"Yo te confieso que esto nunca me pasó antes
Y te confieso que no quiero hacer daño a nadie
Pero desde hace tiempo me perdí en tu mirada"
-Fonseca.La cirugía había salido con éxito, Memo estaba en la oficina de su suegro, atendiendo algunos asuntos que debían de arreglar.
-Bueno, cambiando de tema. ¿Cuándo comenzarán con los preparativos de la boda?-pregunta el director.
-Oh, pues aún no lo sé con exactitud, Saúl ha estado ocupado y yo también, estoy teniendo un trabajo temporal-comenta con seriedad.
-¿A qué se debe, ese trabajo?-cuestiona el hombre.
-Cuido a alguien, pues quien cuida a esa persona está teniendo problemas y después de que arregle sus problemas, volverá a cuidar de la persona-tensa su mandíbula de solo pensar que algún día Sergio Agüero volvería a tener a Messi en sus brazos.
-Te deseo suerte. Pero en cuanto termines de ese labor, vuelve al trabajo, el hospital te necesita-palmea el hombro del rizado y sale de la oficina.
El rizado sale de la oficina y se dirige hacia su consultorio, en el camino se encuentra con uno que otro colega y los saluda. Antes de llegar a su consultorio pasa a visitar a sus pacientes, pero uno en especial, el señor Pedro, un hombre de edad avanzada.
-Memo, hijito. Que gusto me da volver a verte, pensé que me habías abandonado-el señor ríe y memo se acerca a el con una sonrisa.
-Don Pedro como puede decir eso, yo nunca me olvidó de mis pacientes más queridos-el paciente sonríe.
-¿Cómo ha estado?, ¿Ha tomado sus medicamentos?, ¿El dolor en su columna no ha regresado?-mira el suero que gotea lentamente.
-No, gracias a Dios, todo está bien aunque se me antoja un cafecito para este condenado frío-ríe.
-No señor, usted no debe tomar cafeína ni alimentos con chocolate, recuerde que es malo para su presión arterial-lo regaña. -Un té o un atole de avena le hará bien-
-¿A caso quieres que me muera?, El café es vida, eso me da vida-dramatiza el hombre.
-No joven, déjese de pretextos. Usted debe de seguir con su dieta, si es que quiere salir de este hospital pronto-acaricia el grisáceo cabello del hombre. -Debo atender a otro paciente, así que cuídese bien, que cuando venga a verlo nuevamente, quiero que usted ya esté en mejores condiciones, hágale caso a las enfermeras-
-Te vas de nuevo, me dejarás morir-vuelve a dramatizar.
Suelta una risilla el rizado. -No como cree, soy doctor y yo me encargo de que mis pacientes vivan y estén bien. No tardaré en regresar-
-Esta bien, pero no se olvide de este viejo con dolores-rie el hombre.
Memo se acerca a él, el hombre lo abraza, memo corresponde al abrazo, se dan algunas palmadas en su espalda y después se separan.
-Cuídese doctor, y gracias por la visita-sonríe nuevamente el hombre.
-Gracias, igual cuídese mucho señor. Coma bien y tome sus medicamentos, pero no tome café ni tampoco chocolates-sonríe Memo.
-Bien, no lo haré-se recuesta el hombre en la cama.
-Tenga buen día-Ochoa sale de la habitación de su paciente y se dirige a su consultorio. Entra y encuentra a un alfa curioso, mirando cada uno de los diplomas y reconocimientos del arquero.
-Veo que mi paciente es muy curioso, no lo cree-comenta con una sonrisa.
Messi se queda mirando a Memo, deleitando que el mexicano se ve tan bien con aquella bata blanca con su nombre grabado. Y si, realmente se veía hermoso, como la primera vez que lo vio con un uniforme de médico.
El argentino, corre hacia su Omega y se abalanza hacia sus brazos. Memo lo abraza.
-Que guapo te ves-susurra, esperando de que esté no lo haya escuchado.
-Gracias, igual tú-besa la frente del albiceleste.
