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3 de Agosto

Hospital Unasaka

El mes decisivo para el embarazo de Rei llegó, este no estaba muy emocionado de que había llegado, pues teniendo nueve meses no había presentado ninguna molestia en particular que dijese que su hija estuviese lista para venir.

        Él sabía que no simbolizaba una buena señal, pero su compañero le dijo que era mejor no preocuparse más de lo necesario, que, ante cualquier cosa, lo sabrían en el chequeo.

       Rei se encontraba sentado junto a Kazuki enfrente del escritorio de la doctora Anna esperando los resultados acerca de sus exámenes de sangre. Cómo estos eran los que tomaban más tiempo, decidieron pasar a adelantar la ecografía, y ahí fue donde las preguntas surgieron.

      En la imagen se podía ver cómo la bebé (con el nombre de Miri) estaba boca arriba para esta semana del último trimestre. La especialista llegó a pensar que podía deberse a qué había poco espacio y se quedó encajada, pero su paciente le explicó que siente como se mueve, incluso dónde suele estar el peso de su cabeza.

       Así que, eso no era, lo cual solo le daba hipótesis a la única mujer de la habitación con respecto a lo que pasaba. Su cara buscaba de ser bastante inexpresiva para no alarmar a los futuros padres, pues lo que les había comentado un tiempo de seguir alargando la espera se haría realidad.

      Estuvo buscando más de sus suposiciones que dieran base a lo que creía en el examen de rutina con aquella imagen blanco y negro que tenía en pantalla. Estos solo afirmaban más lo que pensaba, y era evidente que el Omega en la dulce espera lo notaba, sobre todo, porque seguía haciendo solo más preguntas.

     Lo tenía alerta, al punto que también el Alfa que observaba y escuchaba los latidos de su hija no sentía que les fueran a decir una noticia agradable, pero aun así, antes de poder oírla, la doctora solo mantenía sus observaciones comunes de que la bebé tenía todo su cuerpo formado, que su cabeza no presentaba ninguna anomalía, incluso que sus pulmones estaban desarrollándose como los demás órganos.

      Un alivio que hizo sentir a los padres de que la formación de la bebé era estable, sin embargo, cuando la alarma que avisó con un "pipipí, pipipí" de que los resultados de sangre tuvieron su veredicto, fue que fueron a ellos.

     Kazuki ayudó a Rei a enderezarse en la camilla para pasarle una servilleta para que limpiara el exceso de gel que había en su abdomen.

     —¿Crees que ya esté lista por nacer? —le preguntó el rubio en voz baja para saber cómo se sentía.

    —No lo creo —le respondió el azabache acariciando su vientre al descubierto—. No me siento como han dicho que debería de sentirme para este trimestre, si me siento pesado con esto de que Miri se mueve mucho dentro de mí, pero es algo que puedo soportar.

     —Mmm, ¿no lo dices por alardear sobre nuestra pequeña tiburocín?

     —¿Qué cosa?

     —Hace poco me reclamabas que no puedo opinar nada de lo que sientes con respecto a Miri porque yo no soy quien la lleva.

     —Ah si, por eso, no puedes. Ya te he aclarado que no eres quien tiene ganas de ir al baño por las noches como si fuera mi vida dependiera de eso —le recordó refiriéndose a sus conversaciones pasadas—. También con esto de la hormona sexual... Me siento un poco del deseo como la vez pasada...

      Eso provocó una sonrisa en Kazuki.

      —Oh, con que ahí es donde están ahora mis síntomas del rut. Tú eres quien los está soportando por tu estado —la esencia a pan del Alfa no evitó en liberarse sutilmente para intentar persuadir a su Omega—. Eso explica varias cosas...

Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| KazureiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora