“Cuando cierro mis ojos, tu mirada viene a mi mente, mi corazón aún sigue herido, así que trato de olvidarte”.
-AnónimoCon lentitud pasaba el tiempo, los párpados de Lionel trataban de mantenerse abiertos y no cerrarse por todas las noches de desveló que llevaba desde la partida tan fría de Guillermo.
Guillermo se llenaba de trabajo a si mismo e intentaba que su mente se mantuviera ocupada todo el tiempo posible. Pero cada que terminaba los trabajos, se sentía el ser más despreciable que había, como si él fuese un monstruo que hirió a alguien tan preciado como lo era Messi. Por qué esa era la verdad, lo había herido y ya no podía hacer nada al respecto.
Las semanas comenzaban a pasar, pero cada día se sentía como un peso en los hombros de Guillermo. La familia Ochoa tenían un viaje familiar fuera de la ciudad, al día siguiente; así que, este se dirigió al hogar de sus padres.
La mujer miro con una gran sonrisa a su hijo y lo abrazo de inmediato, aquel abrazo fue como una curita al corazón del mexicano, pues lo hizo sentir un poco mejor. Se separon del abrazo. La mujer lo tomo con ambas manos y suspiro.
La mujer puede observar que el ha adelgazo un poco, suelta un suspiro al aire.—¿Has comido bien?—pregunta la madre de Memo, él asiente.
Con su pulgar acaricia las mejillas de su hijo y nega. —Pues parece que no querido. ¿Que ocurre?, ¿Quieres contarle a mamá lo que tienes?—
El rizado traga duro. —Solo son...—hace una pausa para encontrar las palabras adecuadas. —Problemas que espero poder olvidar muy pronto mamá—
—Los problemas no se olvidan, mi niño. Los problemas se enfrentan, y si hay algo que esté pasando con tu vida amorosa o algo más, no lo dejes pasar, recuerda que el arrepentimiento es el sentimiento que más puede doler—
—Mamá...—la mujer lo toma de la mano y lo lleva a un lugar más privado pues su esposo llegaba y cuando "el hombre de la casa" está, Memo no abre su corazón, pues no le gusta que las personas lo vean débil.
—¿Sí?—sonríe la mujer.
Una lágrima baja por la mejilla del rizado. —Estoy cansado—susurra Memo.
La mujer se queda callada y solo lo abraza como si fuese su un cachorrito, acariciando sus rizos con delicadeza.
—¿Qué te causa cansancio?—le cuestiona tranquila, pues aunque por dentro muera de dolor ver a su hijo así, ella se mantiene fuerte.
—Todo es confuso, yo...—hace una pausa y solloza. —No quiero casarme, pero no quiero romper una promesa que le hice a la familia de Saúl—
—Escucha tu corazón y si hay demasiado ruido para escucharlo, calma el ruido con la brisa o el ruido de las olas—sonríe la mujer y deja un lindo beso en la mejilla de su hijo.
Memo traga duro, y solo se dedica a escuchar la dulce voz de su madre.
—Si hay algo en lo que puedo sentir de tu corazón—coloca la palma de su mano en el pecho de su hijo. —Es que también hay alguien que te hace perder el control de ti, ¿Memito?—El rizado hace un ruido de que la escucha, la mujer continúa con lo que estaba hablando. —El chico que llevaste a la cena la vez pasada. Es él, ¿Verdad?, ¿Te enamoraste?—
Memo dudoso responde a las preguntas de su madre. —Amo a Saúl, yo...—
—Todo es confuso querido, sabes algo mi lindo cachorrito, desde el día en que supe que vendrías a mi vida te ame, y siempre lo haré, sin importar que esté a tu lado o no, quiero que sepas que la decisión que tomes yo te apoyaré, porque quiero verte feliz. Te amo mucho, hijo mío—limpia las lágrimas de su hijo y besa la punta de la nariz de Memo.
—Yo igual te amo mucho, mamá—el rizado abraza fuertemente a su mamá.
Todos comenzaron a empacar sus cosas, sería un viaje largo de diez horas, lamentablemente el rizado no podría acompañar a su familia pues teni asuntos pendientes que atender, pero les deseaba mucha suerte a su familia en el viaje.
La hora de partir había llegado y el mexicano despidió a sus padres y a su hermana. Ellos emprendieron camino a su viaje y memo se retiró al hospital ahí estuvo hasta las once de la noche, algo cansado y estresado se dirigió a su hogar, tomo una ducha y ceno algo ligero para así meterse a la cama y descansar un poco.
No tardó mucho para que el se quedara dormido debido a el sonido de la lluvia que lo relajo. Era una gran tormenta que no terminaría hasta el día siguiente. Todo era silencioso en su habitación, pero si teléfono comenzó a vibrar en la mesita de noche, él como pudo lo tomo y contesto.
“lamento informarle señor. Que su familia tuvo un accidente automovilístico cerca de las tres y treinta de la madrugada.
Están siendo trasladados a él hospital ZAMBRANO HELLION”
La noticia fue demasiado fuerte para el rizado haciendo que este se levantará de golpe de la cama, busco sus llaves de su auto y tomo un suéter se lo puso y salió de su casa, rumbo al hospital en donde trabaja. A toda velocidad, sobrepasando los límites de velocidad, llegó a su destino y se colocó su bata de doctor, subió al hospital y pregunto por el accidente automovilístico, pero aún no llegaban.
No tardó mucho, pues los paramédicos llegaron con tres camillas, teniendo a la familia de Ochoa demasiado lesionada, el corazón de Memo se rompió al ver, como su madre y su hermana tenían la ropa cubierta de sangre, sus rostros lesionados y el cuello de su madre con un collarín. Se acercó a los paramédicos y los ayudo.
—Mamá, porfavor resiste. Los salvaré, estarán bien—Memo comenzó su labor estuvo en cirugías toda la madrugada, y tuvieron que entubar a su hermana pues estaba en un estado de gravedad.
Su madre sufrió una fuerte lesión en la parte tóxica, uno de las partes del vidrio traspasaron uno de sus pulmones.
—Doctor—hablo una enfermera.
—Enfermera, pinzas—Extiende su mano el rizado. Mira a su madre y traga duro, escucha como el monitor del ritmo cardíaco hace un sonido de que está perdiendo al paciente.
—Desfibrilador, a 120 joules, ¡Rápido!—manda el rizado, las enfermeras asienten y lo ayudan, Memo comienza a dar los electrochoques a su mamá, pero aún el monitor sigue sonando.
—200 Joules—sube la potencia la enfermera. Pero aún sigue sonando aquel aparato. —360—
Lo hacen. Los ojos del rizado comienzan a llenarse de lágrimas y el comienza a sentir un dolor en su corazón. —Mami, porfavor. Vamos, no me dejes, tu puedes—intenta reanimar el corazón de su madre.
Lamentablemente no es posible hacerlo y el monitor deja de sonar, dando por entendido que la mujer acaba de fallecer. El mexicano suelta un grito desgarrador y se aferra a su madre, comenzando a llorar fuertemente, una de las enfermeras apaga el monitor y lo dejan solo para que pueda desahogarse.
—No, no, no, no—solloza. —Maldita sea, no mamá, tú no, no me dejes, porfavor despierta—
“siempre estaré contigo, hijo mío. Cuida de ti y de tu hermana, no te des por vencido y se feliz, no aceptes el matrimonio y solo ama a Messi. Quiero verte feliz.
Nunca olvides que mamá te ama, y que hiciste un buen trabajo salvandome, eres el mejor doctor e hijo. Hasta pronto mi, niño”
Los sollozos cada vez se hacen más fuertes y el dolor de la perdida de su madre duele a cada sollozo que da.
—Mamá—sorbe su nariz. —Te amo, porfavor despierta y sonríe como lo sabes hacer, ven si, te necesito, tu hijo aún te necesita—solloza.
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Nota de la autora:
Sin palabras, porque al igual que a ustedes me duele esto, pero todo pasa por algo, perdón.
Prometo que ya vendrán capítulos lindos.
Les amo y gracias por el apoyo❤️-Lu

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Latidos De Amor
FanfictionMe convertí en el niñero del número diez de Argentina, sin saber que cambiaría mi vida por completo, convirtiendo en una vida aburrida, en una donde me hiciera sentir en una montaña rusa, llena de emociones. Dejando el odio de lado. Y ahora solo me...