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25 de diciembre

Apartamento de Rei y Kazuki

El sol apareció por la ventana en la habitación de Kazuki, haciendo que el dueño de esta lograse despertar. Él se sentía mareado y era porque el aroma de Rei estaba por toda su habitación. Su primera reacción de eso fue levantarse de golpe, intentando no armar un alboroto al darse cuenta de que se encontraba desnudo y con su compañero mercenario de la misma forma en la que él estaba.

No podía creer que lo habían vuelto a hacer, pero tampoco evitó agradecer por revivir ese momento que ansiaba desde la primera vez que pasó. El Alfa decidió mirarlo, pues, en este punto, jamás se había percatado de que el Omega dormía con una expresión bastante relajada sin parecer un muerto viviente como cuando estaba despierto.

Sonrió como reacción de pensar esa comparación tras presenciarlo en ese gesto tan inusual e intimido, el cual, incluso le provocaba acariciar sus cabellos y estando, de esta manera, aproximó su mano para hacerlo, mas...

Ring, ring

Su teléfono comenzó a sonar a primera hora de la mañana. No tenía idea de quien podría ser tan temprano.

Suspiró de que le interrumpieron un momento importante. Realmente le irritaba, pero aun así se levantó de la cama, encaminándose a ponerse los calzoncillos que usó anoche para ir a contestar. Bostezaba con fatiga diciendo en voz baja para sí mismo de "voy, voy" por lo insistente que sentía esa llamada.

Kazuki hurgó por todas las prendas sueltas que había en la habitación hasta encontrarse con el traje de Santa en el que había dejado su teléfono para sacarlo de donde estaba. Tragó saliva al darse cuenta de que lo llamaba su jefe. Tenía miedo de lo que pudiese decirle al estar en la circunstancia en la que estaba, pero, aun así, contestó, pensando cual sería la razón de porque lo requería tan temprano.

—Buenos días, Kyu-chan, ¿qué necesitas?

—A Rei y a ti en el café ahora —ordenó con un tono bastante frío para luego cortar como si nada.

Por esa manera de hablar sabía que no debía hacerlo esperar, así que, comenzó a vestirse.

—¡Rei! ¡Despierta! —exclamó de la angustia.

Su compañero con ese grito solo levantó su cabeza. Estaba extrañado de que pudiese oírlo tan cerca hasta que vagamente recordó los sucesos de anoche de los que aún se mantenía la esencia que había en la habitación: pan y pudin impregnados en el aire.

Era por eso por lo que estaba tan relajado, también explicaba porque no sentía la cerámica fría de la bañera en su espalda.

Lo habían vuelto a hacer. 

Como primer reflejo decidió poner de pie e ir a hacer como si nada, pero al intentarlo, eraevidente que le costó poder dar un paso, pues sus piernas temblaron, haciéndole perder el equilibrio como en su primer encuentro.

—¿Qué? —se preguntó queriendo que su cuerpo le obedeciera, mas era inútil—. No otra vez...

Estaba molesto de que se repitiera esa reacción poco habitual en su organismo. Aún a este punto (siendo la segunda vez que tenía relaciones sexuales con su opuesto) no podía sobrellevarlo; su instinto Omega solo actuaba por consciencia propia por estar manifestando muchos de los impulsos que había reprimido siendo un adolescente.

—¡Vístete! ¡Kyu-chan quiere vernos! —le mandó el Alfa siendo un manojo de nervios.

El Omega quería levantarse, pero le costaba.

Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora