18 de febrero
Apartamento de Rei y Kazuki
Habitación de Rei — 6:00 a. m.
Como era de esperarse, el padre de Rei ese día que lo llamó le envío las instrucciones de la misión esa misma noche acerca de lo que debía hacer como el asesino perfecto que era para probar sus habilidades. A medida que las leyó, él no podía creer que la tarea era a las afueras de la ciudad. Ciertamente, de pensar que era por una zona así le hacía sentirse en peligro porque esto era un recado debía de hacer solo o de lo contrario vería las consecuencias.
Con haber leído esa última amenaza, en los días siguientes a eso, se puso a pensar en cómo mentirle a Kazuki de que se ausentaría este dieciocho de febrero para cumplir con algo del pasado que aún no podía deshacerse sin perjudicar al bebé en camino, pero al final de la semana no tuvo idea de que decirle sobre su futura ausencia. Rei estuvo pensándolo mucho estos tres días en los que se dispuso a aprender maneras de ocultar sus feromonas, la reciente marca hecha por un Alfa y de cómo hacer que su vientre abultado pudiese verse menos visible.
Sorpresivamente, las primeras dos cosas de ese repaso mental les había logrado tenerles una solución que involucraba: una inyección para los celos de Omega que suprimiría el olor de su esencia a pudin por unos dos días y un collar que usaban los de su jerarquía para evitar provocar que los Alfas quisieran morder sus glándulas.
Era evidente que ninguno de estos objetos su compañero se había enterado de que los consiguió cuando este se iba a hablar con Kyutaro acerca de los pequeños trabajos que podría hacer para tener un sustento.
Sin embargo, ante las circunstancias, aquel Omega no tenía tiempo de sermones de Alfas si sabía la razón por la que los usaría. Suficiente tenía con el de su antiguo jefe que le recordaba que el plazo del mandato que le dio estaba por acabar y que no era bueno alargarlo. Realmente, con tener eso en mente le generaba pánico afectando, de cierta forma, sus feromonas.
Para no alterarse más de lo que estaba, volvió a su recapitulación del plan con el inconveniente que le quedaba ahora y este era su vientre de trece semanas. Este destacaba mucho, y con los caprichos de los últimos días no había dejado de querer comer cualquier cosa dulce haciendo que agarrara más peso de lo usual, logrando así, que sus viejos trajes no le quedaran y eso era un gran problema.
—De saber que esta semana querías crecer tanto no me hubiera dejado llevar por esos antojos —comentó estando en su habitación buscando la manera de arreglarse con el esmoquin—. Ninguna de las camisas o el saco me queda... Ni siquiera me cierran los pantalones...
Rei se observaba en el espejo queriendo estar enternecido por la manera que su cuerpo lucía, no obstante, al darse cuenta de que estaba intentando ponerse ese traje elegante no podía sonreír al saber lo que significaba tenerlo puesto.
Él suspiró para luego sentarse en la cama. Estaba bastante ansioso y eso le irritaba a nivel de sus síntomas de embarazo. Tenía miedo, mucho miedo de que fallara la misión del Alfa que lo procreó, se enterara de su secreto y que eso perjudicase a Kazuki, el bebé y él.
Esa idea llenaba de lágrimas sus ojos, pero no sé permitía llorar.
Quitándose esos pensamientos. Giró su cabeza al reloj que estaba en la mesita de noche de la habitación que marcaba las seis y cuarenta de la mañana. Debía dejar de sumergirse en sus especulaciones, estos le comenzaban a afectar demasiado y terminaría perdiendo la noción del tiempo.
Por esa razón, decidió cambiar su vista a su abdomen, del cual no evitó colocar una de sus manos sobre el mismo queriendo relajarse con aquel gesto.
—Bebé, esto... —intentaba iniciar una conversación, después de todo, Kazuki le dijo que ya los escuchaba (o esa era tonta idea que le daba)—. Hoy necesito hacer algo que, aunque no quiera, debo hacerlo por nuestro bienestar y el de Kazuki —exhaló nuevamente—. No vayas a manifestarte, por favor... No quiero que te pase algo y me disculpo si por los esfuerzos que haga hoy te lastime.
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Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| Kazurei
FanfictionRei y Kazuki eran compañeros, solo eso. Ninguno tenía interés en el otro, a pesar de ser completamente opuestos, ni siquiera en sus muchos momentos que podían haber estado respirando sus propias feromonas por tanto tiempo. Sin embargo, como...