10 de junio
Mercado "Aquí lo encuentras"
Después de la celebración del cumpleaños de Kazuki, muchas cosas pasaron las semanas siguientes una vez que el Rut que pasaron juntos terminó. Como siempre, duró los siete días de la semana que habitualmente duraba, y eso tuvo a aquel Alfa y Omega gozando en el sofá del apartamento sin importarle mucho lo que sucediese a su alrededor, pero cuando dicho periodo de celo acabó, pues como era de esperarse: Kyutaro no fue piadoso de que con él por no cumplió con el trabajo como lo acordaron, así que, en todos esos días que estuvo disfrutando, recibió encargos extras como castigo.
Sin embargo, eso no fue todo con lo que tuvo que lidiar, también se presentó el apetito voraz del embarazado que exigía comida por haber solo estado comiendo otra vez de los fluidos corporales de quien lo embarazó para aguantar esa hambre insaciable.
Fue un alivio que habían dejado el pastel hecho, eso fue lo que el Omega se devoró sin problema alguno como su desayuno mientras su Alfa en el otro lado de la mesa se tuvo que poner manos a la obra con el trabajo que dejó pendiente por hacer acompañado del nuevo.
Cuando todo estuvo cubierto, los días transcurrieron con normalidad. Las consultas la doctora Anna fueron un poco breves, ya que, Rei en los exámenes no presentaba ninguna anomalía, dolencia o malestar y como lo comentaba también: Kazuki hacía que cumpliese con todo lo que le ordenaba. Después de todo, hacia que él se tomara sus vitaminas, hierros y ácido fólico diariamente para evitar cualquier incidente.
Además, desde que se encontraba embarazado había dejado de fumar hace un tiempo, por lo cual, otros aspectos en su salud habían mejorado y nada lo estaba afectando.
Solo se podría especificar que en los términos de la placenta era lo único con lo que seguía estando un poco inestable como el tema del azúcar, mas esto ya dependía de los antojos que controlaban el paladar del Omega. Su Alfa ante eso si buscaba de controlarlo lo más que podía, aunque se cansaba de que últimamente comiese esos onigiris que pedía en la madrugada desde hace dos meses, pero si no los hacía era tener al embarazado irritado un buen rato porque no lo mimaban.
Ciertamente, los siete meses que Rei tenían eran muy evidentes; su vientre se desbordaba más por encima de sus camisas, ni siquiera podía ver sus pies, dado que ahora su bebé tiene un tamaño medio similar al de una lechuga y, según su doctora, pesa más de un kilogramo y mide más de veinticinco centímetros desde la coronilla hasta el coxis, lo cual logró hacer que tuvieran que comprar una talla de ropa dos veces más a la que usaba antes, puesto que si la suya ya no le quedaba, la de Kazuki le estaba apretando un poco y ambos prefirieron prevenir.
Aquello era una buena noticia en parte, sin embargo, algunos síntomas que afectaban al embarazado tenían que ver con su espalda ante los movimientos que hacia su hija buscando la posición más cómoda dentro de él. Como consejo de su especialista al estar aún en el estudio de la etapa final de riesgo para saber si el embarazo debe de seguir alargándose o no, les mencionó lo de contar sus patadas para promediar si cumplía con lo reglamentario, con respecto a, sus estímulos en desarrollo.
Sin duda, estar al pendiente de tantas cosas en esta etapa lo tenía un poco cansado porque era mucho que pensar y con el detalle la frecuencia por ir al baño cada diez minutos estando en casa le irritaba un poco, pero era, ciertamente un alivio reconfortante.
Para él, era buena reconocer que ella estaba bien dentro de su cuerpo, a pesar de todo.
A decir verdad, eran demasiados sucesos.
Es por eso por lo que, al darse cuenta de que el tiempo continuaba pasando, decidieron empezar con lo que habían quedado la vez pasada en supermercado antes de ese alocado Rut compartido que llevaron aquella pareja de opuestos. Ambos se encontraban, en estos momentos, en el mercadillo revisando las estanterías buscando comida para su hogar como viendo cunas para poder armar una habitación para su futura hija.
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Un Regalo Inesperado |Buddy Daddies| Kazurei
FanfictionRei y Kazuki eran compañeros, solo eso. Ninguno tenía interés en el otro, a pesar de ser completamente opuestos, ni siquiera en sus muchos momentos que podían haber estado respirando sus propias feromonas por tanto tiempo. Sin embargo, como...