo? -Ochoa tomó la mochila que la leyenda le estaba dando y Maradona salió disparado hacia las habitaciones donde se estaban quedando los jugadores de Argentina. No sin antes agradecerle y decirle que debía ir al partido de hoy, pues jugarían y no quería que algo malo le pasara a su número diez.
Memo, algo atónito, miró la mochila que tenía en sus manos y la abrió, observando en su interior medicamentos para el dolor de cabeza, vitaminas y más vitaminas. A pesar de ser arquero de la selección y del club América, también era doctor, así que sabía para qué servía cada medicamento.
«Vaya que consentido es ese número diez. Aprecio a Maradona, pero ¿ahora también seré niñero?» pensó el mexicano, recargándose en la pared, mirando sus pies y soltando un profundo suspiro.
Sería niñero de quien menos se lo esperaba, y pues, ¿qué más da? Aquel número diez le cambiaría toda su vida por completo, al igual que ese niñero de rizos lo haría con el diez...
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Nota de la autora:
Este fanfic, es pura ficción, y lo hago solo por diversión, ya que me ha gustado escribir sobre Memo y Messi.Al principio de los capítulos tendrá un pequeño poema o frase de algunos poetas reconocidos como Mario Benedetti, Frida Kahlo, Pablo Neruda, Octavio paz o entre otros conocidos escritores reconocidos y no reconocidos.
Les quiero mucho y gracias por el apoyo que le han dado a "Amargo y Dulce"
Cuídense mucho<3
-Lu<333
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Latidos De Amor
Hayran Kurgu❗HISTORIA EN PAUSA ❗ Me convertí en el niñero del número diez de Argentina, sin saber que cambiaría mi vida por completo, convirtiendo en una vida aburrida, en una donde me hiciera sentir en una montaña rusa, llena de emociones. Dejando el odio de l...