-¿Me escuchaste?-Memo hace un sonido en forma de afirmación. -Mierda-
El rizado solo ríe y sigue abrazando a su alfa, impregnando aquel excelente olor en él. Ambos se miran directamente a los ojos, aquel brillo en esos pares de ojos se puede observar sin ninguna dificultad, Messi baja su mirada hacia los carnosos labios de su hombre y lame los suyos.
Al parecer Memo aún no sé percata de que aquel pequeño alfa necesita saborear sus besos, así que decide alejarse unos centímetros de distancia. El albiceleste lo toma del cuello de su camisa y lo jala hacia su cuerpo, sus labios chocan entre sí, disfrutando de aquel dulce y reconfortante beso.
Memo posiciona la palma de su mano en la mejilla del más bajo y este como a su mano en los rizos de su amado. Sonríen en cada beso y uno que otro suspiro sale del pecho de Lionel.
Su pequeño momento de amor ha sido interrumpido por algunos golpes en la puerta del consultorio de Memo. Se separan y el rizado gruñe, acomoda su camisa, al igual que su bata y se dirige hacia la puerta, no sin antes mirar entre las cortinas de quién se trata.
Mira a Saúl, vestido muy formalmente, zapatos brillosos y limpios, un reloj bastante caro y una sonrisa en su rostro. Su mirada se posiciona está vez en Lionel y le dice que se siente frente al escritorio.
Finalmente la puerta es abierta, dejando pasar al pelirrojo, abraza a Memo y le da un cálido beso en sus labios.
Ambos se abrazan, el alfa olfatea a su Omega y frunce el ceño. Se acerca a su oreja y le susurra.
-¿Porqué hueles así?-pregunta dudoso.
El rizado sonríe y alza ambas cejas negando, y olfateando se a si mismo.
-Q-que, yo me huelo normal-dice algo nervioso, pero trata de ocultarlo.
-No es cierto, por...-mira detrás de Memo y se encuentra con Lionel Messi, quién ha estado observando aquella escena de la pareja. -Lionel Messi, ¿Cierto?-
-Asi es-responde mientras tensa su mandíbula.
-¿Qué haces por aquí?, Pues, no creo que estés viviendo por aquí-se acerca al argentino.
-He tenido algunas molestias y algunos pibes que recomendaron venir por aquí-sonríe forzosamente.
-Has venido al lugar indicado, el amor de mi vida, mi futuro esposo, es el mejor doctor, que mi papá ha podido contratar-sonríe está vez el pelirrojo.
-Me imaginó-dice sin quitar su sonrisa, se levanta de la silla y camina unos cuantos pasos hacia la puerta,(donde de igual manera se encuentra parado, el rizado).
-Bueno creo que es hora de irme porque...- el albiceleste tropieza debido que los cordones de sus zapatillas están desamarradas, el albiceleste cae en los fuertes brazos de su doctor y este lo atrapa sin dudar, los dos se miran, haciendo que las mejillas de Messi se tornen rosadas.
El rizado carraspea, y lo ayuda a levantarse, para después agacharse y atar los cordones del argentino.
-¿Se encuentra bien?-pregunta memo.
-Si-responde veloz.
-Tenga más cuidado y asegúrese de que sus cordones no estén suelto, sino podría llegar a lastimarse y causar lesiones graves, pues aún no se ha curado del todo de osteomielitis-se levanta y lo mira, lionel solo agacha la mirada por lo avergonzado que está.
-Sí-solo responde eso.
-porfavor cuídese, y nos vemos pronto-asiente y sale del consultorio.
-Ricitos, ¿A él no lo cuidabas?-pregunta curioso el pelirrojo.
El rizado se queda mirando a su futuro prometido y muerde su labio.
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Nota del autor:
Buenas noches, tardes, días, disculpen la demora al subir capitulo, no he tenido tiempo y apenas hoy termine de escribirlo.Espero y les guste, disculpen los errores de dedo, le quiero. Cuídense mucho, chao.
-Lu<3

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Latidos De Amor
FanfictionMe convertí en el niñero del número diez de Argentina, sin saber que cambiaría mi vida por completo, convirtiendo en una vida aburrida, en una donde me hiciera sentir en una montaña rusa, llena de emociones. Dejando el odio de lado. Y ahora solo me...